lunes, 13 de marzo de 2017

Sangre Sucia 9

Sorpresa, sorpresa! Como les había prometido, voy a tratar de terminar los fics que dejé a medias. Este es uno muy especial para mí por ser el primero en este universo y por las características particulares de los personajes, opuestos aislados que se encuentran en un mundo cada vez más incierto.
RECOMENDACIÓN: Lean el capítulo anterior.
Espero que les guste.
A.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&

Capítulo 9
Whispered something in your ear.
It was a perverted thing to say.
But I said it anyway.
Made you smile and look away.
Nothing's gonna hurt you baby.
As long as you're with me, you'll be just fine.
Nothing's gonna hurt you baby.
Nothing's gonna take you from my side.
Nothing's Gonna Hurt You Baby / Cigarrettes After Sex

-Es así como me ves? – Preguntó Hermione finalmente, con la garganta apretada.
-Es así como te imaginaba – Respondió él, nervioso a la espera de un veredicto – Casi siempre usas una túnica o ropa holgada, así es que hay zonas de tu cuerpo que tuve que imaginar.
-Como mis pechos… – Murmuró ella, mortificada por no cumplir las optimistas expectativas del mago.

-En el tallado de madera es más fácil quitar que agregar material – Repuso él descendiendo a la altura de ella en la silla para susurrarle en el oído, por la espalda – Esta pieza está en proceso, y ahora que conozco tu cuerpo en detalle sé exactamente cuánto debo quitar para hacerla cercana a su modelo… - Dijo Draco, luego depositó un suave beso en el lóbulo de la oreja de la chica y agregó - Tengo que hacerla fiel a la realidad, ya que va a ser mi compañía y el testimonio de que alguna vez estuviste aquí – Afirmó alejándose violentamente y destilando una tóxica mezcla de amargura y resignación.
Al escuchar esas palabras y el tono de desazón, el corazón de Hermione se encogió de dolor. En parte era un malestar físico generado por una profunda empatía que sintió por el sufrimiento y la soledad de Malfoy, pero de alguna forma lo que él dijo también repercutió en sus propias emociones, alcanzando ese rinconcito de su alma donde almacenaba su propio sufrimiento.
Draco estaba emocionalmente expuesto frente a ella, y probablemente no sabía cómo manejarlo.
El hombre frente a ella no sentía una infatuación momentánea o pasajera, él era diferente a los demás, él no estaba atraído por su rango en El Ministerio o la tonta fama de la que gozaba y la hacía aparecer de vez en cuando en la portada de la revista “Corazón de Bruja”, ni tampoco soñaba con la mujer que ella podría llegar a ser.
No, él amaba la persona que era, y en vez de tratar de enjaularla o contenerla le demostraba con hechos su apoyo silencioso, asistiéndola como una sombra, pero sin interferir en su misión.
Una misión que por lo demás él despreciaba. A Draco le importaba un pepino que el mundo se derrumbara a su alrededor. No tenía nada que ganar o perder… Salvo por ella. Maldita sea! Él es tan obstinado! Si Hermione volvía al campo de batalla, sabía que él estaría ahí, con o sin su permiso.
Pero por otro lado… Oh! No debería pensar en estas cosas…! Pero… Era realmente razonable retomar su vida en Londres? No era un suicidio tal como estaba la situación? Cómo sería en cambio olvidarlo todo y recomenzar de cero una vida nueva? Tal vez una vida junto a Draco?
Imaginó recomenzar su vida con otros nombres, otros trabajos, otras metas… Tal vez incluso considerar la posibilidad de una familia, algo a lo que ya mentalmente había renunciado hace tiempo…
Nunca antes lo había pensado seriamente, pero enfrentada a esa pasión constante y abnegada que él le demostraba, ella sintió que sí existían otras alternativas que nunca antes consideró… Que locura imaginarlo…!
Una idea rupturista emergió frente a sus ojos: Tal vez no era su exclusiva responsabilidad el salvar el mundo.
Que otros lo intentaran y se expusieran por una vez!
Después de todo Harry es el elegido, no? El único que puede vencer a Voldemort?
Todos los demás somos peones en el juego, retrasando lo inevitable.
Y hablando de recomenzar… Siguió con el ejercicio de visualización. Cómo sería criar niños “mestizos” en un mundo que los rechaza abiertamente? Si seguían en Europa, Hogwarts probablemente no los aceptaría como alumnos, sus opciones laborales estarían limitadas al prejuicio de la identidad de sus padres, e incluso sus amistades… Demonios! Qué amistades?
Mierda!
Draco era odiado por todos, eso era un hecho... Un traidor a ambas partes, el asesino de Dumbledore a ojos de la comunidad mágica; y un fracasado indigno de su familia para los seguidores de Voldemort.
Quedarse con él significaría un mundo cuesta arriba. Todo sería difícil, ella se convertiría en una paria a su lado.
Ni siquiera sus mejores amigos, Harry y Ron la entenderían.
Le darían la espalda…
Pensarían que la maldijeron con algún encantamiento oscuro, tal vez el mismísimo “Imperio”…
Maldita sea! Los escasos segundos que se permitió el considerar quedarse con Malfoy, le demostraron lo dura que sería la vida con él.
Pero luego los segundos posteriores, aquellos en los que pensó cómo sería abandonarlo, en no volver a verlo nunca más… Fueron físicamente dolorosos.
-Granger! Granger, qué te pasa? Te duele algo? – Preguntó él sacudiendo a Hermione por los hombros.
-Mmmh? – Parpadeó ella, despistada, sacudiendo la cabeza para aclarar sus pensamientos. Se había sumergido profundamente en sus reflexiones y se había perdido en sí misma, y ahora que regresaba lo veía todo borroso… Su rostro estaba húmedo… Sus ojos estaban cargados de lágrimas… Estaba llorando sin darse ni cuenta de cuándo comenzó.
-Estás bien? – Repitió él arrodillándose frente a ella para verla a los ojos.
-No fue nada… – Respondió ella tragando compulsivamente para pasar el nudo de su garganta. Una vez que se serenó señaló para que él apoyara la cabeza en su regazo, que es donde descansaban sus manos – Ven… Siéntate a mis pies, déjame tocarte.
Draco la miró dubitativo pero obedeció, sentándose en el suelo, dándole la espalda, y apoyando su mejilla en los muslos desnudos de la chica.
De inmediato Hermione enredó sus dedos entre las finas hebras del cabello de Draco, y comenzó a acariciar su cuero cabelludo en patrones rítmicos y sensuales. Él poco a poco comenzó a relajarse.
Draco suspiró satisfecho y abrazó las rodillas de la chica.
-Granger… Qué te pasó? Por qué estabas llorando? – Preguntó él después de unos minutos en silencio, sin girarse.
-No es nada – Dijo ella automáticamente.
-Granger… – Gruñó él y tiró del dedo pequeño de su pierna derecha.
-Aaaah! – Chilló ella – Cosquillas no, me rindo, me rindo! – Exclamó tratando inútilmente de escapar. Sus piernas aún no le respondían, por lo que no había lucha posible.
-No voy a dejar de torturarte hasta que confieses – Dijo él girándose hasta quedar de frente a la entrepierna de la chica, cubierta parcialmente por su camiseta – Y soy paciente, no olvides que soy un Slytherin.
-No es… - Repitió ella, y sintió los dedos de él rozar la planta de su pie izquierdo.
-…Tengo tooodo el tiempo del mundo – Dijo él entrecerrando los ojos – Y una vista excelente de tus bragas de lunares – Agregó.
-Yo… - Frunció el ceño y se detuvo. Cuánto revelar? Qué pensaría de ella? Sólo habían compartido un par de besos y ya soñaba con fugarse con él… Pensaría que estaba loca? Desesperada? – Yo… Estaba pensando en el momento en el que deba partir… - Dijo finalmente, rendida a lo inevitable, a ser honesta, porque no sabía ser de otro modo.
-Tan apurada estás por deshacerte de mí? – Preguntó él furioso, dolido y sorprendido, como si hubiera recibido un golpe físico.
-L… Lo contrario – Dijo ella muy despacio, bajando la mirada – Estaba pensando en lo duro que será partir, porque estaba imaginando cómo sería quedarme a tu lado, estar contigo de verdad…
-Y…? – La animó él, tratando de controlar su expresión facial para simular una de indiferencia.
-Me imagino que comencé a llorar al pensar… Olvídalo, es una tontería… - Sacudió la cabeza, avergonzada.
-Mierda Granger! Qué es lo que te hizo llorar? – Exclamó él, impaciente.
-Ya te lo dije! Pensar en dejarte! – Respondió ella exasperada – Me permití por un instante imaginar una vida distinta, lejos, donde nadie sepa de nosotros, donde pudiéramos ser una pareja más – Sollozó derrotada, y Draco se acercó y tiernamente acunó su rostro limpiando sus lágrimas con sus dedos – Fueron sólo un par de segundos… - Balbuceó ella – Pero lo vi claro en mi mente como si fuera un recuerdo real… Supongo que subconscientemente es algo que siempre he deseado…
-Qué imaginaste? – Preguntó él cerrando los ojos, tal vez para no revelar el dolor que lo desgarraba por dentro. Sería posible? Tenerla para sí? Para siempre? No, no se atrevió a soñar.
-No te vas a reír de mí? – Musitó Hermione. El antiguo Malfoy habría disfrutado de un momento de vulnerabilidad como el que estaba presenciando.
-Nunca de ti – Afirmó él seriamente – Sólo contigo.
-Yo imaginé… Que tú y yo nos largábamos – Comenzó - Renunciábamos a todos los conflictos que no nos pertenecen y nos íbamos lejos, sin mirar atrás. A un lugar donde no importe tu familia o mi genética, donde no haya guerra, donde no debamos temer por nuestras vidas… Fue solo un momento de debilidad, olvídalo… - Dijo profundamente ruborizada.
-Qué más? – Preguntó él muy grave, descansando nuevamente su mejilla en las rodillas de Hermione.
-Tendríamos… Tendríamos una pequeña familia… - Murmuró ella acercando su mano al rostro del mago, que nuevamente cerró los ojos al sentir su toque.
-Continúa – Rogó él – Con detalles…
-Este… Tendríamos un chico y una chica, él sería mayor, tu heredero y sucesor, para que no reclames que no respetamos las tradiciones… Me lo imagino de unos  doce años y con mi cabello castaño y desordenado y tus ojos grises… Y siempre tendría un libro en sus manos y … - Hermione suspiró satisfecha – Y la chica… Dios! Sería tan hermosa, Draco… Parecería una pequeña Veela! En mi sueño tendría como tres años y sería igual a ti, con tu cabello casi plateado y esa piel que parece de porcelana, y tu sonrisa malvada, que revela que siempre estás planeando algo… La imagino cubierta de barro y a ti también… Supongo que habrán estado jugando como Muggles, o tal vez ella se cayó y tú la recogiste, no lo sé, pero los dos se ríen de algo… Tal vez de mí y del regaño que los espera por parecer un par de cerditos… - Sonrió tristemente.
-Cómo se llamarán? – Preguntó él con la voz ronca y una expresión indescifrable.
-Ugh? – Preguntó ella, ausente.
-Nuestros hijos, cómo se llamarían? – Insistió.
-No lo sé, no llegué a imaginar tantos detalles en tan poco tiempo, pero si tengo que adivinar… - Trató de pensar rápido - Ella estoy casi segura de que se llamará Diantha… - Dijo tomando confianza al ver que él no se burlaba de sus historias – Estoy improvisando, nunca se mencionó en mi fantasía, como te dije fueron segundos, casi una postal, pero ese nombre siempre me ha gustado…
-Qué significa?
-Es un nombre griego, significa “Flor divina”.
-Griego… - Repitió él.
-Mi familia materna es de Grecia – Aclaró Hermione.
-Y el chico…? Mi… Mi hijo – Preguntó en un murmullo casi inentendible.
-Creo… Creo que Liander – Hermione sonrió para sí – Es un buen nombre… Fuerte y masculino.
-Liander… Liander… – Repitió como saboreándolo - Qué significa? – Preguntó él.
-Significa “Fuerte como un león”. Muy Griffindor de mi parte… Te debo haber ganado una apuesta para que me permitieras hacer una cosa semejante – Se rió ella.
-Éramos felices? – Preguntó él, atento como si cada palabra de ella fuera la predicción de un oráculo.
-En mi sueño sí – Dijo ella delineando los labios de él con la yema de los dedos – Vivíamos alejados, en un lugar parecido a éste, y el mundo exterior no importaba… Fue un sueño muy egoísta… - Admitió.
-Es egoísta querer ser feliz? – Preguntó él frunciendo el ceño.
-Lo es cuando se tienen obligaciones tan importantes como las mías o al parecer, las tuyas – Dijo ella.
-No es tu misión salvar el mundo Granger, el Señor Oscuro va a ganar, de eso no hay duda, y cuando así sea, van a cazar a los últimos disidentes como ratas y los van a usar de ejemplo para ahogar cualquier iniciativa de revolución… Eventualmente te van a atrapar a ti y  yo voy a morir tratando de liberarte, te parece ese un buen plan? – Preguntó.
-No, no lo es, pero… La Orden… - Balbuceó ella.
-Por favor, entiende de una vez que La Orden ya no existe! – Exclamó él, exasperado – Nos van a matar por nada Granger, vas a entregar  tu vida a una causa perdida, y de paso vas a condenar la mía.
-Nadie te obliga a seguirme – Dijo ella, molesta.
-Pero te amo, maldita sea! – Le gritó él poniéndose de pie – Qué alternativa tengo sino seguirte adonde vayas? Si al menos valiera la pena lo entendería, pero lo que pretendes es un suicidio en pos de una ideología, no un cambio real… En este conflicto tú no vas a hacer la diferencia! Si regresas a Londres te van a atrapar en tu departamento, o en el mismísimo Ministerio. A los Mortífagos ya no les preocupa llamar la atención, la sutileza es cosa del pasado…
-Pero… La Profecía… - Murmuró ella.
-Qué profecía? La de San Potter? “Cara Cortada”? La que dice que él va a acabar con el mago más poderoso que ha existido? Ni siquiera es bueno en un duelo con alguien de su edad! Además, si de verdad es su destino salvarnos, dónde demonios está? Qué ha hecho nuestro salvador durante todos estos años de guerra? Huir, eso es lo que hace. Esconderse para salvar su miserable pellejo. Nunca ha peleado, nunca ha arriesgado nada propio, y mientras tanto, deja que su supuesta mejor amiga se exponga al peligro, cumpliendo con un trabajo que la expone día tras día, amarrada al peligro constante de ser la guardiana de los secretos de La Orden, lo que es una condena a muerte en sí misma…!
-No es así! – Exclamó Hermione con menos intensidad – Él si ha hecho sacrificios, y perdió a sus padres, y a Sirius, y a Dumbledore…!
-Él no tuvo nada que ver con esas muertes – Dijo Draco encogiéndose visiblemente ante la mención del director – No se relacionan con sus propias acciones.
-Pero Sirius… En el Departamento de Misterios… Él siente que es su culpa… - Insistió Hermione, con aún menos entusiasmo. Sería desleal no defender a sus amigos, pero en honor a la verdad, lo que Draco decía no era nada que ella misma no hubiera pensado antes, llena de culpa.
-Black fue una carnada, nada más. Es lo que el Señor Obscuro hace, te manipula, se mete en tu mente, juega con tus emociones, e identifica tus puntos débiles, hasta que llega un punto en el que no sabes reconocer qué es real… Es imposible negarse… Le basta con sembrar una idea… Tú, por ejemplo – Dijo mirándola intensamente.
-Yo qué?
-Tú eres la mejor carnada del mundo Granger, eres una de las pocas personas que sacarían a Potter y a los que queden vivos, del agujero donde se esconden, y con tu necia lealtad ni siquiera te das cuenta de lo egoísta que fue él al dejarte atrás para enfrentarte a todo sola…
-Te equivocas, yo no soy realmente tan importante, si lo fuera ya me habrían tratado de abducir, pero nadie ha intentado nada… - Dijo ella a la defensiva.
-…Que tú sepas – Terminó él la frase – Yo he sido tu escudo por años y lo seguiré siendo, pero por favor, de una vez comprende la gravedad de la situación: La Orden no existe, El Ministerio está infiltrado por cientos de espías, y San Potter no da señales de vida. Si regresas a Londres sería lo mismo que entregarte, es eso lo que quieres? Que nos entreguemos juntos?
-No! Tú no! – Dijo ella de inmediato – Tú no tienes nada qué ver...
-Tienes que saber que si alguien te toca un solo pelo yo voy a intervenir, y ya sabemos cómo va a acabar aquello… - Dijo él cerrando el asunto.
-No… - Suspiró ella, agotada. Demasiado agotada para discutir – No Draco, tú no…
-Vamos Granger, ya es suficiente por hoy – Dijo él fríamente al verla casi cabeceando de sueño, y se incorporó levantándola en sus brazos – Hora de acostarse.
Ella no respondió, pero se aferró a él con sus manos.
Draco bajó la escalera y depositó a la chica en la cama con todo cuidado.
Ella lo miró lánguidamente, pero hacer sin decir nada.
-Estás bien? – Preguntó él al fin, más incómodo con su silencio que con sus gritos airados.
-Bien – Asintió ella – Draco dime… Estás enojado conmigo?
-No – Suspiró él, aliviado de escucharla – No realmente… No me puedo enojar contigo por ser tu misma, verdad?… Cabezota e impulsiva.
-Draco… Tú… Me abrazarías hasta que me duerma? – Preguntó ella agrandando los ojos inocentemente y batiendo sus largas pestañas.
Él no contestó, pero sin vacilar se quitó los pantalones y calcetines, quedando sólo en camiseta y bóxer.
-Quieres que te gire? – Preguntó.
-Sí, por favor – Respondió ella, que descansaba sobre su espalda.
-De espaldas o de frente a mí? – Preguntó con sus manos en la cintura de la chica.
-De frente – Indicó ella –Mi cabeza en tu hombro y mi mano sobre tu corazón…
-Así? – Preguntó él siguiendo las instrucciones.
-Ajá, y mi pierna sobre tu pierna – Agregó ella.
-Eres un monstruito bastante demandante, no? – Sonrió él, respirando su esencia sin disimulo.
A pesar de lo precario de las circunstancias, Malfoy por un momento se permitió ser feliz. Con ella en sus brazos se sentía sereno y completo, y se esforzó en no pensar en el mundo exterior o en la inminente separación.
-Lo soy – Admitió ella haciendo un pequeño gesto de encoger los hombros que se sintió como toda una hazaña – Mmmmh… Hueles taaan bien… – Agregó inhalando profundamente la clavícula del mago.
Pasaron unos instantes de dulce silencio, abrazados, aprendiendo la temperatura, el tacto, el aroma y hasta el ritmo de los latidos del corazón del otro. Comenzaron inconscientemente a respirar al unísono, y Draco eventualmente cubrió la mano de ella que descansaba en su pecho y sin poder contenerse más, descendió su rostro para besar a Hermione en los labios.
Ella respondió de inmediato emitiendo un suave gemido de satisfacción y simplemente se dejó llevar... Este fue un beso distinto a los demás, fue lánguido y dulce, se tomaron su tiempo en conocer sus geografías, y de alguna forma lo impregnaron de sentimientos, aquellos que aún les quedaban por comprender.
Cuando el beso al fin se terminó, él lúdicamente frotó con su nariz la punta de la nariz de su bruja, haciéndola sonreír.
-Hermione… Háblame… Cuéntame más de lo que imaginaste…- Pidió, sonando casi avergonzado por su solicitud.
-Ya te lo dije, fueron sólo segundos – Dijo ella hablando muy bajito – Tan solo… Recordé de pronto que en pocos días debería irme, y me di cuenta de lo dolorosa que era esa alternativa… Me pregunté entonces qué pasaría si cuando recupere el movimiento de mis extremidades en vez de volver a mi casa y a mi trabajo, simplemente te raptara y desapareciéramos tú y yo…
-Dónde iríamos? – Preguntó él sonriendo cuando ella dijo “te raptara”, acercándola aún más a sí con sus brazos.
-Primero que nada, a mi banco Muggle – Dijo ella – Tengo una caja de seguridad con todo mi dinero muggle y mis ahorros en galeones… No es demasiado, pero serviría para empezar…
-Yo también tengo dinero – Dijo él – La herencia de mi madre…
-Pensé que estaba en Gringotts? – Preguntó ella – No podemos ir allá.
-No, hace un tiempo decidí que era demasiado riesgoso el hacer retiros periódicos, así es que hice una última visita y lo saqué todo. Era demasiado imprudente aparecerme de forma habitual para hacer retiros menores.
-Bueno, entonces tenemos dinero – Dijo ella encogiendo los hombros, sin parecer impresionada por la liquidez financiera – Luego escogeríamos un destino lejano, tal vez algún país de Sudamérica no suscrito a tratados internacionales con el Ministerio de Magia Británico, de ese modo sería más difícil seguirnos la pista… Aunque pensándolo mejor, en esa zona tú llamarías demasiado la atención, tu colorido es único… - Lo estudió un segundo - Pero quizás podríamos ir a Canadá, ellos son bastante neutrales en todo sentido, su población mágica es reducida y físicamente te puedes integrar mejor…
-Me gusta la miel de maple y la nieve - Dijo él ausentemente, mientras enredaba sus dedos en los risos de la chica.
-Perfecto, entonces podemos ir a la región de Nunavut, ahí no vive casi nadie, a menos que quisieras vivir en una ciudad de verdad y pasar por Muggle?
-No! – Exclamó él – No tengo problemas en actuar como Muggle parte del tiempo, pero tener que vivir a la defensiva todo el tiempo por miedo a cometer un error… No…
-Te gustaría una cabaña como esta? – Preguntó ella dibujando con su dedo corazones en su pecho.
-Más grande – Dijo él, cerrando los ojos – Al menos tres dormitorios.
-Diantha y Liander? – Preguntó ella.
Él asintió y apoyó su mentón en la coronilla de ella.
-Dime más – Pidió.
-Viviríamos juntos, cortando de raíz todos los lazos con la comunidad mágica… Nadie sabría si estamos vivos o muertos, y al final con el tiempo a nadie le importaría – Dijo ella – Aprenderíamos a convivir entre nosotros y aunque probablemente nos odiaríamos la mayor parte del tiempo…
Él trató de decir algo pero ella lo interrumpió
-…Lo sé, lo sé, pero es la forma en que funcionarían las cosas, Malfoy, admítelo, ambos somos testarudos y tenemos personalidades dominantes… Pelearíamos como perros y gatos, pero siempre nos reconciliaríamos, y a la larga superaríamos las dificultades…
-Porque me amarías? – Preguntó él tímidamente.
-Porque te amaría – Repitió ella bostezando.
Draco besó su frente largamente, y algo terrorífico comenzó a crecer en su interior. Algo que seguro lo destruiría… Algo muy parecido a la esperanza.
-Y yo te amaría a ti – Dijo él instantes después, en voz baja – Quiero tener todo eso Granger… Por favor… No me quites mi futuro…
Pero ella no lo escuchó… Su bruja ya se había dormido.
La fantasía de Hermione era curiosamente lo más real que tenía en su vida como fantasma, y se aferraría a ella con uñas y dientes.
“Liander” – Pensó – “Mi primogénito”… Si de verdad se parecía a su madre, el chico sería puro intelecto e integridad. Sin importar cómo fuera sería su orgullo, y le demostraría afecto aunque le costara por no ser la manera de relacionarse de las antiguas familias.
Y nunca, nunca lo azotaría, por medios mágicos o Muggle.
No es que Hermione lo fuera a permitir.
Y por otro lado estaba la pequeña Diantha… Una niña… Suya… Una niña, que lo amaría de manera incondicional… Como nadie lo hizo nunca…
Eso, eso es exactamente lo que quería, admitió para sí.
Qué no haría Draco Malfoy por su familia? Matar, torturar o engañar, todo valía, nada importaba.
Sólo Hermione y la implícita promesa de algo mejor.
Cerró los ojos y escuchó en su mente una risa infantil.
Ahí estaba ella, esperándolo…
El pequeño y adorable diablillo rubio rió, jugó y danzó en su mente sin descanso por un largo rato…
No la quería perder…
Hasta que finalmente no resistió más y cayó dormido.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
Ahí tienen, cuéntenme qué es lo que opinan.
Abrazos.
A/N: No, nadie tiene el poder de ver el futuro, los relatos de Hermione son sólo historias, ideas, posibilidades de lo que podría ser, y Draco se aferra a ellas como ciertas porque son mucho más dulces que la realidad.





No hay comentarios.:

Publicar un comentario

No olvides comentar!!!

Calendario