viernes, 17 de marzo de 2017

Sangre Sucia 10

Ya ven, estoy inspirada… Este cap. creo que les va a gustar, al menos a mí me pareció dulce.
Escuchen la letra de esta canción, que refleja muy bien el espíritu de la relación entre Draco y Hermione.
Un abrazo grande, comenten, que eso ayuda mucho a un escritor para saber en qué dirección va, y nos estamos leyendo.
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Capítulo 10

Sometimes I hate every single stupid word you say
Sometimes I wanna slap you in your whole face
There's no one quite like you
You push all my buttons down
I know life would suck without you
At the same time, I wanna hug you
I wanna wrap my hands around your neck
You're an asshole but I love you
And you make me so mad I ask myself
Why I'm still here, or where could I go
You're the only love I've ever known
But I hate you, I really hate you,
So much, I think it must be
True love, true love
True Love / P!nk

Hermione comenzó a despertar lentamente, y como se estaba haciendo costumbre, hizo un rápido inventario de su cuerpo.
Podía mover los dedos de sus manos y las muñecas.
Podía flexionar los codos.
Trató de mover los dedos de los pies y lo logró sin esfuerzo.
Sus tobillos se sentían un poco débiles, pero podía rotarlos.
Flexionó una rodilla y lo logró, pero sus movimientos eran imprecisos y sus músculos se agotaban rápidamente.
Dentro de todo, era lo mejor que se había sentido en días.

Pero había algo más…
Una nueva y plácida sensación.
Un nuevo aroma que la envolvía.
El calor de otro cuerpo junto a ella.
Un par de brazos que rodeaban su cintura por debajo de su camiseta, en contacto directo con la piel.
Ni más ni menos que Draco Malfoy en toda su gloria, dormido y aferrado a ella como un náufrago a un trozo de madera.
Cuánto habían dormido?
Qué día era?
Había mucho que hacer, que decir, que preguntar, que planear… Pero ella lo único que realmente quería era aprovechar la oportunidad para meter su mano por debajo de la camiseta de Malfoy y confirmar si su piel era tan suave y sus músculos tan firmes como lo había imaginado.
Sigilosamente, movió su brazo tratando de contener los espasmos musculares y el leve temblor que la afectaban, de modo de no hacer movimientos bruscos hasta que llegó al borde de la camiseta, y dedo a dedo metió la mano bajo el algodón.
Apenas lo alcanzó a rozar en el costado cuando un sonido junto a su oreja la sobresaltó.
-Se te perdió algo? – Preguntó una voz burlona, ronca de sueño. Podía escuchar su sonrisa satisfecha.
-Mierda! – Exclamó ella sacando la mano de inmediato, muerta de vergüenza.
Al quitar la mano su antebrazo rozó sin querer la erección matinal del mago, apenas contenida por sus bóxer.
Él siseó cerrando los ojos y proyectando instintivamente la pelvis hacia la fuente del estímulo, y ella se paralizó como un conejo encandilado.
Esto no era correcto… Y no era lo que esperaba, si es que esperaba algo.
Draco… Estaba tan duro… Emitía tanto calor… Y lo que fuera que cubría su ropa interior se había sentido enorme.
No es que hubiera tenido tiempo de evaluar a conciencia lo que tocó, pero eso no evitó que todo tipo de imágenes sucias inundaran su activa imaginación.
-Te aprovechabas de mí mientras estaba inconsciente? – Preguntó él mordisqueando el lóbulo de la oreja de la bruja, que sólo reaccionó estirando su cuello, ofreciendo más piel que besar -Y si es así, puedo yo aprovecharme de ti hasta quedar a mano? – Agregó.
-Lo siento… – Dijo ella girándose y hundiendo su rostro en el pecho de él, ya que no tenía dónde más escapar – Lo siento, no quise hacerlo…! No realmente…
-O quizás no te pudiste contener? – Insistió él absolutamente fanfarrón, sonando como el Malfoy de antaño, lo que en lugar de fastidiarla por alguna razón le produjo ternura por su familiaridad.
-Quería… Solamente quería tocar tu piel – Confesó ella – Quería tocarte como me estabas tocando tú a mí mientras dormíamos.
-Entonces tienes mi autorización: Con toda confianza, tócame – Dijo él en un tono más obscuro y sensual. Maldito sea!
Pensó en recular, en cambiar el tema o en huir al baño, pero apretando los dientes reunió valor como una auténtica Gryffindor, y habló con tono seguro.
-Ayúdame – Dijo ella después de una pausa en la que ponderó nuevamente en lo que se estaba metiendo. Por supuesto, al final ignoró las sirenas de alerta – Ayúdame a dirigir mi mano para tocarte, aún no he afinado mi motricidad.
Draco pausó sus movimientos por un instante, como sorprendido, y luego delicadamente entrelazó sus dedos a los de Hermione, quedando la palma de su mano contra el dorso de la de la chica, y lentamente la guió desde su propio vientre hasta su estómago, rozando a contrapelo el vello que crecía en una línea central que apuntaba desde su pecho hasta el interior de sus shorts.
Oh…! Mierda! Malfoy era distinto a cualquier hombre que hubiera tocado previamente… La diferencia era difícil de definir, pero tenía otra textura, otra consistencia, ese aroma que se intensificaba al haber dormido juntos, sólidos músculos en el interior y piel lisa y suave en el exterior.
Impecable simetría, nada de defectos, nada de grasa extra, la encarnación de la fuerza y poder físicos. Una maldita obra de arte ambulante… Con razón era tan engreído!
Resumiendo, Draco no era nada menos que perfección, tal como era de esperarse en un Malfoy… Lástima que su padre hubiera arruinado la piel de su espalda – Pensó ella ausentemente – Seguro habría sido una hermosa espalda.
-Granger… - Dijo él.
-Mmmh? – Respondió ella almacenando la mayor cantidad de recuerdos sensoriales de ese momento, para usar si llegaba el momento en el que ya no estuviera a su lado.
-Me manoseaste mientras estaba inconsciente y sigues sin darme los buenos días… Que chica más mal educada eres… Dame un beso! - Exigió más que pidió.
-No! – Exclamó ella.
-No? – Preguntó ofendido – Me estabas toqueteando mientras yo estaba dormido y vulnerable, y no me merezco ni un maldito beso en compensación?
-No me he lavado los dientes – Repuso ella rápidamente, cerrando los ojos y rogando que la tierra se abriera y se la tragara.
Casi lo pudo escuchar rodando los ojos.
-Accio varita! – Exclamó él sacando de mala gana la mano de dentro de la camiseta de Hermione. La varita voló desde el estante en el que la había dejado a su mano extendida – Scourgify! – Dijo apuntándola a ella - Scourgify! – Dijo apuntándose a sí mismo – Alguna otra objeción? – Preguntó impaciente.
-Mmmmh… No te alcanzo – Dijo ella levantando apenas el mentón, más que nada por molestar.
-Me vuelves loco Granger – Dijo girándola sin ningún cuidado sobre su espalda. Cuando estuvo sobre ella, en vez de besar su boca, levantó la enorme camiseta que la cubría destapando su estómago, y lamiendo desde el borde mismo de sus bragas hasta la base de su diafragma, dejando a su paso un rastro húmedo que procedió a soplar con aire frío.
Muchas cosas pasaron a Hermione a la vez: Su piel se erizó haciéndola lucir como un pollo desplumado, la sangre se agolpó violentamente en su sexo de forma casi dolorosa, sus pliegues se humedecieron hasta literalmente empapar sus bragas, su corazón se aceleró, arqueó la espalda buscando más, inhaló sorprendida, y exhaló en un vergonzoso gemido.
-Adoro tu piel – Dijo él sin separarse, mordisqueándola suavemente – El color es perfecto, exótico, es casi dorado, como si siempre estuvieras un poco bronceada por el sol… Te hace ver… Comestible… Te deseo Granger, no tienes idea de cuánto ni por cuánto tiempo…
-La tuya si que es perfecta – Repuso ella abrumada, con los ojos bien cerrados, concentrada en la explosión sensorial que la abrumaba – Aunque no esperaba nada menos de un fino ejemplar de raza pura como tú – Agregó risueña.
Él no respondió pero mordió su costado más fuerte de lo necesario, castigándola lúdicamente por su comentario, y haciéndola gritar.
-No más razas – Le dijo lamiendo dulcemente la mordida, para aliviar el dolor – Entre nosotros nunca más se va a mencionar eso salvo cuando queramos comprar un perro.
-Nunca más? – Preguntó ella enternecida al ver cómo se habían revertido los papeles y ahora era Draco el que se oponía terminantemente a la discriminación, mientras ella a fuerza de repetición casi comenzaba a creer en su propia inferioridad.
-Nunca más – Declaró él.
-Bien… - Dijo ella enredando sus dedos en el cabello del mago – La mayoría de los insultos me daban lo mismo, pero me dolía cuando me llamabas san…
-Nunca más! – Exclamó él, entre dolido y furioso.
-Vale, vale, lo prometo…! – Dijo ella en un tono conciliador.
-Granger… - Dijo él depositando un beso sobre su ombligo - Estás bien con lo que estamos haciendo? – Preguntó él, delineando el borde de sus bragas con la yema de sus dedos.
-No… - Jadeó ella.
Él se paralizó y su rostro volvió a convertirse en una máscara inescrutable.
-Quiero más… – Continuó Hermione, retorciéndose para encontrar fricción en algún lado.
-Qué es lo que quieres? – Preguntó él, trepando por el cuerpo de la bruja hasta que estuvieron frente a frente, con el sexo de él descansando en el Monte de Venus de ella.
-Quiero más… - Dijo ella deslizando sus dedos por la curva de la espalda del mago.
-Si te doy más qué me darías a cambio? – Preguntó él, girando apenas las caderas.
-No sé… Lo que quieras – Dijo ella mordiéndose la boca, al borde de la desesperación – Draco, ha pasado tanto tiempo desde mi última vez, que ya debo haber regenerado mi himen… Y estoy tan lista para ti… Lo sientes, verdad?
Draco deslizó su mano entre ellos y rozó la sección de las bragas que cubrían el centro de su bruja. Efectivamente estaba empapada.
-No estás lista para que te haga el amor – Afirmó él, cabreado y volviendo a rotar en pequeños círculos sus caderas, rozando el área que cubría su clítoris – Para eso debes estar completamente recuperada, todo funcionando como se debe… Pero si me dejas tocarte libremente te aseguro que no te vas a arrepentir.
Por un momento Hermione se sintió un poco rechazada al habérsele ofrecido tan descaradamente sin obtener lo que quería, pero racional como siempre, empujó esos pensamientos al fondo de un cajón y se concentró en lo que él sí le podía dar.
-Qué me harías si te diera permiso? – Preguntó, coqueta.
-Partiría por comerte la boca a besos, porque aún no me das los buenos días – Dijo él hablándole al oído – Luego te quitaría esa maldita camiseta y adoraría tus pechos como vengo queriendo hacer desde que te comenzaron a crecer, hace como 8 años atrás… Fue una tortura diaria el verte convertirte en una mujer sin poder acercarme… Nunca pensé que algún día te tendría así, completamente a mi merced – Sacudió la cabeza con una sonrisa – Te parece bien ese plan?
-Y después…? – Musitó ella sin responder a la pregunta.
-Improvisaré – Dijo él sumergiendo sus dedos en los risos de la chica. Agarró un puñado de cabello y dirigió el rostro de ella a encontrarse con el suyo – Salúdame como se debe, Granger…
-Buenos días, Malfoy – Dijo ella con una dulce sonrisa.
-Bésame – Ordenó el mago acercando su boca hasta casi tocarla.
-Bésame tú – Lo desafió ella.
-Tengo que recordarte que mientras estés en esta casa eres mía? – Preguntó él, sin saber realmente si molestarse o reírse. Las mujeres que seducía solían hacer lo que él pedía sin discutir, por lo que su bruja lo descolocaba.
-Eres tú el que quiere un beso, así es que haz el trabajo completo y ven a buscarlo – Respondió ella levantando la nariz en un gesto arrogante, sabiendo que nunca podría ganarle en una competencia de sexappeal, pero sí podía desestabilizarlo.
-Me vas a rogar Granger – Masculló él deslizando su mano por debajo de la camiseta, con dolorosa lentitud, hasta abarcar completamente uno de los pechos de la chica.
La deliciosa sensación casi tomó a Hermione desprevenida, pero al último momento realizó una jugada maestra: Dirigió su mano derecha hacia sus caderas, y moviendo un poco el tronco la ubicó entre sus cuerpos, donde procedió a agarrar la erección de Malfoy, tratando de abarcar la mayor superficie posible.
Ambos gimieron y se arquearon ante los estímulos recibidos, pero cuando Hermione siguió acariciándolo con movimientos lentos y seguros, él dejó caer la cabeza en el hombro de ella.
-Bésame y di que te rindes – Demandó Hermione.
-Jamás! – Gruñó.
-Bésame y di que soy imbatible – Insistió ella apretando un poco su agarre.
-Mierda Granger! Me vas a hacer acabar en mis shorts como su tuviera doce años… - Dijo él con los dientes apretados.
-Ew! Espero que no! – Dijo ella arrugando la nariz – Bésame y ríndete Malfoy…!
-No – Dijo él.
-Bueno, vale, entonces declaro este desafío de voluntades como un empate – Dijo ella soltándolo y encogiendo los hombros, como resignada.
-Q… Qué? – Preguntó él, pasmado. Necesitaba eyacular! Nunca antes se había interrumpido estando tan cerca de la meta.
-Tengo hambre, qué hay de desayuno? – Preguntó ella, como si nada.
-Qué? – Insistió él, shockeado.
-Desayuno, hambre, comida – Dijo ella empujándolo para que rodara y se bajara de ella.
-No me puedes dejar así! – Exclamó él.
-Mmmmh – Ella hizo como que pensaba – El asunto es que tú crees que puedes mandarme, y te equivocas. Como ninguno de los dos va a ceder, mejor declaremos un empate y hagamos otra cosa…
Draco la observó unos instantes analizando la situación, pareció sufrir un terrible conflicto interno, y finalmente se lanzó sobre ella devorándola a besos en los labios, el rostro, el cuello y los hombros, dejándola emerger solamente para respirar, y usando sus manos para acariciar su estómago, muslos y pecho.
Hermione soltó una carcajada, lo abrazó con fuerza, y como pudo entrelazó sus piernas a las de él, respondiendo con entusiasmo a las caricias de su peor enemigo.
oooOooo
Desayunaron tarde, cuando el hambre le ganó a la euforia y las tripas les sonaron vergonzosamente a los dos.
oooOooo
Pasaron horas enredados entre las sábanas, él usando sus bóxer y ella sólo sus bragas.
Ya no había vergüenza, ambos se sentían cómodos habiéndose explorado exhaustivamente (salvo por lo que había debajo de las pocas prendas que llevaban, a insistencia de Draco que dijo que no podría resistirse a cogerla sin la barrera psicológica de la ropa interior), así es que abrazados tuvieron conversaciones eternas sobre todo y nada, interrumpidas por un ocasional beso o caricia, y deliciosas sesiones de besuqueo que los dejaban jadeantes y borrachos de endorfinas.
En un momento en el que Draco estaba recostado sobre su propio estómago, Hermione comenzó a delinear con sus dedos las cicatrices dejadas por los castigos mágicos. Eran cientos de líneas, y él se quedó muy quieto soportando estoico el escrutinio, sin decir palabra por varios minutos, hasta que sintió las tibias gotas de agua que caían sobre sus omóplatos.
-Estás llorando Granger? – Preguntó con la garganta apretada de rabia. Odiaba las cicatrices y odiaba que Hermione se culpara por ellas.
-No… Me estoy enjuagando los ojos por dentro – Respondió ella con la voz rota, y antes de que él pudiera decir algo, se agachó y comenzó a cubrir de besos cada centímetro de la piel mancillada.
-No quiero que llores por mí Granger… Nunca por mí – Dijo él cerrando los ojos y a su pesar, disfrutando de las caricias.
-No lo hago – Negó ella, con la voz quebrada – Yo no gastaría mis lágrimas en un chiquillo malcriado y fanfarrón como tú – Dijo sin dejar de besarlo.
Él la amó diez veces más sólo por ese comentario.
-Te faltó un trocito – Dijo Draco de pronto.
-Mmmmh? – Se levantó ella.
-Te faltó un trocito sin besar, si vas a someterme a semejante ataque de sentimentalismo y cursilería, al menos haz el trabajo como corresponde – Dijo tratando de picarla.
-Por aquí? – Preguntó ella señalando con su dedo, sin caer en su juego.
-No, más arriba – Dijo él.
-Aquí? – Preguntó ella.
-A la derecha, antes de llegar a la columna – Dijo él.
-Tienes razón, a lo mejor si me salté este pedazo – Reconoció ella con toda calma, y lamió y besó profusamente el lugar desatendido – Puedo continuar donde me quedé?
-Adelante – Dijo él, con aire dadivoso – Pero atenta, que si vas a adorar mi cuerpo y a cubrirme de besos, demando que hagas un buen trabajo.
-Te duele? – Preguntó ella tranquila, aun ignorando las provocaciones y siguiendo con la tarea.
-No… De hecho casi no tengo sensibilidad en la zona, salvo por la piel sana que hay entre las cicatrices.
-Tiene sentido, deben haber acabado con las terminaciones nerviosas superficiales – Dijo ella – Pero sientes la presión?
-Sí – Respondió él.
-Y el calor y el frío? – Insistió.
-Sólo en la piel sana.
-Como me imaginaba, tu piel está maltratada como si hubiera sufrido quemaduras de tercer grado, que es lo que pasa con la magia negra – Dijo terminado su recorrido de besos – Listo! – Exclamó orgullosa, y besó su cuello, justo bajo la nuca – Estás sano!
-Segura que no quieres seguir aplicándote y besar mi trasero? – Preguntó rodándose para quedar de espaldas bajo su bruja – Mierda Granger! Cada vez que te miro me vuelvo a sorprender…
-De qué? – Preguntó sentándose en el estómago de Malfoy completamente desnuda de la cintura hacia arriba y muy campante.
-De que estés aquí conmigo, de que seas real, de quieras que te toque, de que quisieras discutir conmigo y escuchar mi versión de las cosas…
Ella se agachó para abrazarlo.
-Sabes qué? No hay un lugar en el mundo donde preferiría estar en este momento – Respondió la bruja, totalmente honesta.
Draco la atrajo a sí para besarla apasionada, salvajemente, mientras en su mente repetía una y otra “Gracias, gracias, gracias…”.
Puede que eventualmente el sentido del deber de Hermione le ganara a la conveniencia o al sentido común, pero eso no significaba que  él estuviera dispuesto a separarse de ella… Ya nunca podría a volver atrás, a vivir solo, a no poder hablarle de todo y nada o decirle cosas escandalosas sólo para enfurecerla… No renunciaría a poder tocarla…
Si tenía que salir a pelear con su propia familia a cambio de pasar el tiempo que le quedaba en el mundo a su lado, le pareció un trato justo.
oooOooo
-Draco… Duermes? – Susurró ella acariciando  tiernamente las hebras platinadas de su cabello. La cabeza de él descansaba con su mejilla apoyada en el estómago de ella, y llevaba un buen rato en silencio.
-No – Respondió simplemente.
-Qué haces?
-Aprendo la forma de tu ombligo… Memorizo el aroma de tu piel… Sincronizo mi pulso al tuyo… Trato de fundirme en ti…
-Si lo logras vamos a ser un ser amorfo de ocho patas, como un pulpo o una araña – Dijo ella, divertida con la imagen. Su activa imaginación ya estaba visualizado a la monstruosa creatura.
-Te equivocas, Granger; si tú y yo nos fusionáramos crearíamos al ser perfecto, el más inteligente, sagaz, carismático y hermoso del mundo. Y sus poderes serían imbatibles – Dijo completamente convencido.
-A veces quisiera tener esa enorme confianza en mí misma – Dijo ella – La particular certeza de mi posición en el mundo que tienen quienes han nacido con dinero y poder…
-Me imagino que no me vas a salir ahora con propaganda marxista, verdad? – Bufó él.
-No, pero Marx no deja de tener razón en varias cosas – Respondió la bruja.
-No sé por qué me extraña, después de ver la ridícula campaña que llevaste a cabo para sublevar a los elfos domésticos de Hogwarts – Se burló.
-Nada que ver! En P.E.D.D.O… - Comenzó ella a defenderse.
-Qué? – Preguntó él volteándose a verla, incrédulo.
-Así se llamaba mi agrupación, P.E.D.D.O., o Plataforma Élfica de Defensa de los Derechos Obreros – Respondió Hermione, con toda calma, mientras Draco estallaba en un ataque de risa que no lo dejaba ni respirar.
-Pedo? – Jadeó él abrazando su estómago, cuando finalmente pudo hablar – Mierda, Granger, Pedo? Con razón ni los elfos te tomaban en serio!
-Es la sigla que se formaba con el nombre, y tú ya estás grandecito como para disfrutar de esa forma de humor tan vulgar… - Lo regañó - Por lo demás, no era eso lo realmente importante – Dijo ella dando una palmada a las manos de Draco, que subían por su cintura tratando de recuperar el terreno perdido al reírse de ella.
-No, lo importante era tejer esos espantosos gorros de lana – Dijo Malfoy reacomodándose y usando nuevamente el vientre de la chica como almohada, profundamente entretenido.
-No sé qué es tan gracioso, tú sabías del grupo de defensa de los derechos de los elfos – Hermione entrecerró los ojos mientras él se sacudía tratando de no burlarse demasiado, lo que se hacía más y más difícil cuando ella hablaba tan seriamente de la P.E.D.D.O. – Y por lo demás el objetivo principal no eran los gorros que les tejía… El objetivo a corto plazo de la asociación era lograr para los Elfos domésticos un salario digno y condiciones laborales justas
-Mierda, Granger! – Exclamó él limpiándose un par de lágrimas que derramó de tanto reír – Me matas…! Y sí, todo lo colegio lo sabía a grandes rasgos, aunque no todos conocíamos los espantosos detalles, como el nombre… En todo caso no fue la ridícula organización, sino tu voluntad y la consecuencia entre tus creencias y tus acciones una de las primeras cosas que me hicieron reconocer que eres una mucho mejor persona de lo que yo sería jamás. Eso no significa que la idea no fuera irrisoria, pero tus intenciones eran las mejores, y te ganaste mi admiración… Aunque obviamente jamás lo habría admitido en ese entonces… - Dijo él mientras hacía que sus dedos índice y medio simularan “caminar” recorriendo el cuerpo de la bruja, con la esperanza de llegar a reconquistar las montañas de sus senos.
-Era tan idealista en ese entonces… - Suspiró ella – Idealista e ingenua. Hasta llegaba a ser tonta…
-Hey! Nada de ponerse triste! No mientras estemos en la cama casi, casi desnudos – La regañó él, muy en serio.
-Por qué no puedo estar triste cuando estamos en la cama casi, casi desnudos? – Preguntó ella sonriendo un poco, a su pesar.
-Porque seríamos extremadamente malagradecidos si dejáramos de asombrarnos de lo que somos juntos, Granger. Tú y yo en la cama somos arte vivo, tu hermosa piel dorada contra la mía tan pálida, tus risos oscuros contra mi cabello liso y rubio, mi cuerpo de líneas masculinas y el tuyo con curvas femeninas… Somos una armonía de contrastes, deberíamos estar en un museo de arte moderno, viviendo en una de esas casas de vidrio, donde los voyeristas pudieran ir y apreciar la perfección que somos los dos – Dijo acercándose para besarla. Pretendía ser un besito pequeño, pero se transformó en algo distinto, apasionado, lleno de necesidad, que los hizo realinearse buscando tocar con sus cuerpos la mayor superficie de la piel del otro.
-Me encanta cuando hablas así… - Gimió ella.
-Así cómo? – Preguntó él entre besos.
-Así… Como si de verdad creyeras lo que dices, que somos los dos seres más perfectos del planeta – Dijo ella – Me haces sentir hermosa, especial…
-Lo somos – Dijo él – Lo creo porque lo somos… Juntos… Cuando por fin te haga el amor vamos a ser poesía en movimiento, Granger, y entonces te vas a dar cuenta de que no existe nada más perfecto que tú y yo.
-Draco? – Gimió ella.
-Princesa? – Preguntó él dejando por un segundo de besar sus hombros.
-Te deseo… Más que a nadie, nunca… - Confesó.
-Cuántos años esperé para escuchar esas palabras de tus labios? – Le dijo al oído – Te gustaría que te hiciera acabar con mis manos?
-Te prefiero dentro… Por completo – Se quejó ella.
-No hasta que estés totalmente recuperada – Respondió él firmemente, mientras se arrodillaba para quitarle la última prenda que conservaba en su lugar: Las bragas.
-Qué vas a hacer? – Jadeó ella.
-No te preocupes, no te voy a hacer nada que no quieras – Dijo él deslizando su mano por la cara interna de las piernas de la bruja, y deteniéndose a un par de centímetros de su clítoris.
Hermione estaba tensa como las cuerdas de un violín esperando… Esperando… La tenía que tocar!
Su sexo latía aún más que antes, sus labios vaginales estaban hinchados, sus pezones estaban erectos, y él aún no la había tocado.
-Malfoy, me estás matando… - Gimió al fin.
-Me autorizas para tocarte por fuera y por dentro? – Preguntó.
-Sí…
Lentamente los dedos del mago se deslizaron a su clítoris, pero en lugar de frotar o acariciar, dejó sus dedos ahí, ejerciendo una mínima presión. Tan mínima que en lugar de ofrecer alivio, concentró toda su tensión sexual en un punto particular… Un punto que cosquilleaba de anticipación más intensamente que cuando usaba su varita en modo vibrador.
-Me sientes? – Preguntó él, con voz baja y seductora.
-Sí…
-Qué es lo que sientes?- Insistió.
-Que si no tengo un orgasmo pronto mi cuerpo va a estallar! – Respondió, desesperada.
-Qué sientes? – Repitió él.
Hermione se tomó unos segundos para pensar en su respuesta.
-El calor de tus dedos… El contacto más leve… La… Energía que se traspasa entre nosotros…
-Concéntrate en esa energía – Dijo él, satisfecho – Siéntela fluir desde mi mano hacia tu sexo, siente cómo se derrama en tu vientre, en tus extremidades, hasta que llegue a tu cerebro… Siéntela acariciarte, siéntela lamerte, siéntela besarte… Siéntela girar como un delicioso remolino de sensaciones que baja desde mis dedos hacia ti… Girar y girar… Te gusta así Princesa? – La dirigió mientras se concentraba en el placer que le regalaba a su bruja.
-Oh… Oh… Dr… Dra… Coooo! – Exclamó ella arqueando el torso al sentir la primera oleada de un orgasmo devastador, un orgasmo que como la energía que fluía por su cuerpo, lo sintió en todas partes.
Quedó destruida por la sobrecarga sensorial, pero en cuanto los estertores comenzaron a menguar, Malfoy la penetró con dos dedos, hasta el fondo, una y otra vez.
La invasión física fue maravillosa, y otro aluvión de placer se extendió por más tiempo del que creyó posible, dejándola al final aturdida, temblorosa, sudorosa y jadeante.
Draco aún con los dedos en ella, usó el pulgar para tocar su clítoris.
-Agh! – Gimió ella – No! No más!
-Qué pasa princesa? No lo disfrutaste? – Preguntó en tono inocente.
-Maldita sea, creo que quedé ciega, nunca había acabado así, tan intensamente, con todo mi cuerpo… - Dijo ella.
-Entonces? No quieres volver a acabar? – Insistió él.
-Estoy demasiado sensible… Demasiado… Me hiciste tan sensible que la primera vez acabé sin que me estimularas…! Agh… Debe ser algún tipo de magia obscura, ningún mago decente sabe dar placer de esa manera… - Le dijo haciéndole un desprecio.
-Magia obscura? No puede ser simplemente que soy bueno en la cama? – Preguntó él, divertido.
-No… nadie es tan bueno… - Dijo ella, obstinadamente.
-Yo lo soy – Respondió, fanfarrón.
-Draco yo… - La bruja se puso seria - Nunca había tenido un orgasmo basado sólo en penetración… Siempre necesité estimulación externa, y aún así me tomaba tiempo… Llegué a pensar que yo estaba defectuosa, que era frígida o que algo en mí no funcionaba como debía… Y de pronto apareces tú y mi cuerpo responde a tu toque como si estuviera diseñado para eso… - Confesó la bruja, muerta de vergüenza.
-Bueno Granger, todo eso es por tu propia culpa – Respondió él encogiendo los hombros.
-Qué? – Preguntó ella sin poder creer lo que le acababa de decir ese asno insensible.
-Debes reconocer que tus elecciones amorosas no han sido precisamente acertadas – Respondió – El imbécil incompetente de Wesley y el gorila monosináptico que es Krum.
-Lo de Ron lo acepto, ninguno de los dos tenía experiencia y bueno, no le podía pedir demasiado, pero Viktor… Él ha estado con cientos de mujeres, las brujas lo acosan para que se acueste con ellas…!
-Exactamente, nunca ha debido esforzarse en satisfacer a una mujer, todas están agradecidas por su sola presencia… Me equivoco? – Respondió.
-No… - Admitió ella – Y qué hay de ti? Donde aprendiste tú a tocar a una mujer de esta manera?
-Es parte de la educación de todo mago pura sangre de cierto estatus social el iniciarse sexualmente en un establecimiento especializado… - Dijo él con toda calma.
-Hablas de un prostíbulo? – Preguntó escandalizada.
-No, no exactamente… Un prostíbulo es un lugar donde simplemente vas y pagas para tener sexo… Los lugares de los que te hablo son sitios refinados donde aprendes sobre técnicas amatorias, hechizos de anticoncepción, y el manejo de la energía tal como lo hice ahora contigo.
-Por qué no sabía yo de la existencia de esa energía? – Preguntó ella, picada.
-Has oído hablar del reiki? – Preguntó él levantando una ceja.
-Sí claro, es una forma de medicina alternativa de origen japonés. Sus practicantes creen que a través de una técnica llamada imposición de manos o toque terapéutico se transfiere desde las palmas una "energía universal" llamada reiki hacia al paciente con el fin de promover la curación emocional o física – Recitó ella como si lo estuviera leyendo de un libro.
-Demonios Granger! Amo ese cerebro enorme y extraño que tienes – Sonrió él.
-Bueno, qué pasa con el reiki? – Preguntó ella, impaciente.
-Que es un traspaso de energía sanadora ejecutado por muggles, verdad? – Ella asintió – Bueno, imagínate cuánto más poderosa es la energía cuando es traspasada entre magos.
-Por qué no lo aprendí en Hogwarts? – Preguntó ella.
-Porque simplemente no es parte del currículo, esa energía o chi no es necesaria para sanar enfermedades mágicas, ya que es considerada ineficiente comparada con los hechizos especializados, lo que la limita a ser en una herramienta que los magos usamos principalmente para las artes amatorias… dar  y recibir placer… No es que sea tabú ni mucho menos, pero estudiarla en el colegio sería como si realizaran clases prácticas acerca de cómo usar un vibrador o bolas chinas para complacer a tu pareja…
-Entonces yo… tengo ese chi…? - Preguntó ella, insegura.
-El chi es una fuerza vital presente en todos los seres vivos, y potenciada con la magia de una bruja poderosa como tú, ciertamente se hace notar – Respondió él – Tu chi debe ser increíble.
-Eso quiere decir… Que yo podría aprender a darte placer? – Preguntó ella tímidamente, sentada entre las sábanas arrugadas, totalmente expuesta, e ignorando este hecho.
-Quieres complacerme a mí? – Preguntó él, extrañado. Nunca más después de su entrenamiento como adolescente, había estado con una bruja con la que le interesara explorar sutilezas amatorias como el chi y la intimidad del intercambio de la fuerza vital. Para él bastaba con una cogida o dos, que nunca se convertían en algo más serio.
-Draco… Yo quiero que me sientas como te sentí yo a ti… Quiero aprender a hacerte acabar tan fuerte que tu orgasmo lo sientas hasta en la yema de los dedos… - Se mordió la boca, nerviosa - Enséñame a amarte… Con mi cuerpo, con mi alma y con mi energía vital.
-Por qué? – Es todo lo que pudo decir él.
-Quiero hacerte feliz – Dijo ella sonriendo y mirándolo a través de sus largas pestañas – Si de verdad me amas quiero que tengas todo lo que te puedo dar.
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Ahí lo tienen, espero muuuuchos comentarios porque tenemos mucho qué discutir.
Abrazo.

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