jueves, 18 de agosto de 2016

El Tiempo En Una Botella 13

Hola a todas, hoy tenemos un capítulo que resuelve una de las dudas más recurrentes que me han planteado acerca de la línea temporal.
Sobre el capítulo anterior, lamento si herí algunas sensibilidades con el ataque a Bella, pero necesitaba que fuera descrito vívidamente, de lo contrario la historia pierde fuerza. Es una de las razones por las que mis historias son “M”, no es siempre acerca del sexo, sino de que toco temas para adultos, y cada una lee a su propio riesgo.
Por supuesto yo tampoco disfruto escribir ese tipo de escenas, ya que debo sumergirme en el personaje y esas vivencias para poder describirlas, y es bastante horrible.
Abrazos y espero sus comentarios.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&

Capítulo 13
The smile from your lips brings the summer sunshine
Tears from your eyes bring the rain
I feel your touch, your warm embrace
And I'm in heaven again
You are my special angel
Through eternity
I'll have my special angel
Here to watch over me
My Special Angel / Bobby Helms

James POV
Esa noche Isabella durmió inquieta, asustada, aferrándose desesperadamente a mi cuerpo, buscando protección y la certeza de que su ataque había terminado justo a tiempo de evitar consecuencias aún peores.
Yo me aferré al suyo, pero por distintas razones.

Yo hervía de rabia y odio, quería incendiar el mundo, salir a la calle arrasando como un tsunami, destruyéndolo hasta haber castigado al universo por lo sucedido… Pero mi más poderoso instinto seguía siendo protegerla contra todo, contra todos, y su cuerpo me anclaba al aquí y al ahora.
No podía abandonarla. No en ese instante. No cuando ella me había rogado que me mantuviera a su lado.
Pasaron las horas, eternas, pero inexorables, y a medida que fue acercándose el amanecer pude apreciar en más detalle el daño que le habían causado esos hijos de perra a la que sin dudas consideraba como mi mujer.
Si tan sólo hubiera tenido un poco más de tiempo para hacerlos pagar apropiadamente… Les habría arrancado la lengua para que no pudieran gritar y luego me habría divertido con ellos por horas, tal vez días… Al estilo de La Santa Inquisición Española…
El delicado rostro de Isabella estaba amoratado e hinchado, en su nuca se palpaba un enorme chichón de cuando la azotaron contra la pared, sus brazos tenían azulosas marcas de dedos, su torso tenía una herida de cuchillo que no había cicatrizado aún, y la cara interior de sus muslos demostraba con rasguños y cardenales el esfuerzo que puso en resistir el asalto.
Mientras ella se agarraba a mí reviviendo la experiencia sufrida a través de sus pesadillas, yo aguanté estoicamente todo lo posible sin gritar o destrozar nada. No quería asustarla demás, después de todo ella no tenía la culpa de lo que le hicieron, ella simplemente había ido al baño.
Lo que no quiere decir que no estuviera furibundo, simplemente que mi odio se enfocaba en otro objetivo, no en la víctima.
No dejaba de maldecirme por mi torpeza: Los había matado demasiado rápido, demasiado fácil, y me había quedado sin una vía de escape, sin un medio de conseguir venganza…
Y ahora qué hacía yo con mi agresividad contenida?
Nunca antes pensé en usar mis habilidades vampíricas “para el bien”, ya que aunque no tengo verdaderos recuerdos de mi otra vida, sí tengo una idea bastante acabada de no haber sido nunca una buena persona ni siquiera como humano, pero por primera vez lo consideré… Si al eliminar a esa bazofia humana hacía del mundo un lugar más seguro para mi Isabella, entonces saldría cada noche de cacería. No me importaban los juicios, jueces o jurados, me los saltaría a todos ellos, que a mis ojos no eran más que burocracia.
Esto no lo haría por la bondad de mi corazón, yo era mucho más pragmático que eso: Si alguien amenazaba la integridad del pequeño bulto que gemía a mi lado, mejor que se diera por muerto.
Esto no volvería a pasar.
Y por supuesto, la temida conversación acerca de su transformación tendría que realizarse más pronto de lo que lo presupuestado… No quería presionarla, pero mientras ella fuera humana sería vulnerable a innumerables peligros, y si yo debía elegir entre tenerla como predador o como presa, elegiría predador una y mil veces.
oooOooo
A eso de las 5:00am me desenredé de sus brazos poniendo en mi lugar una almohada, me levanté, le escribí una breve nota para que no se preocupara, y me fui a regresar el auto.
Antes de salir me di una ducha bien caliente para eliminar los restos de sangre y sesos que aún conservaba en algunos sitios (aquellos que no salieron a la primera lavada superficial que me di la noche anterior), y subiendo al auto con un paño húmedo con alcohol, procedí  limpiar rápidamente las pequeñas manchas del tapiz de cuero. Afortunadamente no habíamos ensuciado demasiado, así es que el trabajo fue sencillo.
Tomé de los estantes de la cochera un par de cosas que necesitaba, las metí en un gran bolso de cuero para cargar palos de golf y subí al convertible.
El auto simplemente lo abandoné en la calle frente a la casa de sus dueños, con las llaves puestas. No me importó disimular que aún estaba en el garaje como si nada, que los dueños agradecieran me molestaba siquiera en regresarlo con todo lo que tenía en la cabeza. Pero a Isabella le gustaba robar siempre que devolviéramos las cosas después de usarlas…
A esa hora las calles estaban vacías, así es que corrí con el bolso al hombro a toda velocidad de regreso al autocine. No había nadie más que el guardia de la entrada, que dormía dentro de la caseta. Hacía frío y supongo que la paga no era tan buena como para arriesgar una pulmonía paseándose por un lote completamente vacío.
Tanta paz significaba que la noche anterior nadie descubrió nada, lo que no era tan extraño considerando lo apartado del sitio del ataque y la mala iluminación del lugar.
Rodeé el estacionamiento hasta llegar junto a los cadáveres y los empapé en la gasolina que llevaba en un bidón. Mojé también el interior de los baños, las paredes y hasta el techo, y por un momento me vi tentado a empapar el telón, pero a Isabella no le gustaría eso… No querría que arruinara el cine para todos los demás.
Dios! En qué momento me convertí en un delincuente con una consciencia? Era ella la mía?
Me dirigí al otro baño y me lavé las manos y las botas cuidando eliminar todos los restos de partículas inflamables, regresé nuevamente a los cadáveres, y les lancé un fósforo a cada uno de los bastardos, que prendieron como pasto seco. Hice lo mismo con los baños y me largué sin molestarme en mirar atrás.
El guardia estaba a salvo, su caseta estaba al frente, muy alejada, separada por más de ciento cincuenta metros de pavimento, así es que tampoco habría víctimas colaterales en mi trabajo de limpieza.
Comencé a correr y escuché una fuerte explosión a mis espadas, seguida de otras más pequeñas… Aparentemente en alguna parte de ese pequeño edificio se almacenaba el petróleo para el motor el cinematógrafo…
Ups…!
Oí sonar a lo lejos la sirena de los camiones de bomberos.
Miré hacia atrás una sola vez… No había hecho nada por vengarme de los hijos de puta, simplemente había eliminado cualquier evidencia de lo ocurrido, pero el simple hecho de verlos arder me hizo sentir bastante mejor.
oooOooo
Regresé a la casa y me encontré a Isabella en la cocina, batiendo enérgicamente algo en un bowl.
-Panqueques! – Sonrió brillantemente al verme y corrió a abrazarme, encogiéndose de dolor al hacer contacto.
-Qué te duele? – Pregunté preocupado.
-Nada… - Dijo mirando al suelo y tratando de esconder el rostro en mi pecho.
-Entonces no te importaría si te hago cosquillas? – Pregunté comenzando a enojarme de nuevo.
-Vale! Vale! Me duele todo un poco! Y creo que voy a necesitar un par de puntos en las costillas, el cuchillo se enterró más de lo que pensé y no ha cerrado bien la herida… Creo que puede estar un poco infectada, porque está enrojecida… - Dijo.
-Necesitas ir al hospital? – Pregunté pensando egoístamente en la tortura que eso representaría para mí.
-Después del desayuno – Dijo empinándose para besar mi mejilla - Hueles a bencina, veo que estuviste jugando y no me invitaste – Comentó entrecerrando los ojos, obviamente sospechando pero sin acusarme de nada - Ven, siéntate, te gustan tus panqueques con huevos revueltos y tocino o con mermelada?
-El golpe en la cabeza fue más fuerte de lo que pensamos? – Pregunté levantando una ceja – Yo no como panqueques con nada
-Estamos jugando a ser gente normal – Dijo achicharrándome con la mirada – Así es que dime qué prefieres, café o té?
-Panqueques con mermelada y té – Dije sentándome a la mesa y eligiendo las dos alternativas más pasables en el caso de que me obligara a comer de verdad.
-Muy bien – Dijo plantándome una torre de esponjosos panqueques al frente. La miré esperando instrucciones pero ella me estaba sirviendo el té.
Nos dedicamos a “comer” en silencio. Cada cierto tiempo embadurné de mermelada e hice desaparecer un panqueque en una servilleta y fingí dar sorbos al té, y cuando ella se levantó para dejar una fuente en el lavaplatos yo aproveché de lanzar mi té por la ventana.
Si lo que ella necesitaba era fingir normalidad por un rato, a mí no me costaba nada regalarle unos momentos de paz.
Me ofrecí a lavar los platos mientras ella se arreglaba para salir y al poco rato apareció luciendo pantalones, una blusa y sandalias. Supuse que la blusa haría más sencillo un examen médico que el tener que quitarse el vestido completo.
-A qué hospital quieres que vayamos? – Pregunté.
-El más cercano sería donde trabaja Carlisle, el  "Mercy Hospital & Medical Center". Ahí dije que era hermana de Emmett para que me dieran esta dirección – Dijo – Está cruzando el parque.
-Entonces tendremos que caminar por la sombra – Dije mirando por la ventana. El día estaba variando entre despejado y nublado.
-Vamos? – Estiró su mano hacia mí.
-Donde tú quieras – Respondí.
oooOooo
Llevar a Isabella en ese estado de maltrato al hospital no fue tan sencillo como pensé. En primer lugar porque el olor a muerte del lugar era aún peor de lo imaginado, pero además porque nunca pensé que se presumiría de antemano que el atacante había sido yo.
Nadie me acusó directamente, pero pude percibir la hostilidad de las mujeres, tanto pacientes como enfermeras, y oí sus comentarios.
Ciertamente los golpes eran imposibles de disimular, el pómulo se le veía amoratado e hinchado y su labio estaba partido, y sus brazos también mostraban signos de maltrato…
Cuando fue su turno entró sola, por supuesto, y pude escuchar desde la sala de espera cómo el doctor la interrogaba sobre qué fue lo que le pasó. Ella dijo que había sido asaltada en la calle, pero él la ignoró y la trató como si ella misma fuera la culpable de la paliza que a todas luces yo le había propinado. Qué había hecho ella para enfadar a su novio?
Esto duró unos tensos momentos hasta que Isabella se cansó y abriendo su blusa le mostró el corte que no había cerrado.
-…Y entonces usted cree que mi novio me golpeó, me azotó contra un muro y me apuñaló? Y que yo sería tan imbécil de seguir con un hombre así e incluso traerlo para que me acompañe en el hospital? No le parece más plausible mi historia que la suya?
-Señorita, más respeto… - Demandó el médico – Fíjese con quién está hablando, sus lesiones son típicas de la violencia de parejas, y si bien nuestro hospital no tiene la política de involucrarse en asuntos privados, necesito saber la verdadera naturaleza de sus heridas para poder tratarla adecuadamente, así es que haga el favor de controlarse!
-Yo no le he faltado el respeto, de hecho creo que usted me lo está faltando a mí al hacerme perder mi tiempo – Dijo Isabella sin inmutarse - Quiero saber si me va a atender o no, porque necesito que me desinfecten, me curen, me cosan y me pongan la vacuna antitetánica. Soy un cliente como cualquiera, este es un negocio, yo tengo dinero para pagar, y necesito de su cuidado, no su condescendencia… Y si no quiere mi caso, no hay problema, hay como ocho hospitales más en un radio de diez kilómetros, seguro alguno sí quiere recibir pacientes y tratarlos como personas… Ah, y me encantaría contarle sobre este incidente a mi tío Carlisle Cullen, a lo mejor usted lo ubica…? Oh! Y además amo escribir cartas de reclamo, es algo así como un hobbie que tengo, me ayuda con mi caligrafía… Cómo dijo usted que se llamaba? Cuántos periódicos hay en esta ciudad? “Señor Director, me dirijo a usted para dar a conocer mi lamentable experiencia en el servicio de urgencias del hasta ahora prestigioso Mercy Hospital & Medical Center, en manos del doctor…” Cómo dijo que era…? – Preguntó.
-Señorita, ya basta! – Dijo el médico furioso – Enfermera, prepare los puntos. Necesita ponerse las tres dosis de antitetánica?
-No, sólo una – Dijo ella – Nunca he pasado más de dos años sin necesitarla.
De ahí en adelante, silencio, interrumpido sólo por los cambios de respiración de Isabella, que reflejaban que lo que fuera que le estuvieran haciendo era doloroso, pero ella no lo quería demostrar.
Al terminar se dirigió directamente a mis brazos y hundió su rostro en mi pecho, abrazándome con todas sus fuerzas. Yo correspondí a su  abrazo y nos quedamos inmóviles un par de minutos, para desconcierto general.
-Paguemos para poder largarnos – Le dije al oído, y ella asintió. Sin soltarme nos dirigimos a la caja y pagamos la atención.
Luego, enfilamos rumbo a casa y pude notar que aunque Isabella trataba aún con más fuerzas de aparentar normalidad, esto le salía forzado. Su risa no llegaba completamente a sus ojos, su entusiasmo tocaba notas muy agudas, y sus manos se aferraban a mí con más fuerza de la acostumbrada. Incluso los ruidos fuertes la sobresaltaban, haciéndola acercarse aún más a mí.
-Estás bien? - Pregunté.
 Asintió.
-Porque si no fuera así es perfectamente comprensible – Le dije – No tienes que hablar si no quieres, pero por favor, conmigo no disimules – Dije parándonos a la sombra de un árbol a mitad del parque.
Ella me miró por fin con los ojos cargados de lágrimas y su labio inferior tembló un poco, pero lo mordió con fuerza.
-No tienes que decir nada – Dije liberándolo con mi pulgar – No necesitas explicarte ni necesitas ser fuerte todo el tiempo… Sé que tienes miedo de que si hablas me voy a enojar más…
 Ella asintió, las lágrimas desbordándose en gruesas gotas.
-Pero ya estoy todo lo enojado que puedo estar, y no es contigo… Nunca contigo – Dije capturando sus lágrimas con mis dedos.
Ella abrió y cerró la boca varias veces, hasta que al final cayó de rodillas al suelo llorando desolada.
Me senté a su lado apoyando mi espalda contra el tronco del árbol y la tomé en mis brazos posándola en mi regazo. Ella lloró acurrucada en mí unos minutos, hasta que finalmente comenzó a hablar.
-Yo… Sé… Que no me pasó nada… - Hipó – Nada comparado con lo que pudo haber pasado – Aclaró – Pero… James… Yo… Yo… Nunca tuve tanto miedo… Ni asco… Me siento tan sucia… Como si me hubieran contaminado para siempre… - Aferró mi camiseta con ambas manos – Sólo tú tienes el derecho de tocarme, sólo tú, y has sido tan dulce y cuidadoso, y ellos robaron eso, se robaron algo que es tuyo… Me tocaron de manera horrible… Me lamieron… Me sentí tan… Degradada… James, yo quería que me mataran… Hubo un momento en el que lo único que quise es que me mataran antes de hacerme lo que fuera que querían hacer.
No supe qué decir.
Qué le dices a tu mujer frente a algo así? Especialmente cuando es imposible conseguir aún más venganza. No los podía matar dos veces, y como no fuera a tratar de rastrear a sus familias y acabar con sus descendencias, no se me ocurrían nuevas acciones que tomar.
-Pídeme lo que quieras – Murmuré contra su cabello – Pídeme lo que quieras que te haga sentir bien…
-Quédate conmigo – Dijo con un hilo de voz – Ámame y quédate conmigo.
-Eso no necesitas pedirlo – Afirmé besando su frente.
oooOooo
Nos quedamos en el parque hasta que unas nubes pasajeras cubrieron nuevamente el cielo, y caminamos de la mano en silencio hasta llegar a la casa. Antes de entrar la giré hacia mí.
-Te amo – Le dije.
-Te amo – Respondió con la voz un poco ronca, pero firme.
La besé suavemente en los labios. No quería propasarme en el contacto físico, no quería asustarla.
Entramos a la casa y de inmediato el teléfono comenzó a sonar.
Nos miramos mutuamente, sorprendidos, e Isabella corrió a contestar.
-Hola?
-Bella! – Chilló la voz de Mary Alice – Al fin! Llevo mucho rato tratando de comunicarme!
-Alice? Estás bien? – Preguntó.
-No! No! No! – Exclamó mi cantante – Todo está mal! Algo pasó otra vez! El futuro ha vuelto a cambiar! Qué pasó anoche? Todo está confuso, tan sólo veo flashes de imágenes, pero nada que me esclarezca la situación, sólo sé que modificaste el futuro!
-Anoche? Anoche no hice nada! Anoche fui ataca… - Dijo Isabella y se detuvo – Anoche me atacaron dos tipos y James me rescató y los mató… - Resumió modulando lentamente.
-Bueno, eso lo explica – Dijo Mary Alice más calmada, supongo que al poder comprender mejor lo que veía en su mente – James mató a dos personas a las que no les correspondía morir…
-No, no les correspondía, aún debería estar torturándolos – Mascullé.
-No me vas a decir que alguno de los dos era un aporte significativo para la raza humana – Bufó Isabella escéptica.
-Tal vez ellos no, pero tal vez si sus hijos, o nietos, quién sabe… Tú haces que las cosas se vean tan confusas, generando tantas variables,  que no sé si mataste al abuelo de un futuro terrorista o de un premio Nobel.
-Ah mierda! Con todo lo que está pasando ni siquiera lo consideré! – Exclamó Isabella golpeándose la frente – El Efecto Mariposa!
-Agh? – Preguntamos Mary Alice y yo.
-El Efecto Mariposa, es una teoría basada en la Teoría del Caos, una que no se inventa todavía… Hay un dicho chino que dice que “el aleteo de las alas de una mariposa puede provocar un tornado al otro lado del mundo”, lo conocen? – Yo asentí y Mary Alice dijo
-Aja…
-Pero Isabella, de qué estás hablando? Qué mariposa? – Pregunté confundido, sin seguir su línea de pensamiento.
-A ver… - Se concentró Isabella - Imagínense dos mundos posibles casi idénticos, pero en el segundo hay una mariposa aleteando que en el primero no aparece, siendo por lo demás, los dos mundos gemelos. A largo plazo el mundo con la mariposa y el mundo sin la mariposa acabarán siendo muy diferentes; por ejemplo en el de la mariposa el efecto del viento creado por las alas del insecto al volar puede producir una cadena de eventos que desencadenará un tsunami o un tifón que en el otro mundo nunca se produce… O sea, en dos mundos paralelos, al cambiar un pequeño elemento en uno se pueden originar cambios radicales que en el otro mundo no ocurren… Qué habría sucedido si Hitler y su ejército hubieran podido aguantar tan solo un poco más? Hay teorías que dicen que sólo meses nos separaron de su victoria, o de lo contrario todos seríamos nazis en el futuro… O  si John Wilkes Booth hubiera llegado tarde al teatro y perdido su oportunidad de concretar el plan de asesinar a Abraham Lincoln? Yo estoy aquí, ahora, interfiriendo no sólo con la vida de ustedes dos, sino con la de la ciudad completa! – Se cubrió los ojos con las manos.
-Bien! Ahora sabes cómo me siento las 24 horas del día! – Exclamó Mary Alice fastidiada – Pero bueno, en fin, no es por eso que te llamo, aunque es bueno que tomes consciencia de las consecuencias potenciales de tus acciones…
-Por qué me llamas entonces? – Preguntó Isabella, sonando cansada.
-Porque desde que pasó lo de tu ataque las visiones se han sucedido incesantemente, y me han hecho bajar la guardia. Edward leyó mi mente, no sé qué es lo que vio exactamente, pero decidió regresar a Chicago. El resto de la familia vuelve con él, claro, ya estaban ansiosos por regresar, así es que llegó la hora Bella, debes irte, es lo más seguro para ti, porque en esta ocasión Edward no se va a controlar si te encuentra…
-Oh mierda! – Exclamó Isabella – Dónde están? Cuánto tiempo tenemos?
-Estábamos en el Arapaho National Forest, en Colorado. Paramos a cargar combustible en Denver y aproveché para llamarte, pero no contestaste. Jasper se detuvo para que pudiera llamarte de nuevo y ahora estoy en North Platte… Calculo que estaremos de regreso en 14 horas más. Si necesitas algo urgente llámame a la casa, o envíame una nota a mi apartado de correos. Está a nombre de Jasper Hale y sólo lo utilizamos él y yo. Si necesitas dinero te puedo hacer un giro a la ciudad que lo necesites, aunque pensándolo bien, ni tú ni James tienen identificación, verdad? 
-No, no tenemos – Respondió Isabella, desanimada.
-Está bien, no hay problema – Dijo Mary Alice a toda velocidad – No quería llegar a esto, pero si nos conoces sabrás que los Cullen siempre guardan fuertes sumas de dinero en sus casas, para emergencias. Cada uno tiene su escondite pero Jasper y yo no ocultamos mucho dinero, porque él prefiere la seguridad de su cuenta bancaria, y el efectivo que teníamos te lo dejé a ti en la maleta…
-Y es bastante! – Interrumpió Isabella.
-Es bastante para comer y comprar lo básico, pero si van a estar en movimiento debes tener dinero de verdad. Ustedes dos, par de irresponsables ni siquiera tienen un auto! – Exclamó.
-Entonces? – Preguntó Isabella.
-El cojín derecho del sillón de cuero de la habitación de Edward – Dijo Mary Alice – Es donde debes buscar. Edward guarda siempre bastante dinero, y hasta algunos bonos al portador.
-No le puedo robar a Edward! – Chilló Isabella escandalizada.
-No pasa nada, yo puedo recuperar ese dinero en menos de 24 horas! – Exclamó Mary Alice quitándole importancia.
-Es el robarle lo que me molesta, no la cantidad – Aclaró Isabella.
-Bueno, y a quién prefieres robarle? A Emmett y Rosalie o a Carlisle y Esme? – Preguntó cabreada mi cantante, quien estaba perdiendo la paciencia… Y la verdad yo también. Qué era eso de no querer robarle a Edward? Por qué lo protegía? Es que aún tenía sentimientos hacia él?
-Ok, ok – Suspiró Isabella – Le robaré a Edward… Pero sólo dinero, nada de bonos, nada que no puedas reemplazar tú.
-Bien, me tengo que ir… No sé si volveremos a vernos o siquiera a hablar Bella, pero tengo la esperanza de que así sea. Tanto en mi tiempo como en el tuyo, te considero mi amiga – Dijo Mary Alice sonando emocionada.
-Oh Aly! – Se le quebró la voz a Isabella – Ya vas a ver lo que te vas a divertir jugando a que soy una muñeca gigante a la que puedes vestir y peinar a tu voluntad…
-No puedo esperar… Adiós Bella…
-Adiós Alice… - Dijo Isabella, y se cortó la comunicación.
Ella se quedó inmóvil un par de segundos, respiró profundamente un par de veces, se giró hacia mí y me plantó un ruidoso beso en los labios.
-Esta es tu última oportunidad para arrepentirte – Dijo mirándome a los ojos – Tu última oportunidad para huir.
-Mi única oportunidad de huir de ti pasó en el momento que te escuché decir las primeras palabras – Dije siendo totalmente sincero.
-Bien… Bien… Aquí vamos! – Dijo ella asintiendo, y corrió hacia la habitación de su ex.
oooOooo
Media hora después nos encontrábamos en una compraventa de autos nuevos y usados. Con el dinero de los Cullens nos alcanzaba para comprar un auto nuevo al contado sin ningún problema, pero de camino habíamos decidido que ese era un lujo innecesario, un auto nuevo era demasiado ostentoso para personas sencillas como nosotros que simplemente necesitaban trasladarse de un punto hacia el otro, y me sentí de maravilla al saber que ambos estábamos en la misma página.
Pero al recorrer el lote casi sin darnos cuenta nos fuimos dirigiendo al sector de los autos nuevos, específicamente la de los Buicks, como si una cuerda invisible tirara de nosotros.
Es sólo para mirar, me dije.
Isabella pasó entre los autos con un aire de reverencia que rozaba en lo pagano, hasta que de pronto se detuvo frente a uno en particular, rozó la grilla cromada con la yema de sus dedos cuidando no dejar huellas, y acarició la capota con tanta ternura que casi me puse celoso.
-Qué auto es este? – Preguntó al aire.
-Es un Buick Súper 1949, convertible – Respondió un vendedor que pareció materializarse del aire, porque ni siquiera lo había registrado en nuestros alrededores.
-James… - Susurró Isabella – Si es del año ´49 significa que no es “del año”, por lo tanto no es nuevo-nuevo…
-Ok… - Dije reprimiendo una sonrisa al ver hacia dónde se dirigía la conversación.
-Y me pareció que susurró mi nombre, lo escuchaste? Beeeellaaaa, Beeeeellaaaa… - Movió las manos fantasmalmente.
-Está embrujado? – Pregunté sin impresionarme.
-Beeeellaaaa, Beeeellaaaa, Beeeeellaaaa! – Continuó mientras deslizaba sus dedos por la manilla del conductor.
-Y el auto usado? No habíamos hablado de una camioneta roja como la que tenías antes? – Pregunté por picarla.
-No Bella, no lo hagas, nooooooooooo! – Siguió hablando con voz de ultratumba – Llévame a miiiiiiiiii… No me dejeeeeees!
-Isabella, no quieres seguir mirando? A lo mejor hay alguno que te guste más – Pregunté tomando su cintura desde atrás y acercándola a mí – Hay muchos autos más que ni has mirado…
-Crees en el amor a primera vista? – Preguntó apoyando la cabeza en mi pecho y abrazando mis brazos.
La hice girarse y mirarme.
-Tú qué crees? – Le pregunté quitándole un mechón de cabello de los ojos.
-Creo que tú y yo nos pertenecemos, y creo que este auto nos pertenece a nosotros. Lo siento aquí – Dijo poniendo su mano en su pecho – Tú y yo y Blondie, juntos hasta el infinito y más allá!
-Blondie – Repetí.
-Bueno, sí, después de todo es rubia, como tú – Dijo.
-Y es una chica… - Agregué.
-Claro! – Exclamó resaltando la obviedad.
-Llevarla con nosotros te haría feliz? – Pregunté mientras el vendedor se relamía en silencio por la venta que le habíamos dado en bandeja.
-Tú me haces feliz – Aclaró besando mi mejilla – Este es un gran auto, pero si debemos largarnos en bus no me importa para nada.
-Bueno, entonces nos vamos en bus – Dije dándome la media vuelta, bromeando.
-Yo pido ventana! – Exclamó corriendo tras de mí y enredando sus dedos en los míos.
-Ni siquiera sabes a dónde vamos – Le dije deteniéndonos.
-Importa? – Preguntó – Dijiste que me vas a mostrar el mundo y yo quiero verlo, me da lo mismo por dónde empezamos o en qué llegamos.
La atraje contra mi cuerpo de un tirón, la abracé fuerte y le di un beso positivamente indecente, aunque no había nadie más que el vendedor para censurarnos, y él no lo haría aunque cogiéramos sobre la capota del coche.
No con la comisión de venta que esperaba ganar.
-Y eso? – Preguntó Isabella sin aliento.
-Eso porque te amo – Respondí posando mis labios en su frente.
-Y yo a ti… Cada día un poco más… Y algunos como hoy, mucho más.
La miré embobado, casi sin poder magnificar la suerte que tuve al encontrarme a esta mujer.
Finalmente dirigiéndome al vendedor, le dije
-Tiene descuento por pago en efectivo? – Pregunté.
-Ciertamente lo podemos conversar – Dijo el hombre reprimiendo sus saltos de júbilo – Si quisiera acompañarme a la oficina…
Una hora más tarde  salíamos de ahí en nuestro nuevo Buick convertible de color amarillo pálido e interior de cuero rojo oscuro. Era un auto cómodo, moderno y ciertamente hermoso, y si bien por lo general lo sencillo es lo que va más conmigo, no podía dejar de reconocer que nuevamente la intuición de Isabella tenía razón. Este era nuestro auto, parte fundamental de nuestra aventura, y de ninguna manera lo dejaríamos atrás.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
Se les quiere, no olviden dejarme su opinión!

  







  

1 comentario:

  1. Me encantó :)
    Súper..Súper Padre!!
    Muy enternecedor la parte en la que Bella se desahoga, cualquiera necesita hacer eso después dé..
    Y que nerviosss si se llegan a topar con Edward, ya me imagino el mega alboroto del guapo James!
    Si esta historia está de que me comó las uñas :)

    Mis respetos para tu imaginacion :)
    Que me ENCANTA....
    Tú siguele que yo ahuanto peleas, pasiones y reconciliaciones :)

    ResponderBorrar

No olvides comentar!!!

Calendario