martes, 26 de julio de 2016

El Tiempo En Una Botella 8

Lo prometido es deuda, y aquí estamos publicando a velocidades inéditas.
1.-Me escribió una lectora llamada Sonrisas que me contó que sufre de depresión y que con el capítulo anterior había sido capaz de rememorar algunos momentos felices que creyó perdidos. Me alegró el alma y mi mamá casi lloró cuando le conté. Como muchas saben yo también sufro de depresión, estoy en un tratamiento fuertemente medicada, y eso mismo a veces anestesia mis emociones.
Escribir toda esta gama de personajes y situaciones es mi propia forma de rememorar y plasmar para no olvidar.
Por eso, aférrense a esas sensaciones y recuerdos, chicas, que son un gran consuelo y los pueden llevar siempre con ustedes. Mucha fuerza para Sonrisas y todas quienes pasan momentos difíciles y buscan un rato de distracción en estos mundos coloridos y distorsionados del fanfiction.
2.- Me he preocupado de que la “banda sonora”de este fic sea exclusivamente compuesta por canciones de los ´50s salvo “Time in a Bottle” de Jim Croce (´72), que es la canción que le da el nombre al fic. La letra es la razón por la que decidí escribir a James:

“Si pudiera guardar el tiempo en una botella,
lo primero que me gustaría hacer,
es guardar cada uno de los días,
hasta que la eternidad pase de largo,
solo para pasarlos contigo.
Si pudiera hacer que los días durasen para siempre,
si las palabras pudieran hacer realidad los deseos,
guardaría cada uno de los días como un tesoro y luego,
otra vez, los pasaría contigo”.

Ven? Cada canción se relaciona con su capítulo y complementa la idea general. Yo sé que varias ni miran las canciones que elijo, pero si se dan el tiempo van a ver que mejoran la experiencia.
Y eso,
Todo mi cariño
Ah! Uh! Y hoy hay pelea. Quedan avisadas…
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Capítulo 8
Oh oh, yes I'm the great pretender
Pretending that I'm doing well
My need is such I pretend too much
I'm lonely but no one can tell
Oh oh, yes I'm the great pretender
Adrift in a world of my own
I've played the game but to my real shame
You've left me to grieve all alone
Too real is this feeling of make believe
Too real when I feel what my heart can't conceal
The Great Pretender / The Platters
James POV
Ese había sido con mucho el mejor día de mi vida, y curiosamente no incluyó una orgía de sangre humana, acechar a nadie, luchar con nadie ni coger con nadie.
Y aún así, era lejos el mejor.

Cada momento era un descubrimiento, y una vez que Isabella se abrió a la posibilidad de una relación conmigo fui el recipiente de un caudal de sonrisas, ternura, calidez y amor como no he disfrutado jamás. Sus sentimientos literalmente se desbordaron, y en el momento en que me dijo que o lloraba o explotaría de felicidad, terminé de firmar mi condena. Si no estaba seguro de amarla antes, ahora no cabía ninguna duda. A la mierda el escaso tiempo de conocernos! A la mierda todo, yo sabía lo que quería, y era un pequeño demonio que lo mismo me podía acariciar con sus suaves manitas, o decime que me fuera a tomar por culo.
Cuando llegué a la casa un poco antes de lo previsto con el auto que necesitábamos para nuestra cita y la vi de espaldas y cubierta sólo con un toalla, no podía creer mi buena suerte, pero esa felicidad duró sólo un segundo hasta que reconocí del otro lado de la línea la voz de mi cantante.
Mary Alice.
No sentí nada. Ni el deseo de atraparla ni la necesidad de cazar. No necesité averiguar dónde estaba para llegar a ella y ser el ganador, porque caí en cuenta que todo había sido una larga distracción necesaria para llegar a Isabella.
Nunca tuve nada en contra de la chica más que el hecho de que su sangre, de acuerdo a las costumbres de la raza, me pertenecía, y cuando ella demostró ser difícil de atrapar, selló su destino al transformarse en un desafío.  
Cuando se convirtió en vampiro la seguí de forma intermitente, más que nada para evadir el tedio, pero ella siempre lograba escapar justo a tiempo, por lo que la cacería continuaba.
Luego conocí a Isabella y la idea de seguir a otra mujer para lo que fuera se me hizo absurda. Ella me pidió que dejara a Alice en paz y no tuve problemas en aceptar su requerimiento.
Por eso cuando Isabella me preguntó cómo me sentía al escuchar su voz yo respondí honestamente: Nada.
Ella entró al baño y yo me quedé en la sala hasta que escuché que me llamaba para preguntarme qué significaban las palabras que Mary Alice dijo en cajun, y me quedé en la puerta, conversando mientras ella se secaba y se vestía.
Y entonces lo escuché. Cuando yo lo decía no sonaba tan mal, yo nunca le mentí ni suavice mis pecados, por lo que no sé por qué me afectó tanto escucharlo de su boca.
-Pobre Alice – Suspiró – Estuvo jodida desde el principio: Para escapar de ti fingió estar loca, se fue a internar al mismísimo infierno, y terminó en manos del vampiro que la convirtió – Dijo de forma casual, como si contara algo que le pasó al vecino o los escándalos de la monarquía inglesa.
No sé por qué, pero oírla resumir en un par de frases mi nivel de depravación y cuánto daño había causado a quién alguna vez fue su amiga… No sé, no pude evitar preguntarme si Isabella estaba bien de la cabeza.
Porque ella no es de ninguna manera una sádica, de hecho es todo lo contrario, es de aquellas personas que sufren en silencio, de las personas cuyo nivel de empatía la lleva a sentir el dolor ajeno, entonces cómo compatibilizaba todo eso con ser mi pareja? Cómo podía mirarme sin revulsión? Soy una mala persona que ama a la chica más buena que ha conocido. 
Me fui deslizando al suelo sin pretenderlo, y cubrí mi rostro lleno de vergüenza por contaminarla a ella en mis perversiones. Ya había robado sus primeros besos, no podía seguir tomando cosas que pertenecían a otro mejor que yo.
Afortunadamente no necesito respirar, porque mi pecho estaba tan apretado que me habría resultado imposible.
La escuché trajinar en el baño mientras tarareaba alguna canción que aún no se había escrito y por fin emergió en medio de una nube de vapor cargada con su esencia. No me volteé a mirarla.
-Isabella… Cómo puedes estar conmigo sabiendo lo que soy? – Pregunté aun cubriendo mi rostro con mis manos.
-James, mírame – Me dijo firmemente. Esperó paciente hasta que yo bajara las manos.
Lo hice, por supuesto.
Y ahí estaba ella frente a mí, usando un primoroso vestido de tul de un color que había escuchado llamar “cenizas de rosas” y lunares negros. Usaba zapatos al tono, aros de brillantes en las orejas, guantes de cabritilla, brillo en los labios y su largo cabello en una coleta alta diseñada para que yo la deshiciera y jugara con él.
No debí abrir los ojos, esa visión me perseguiría hasta la muerte.
-Te gustó mi vestido? – Preguntó ignorando mi estado y mi pregunta.
-Por supuesto que me gusta – Le dije a contrapelo – Es hermoso, y lo usas tú…
-Yyyyy… Mis zapatos? Nunca había usado Mary Janes, y los encuentro muy bonitos – Dijo moviéndose, probablemente admirando sus zapatos desde distintos ángulos - Un poco duros, pero lindos.
-Son perfectos para tu vestido – Dije extrañado de que ella demandara tantos cumplidos.
-Y estoy limpia además. Me lavé los dientes, la cara, las manos, las orejas y lo demás. No apesto ni un poquito, huele – Ofreció inclinándose hacia mí.
Y yo como un idiota, obedecí, confundido.
 -Deliciosa, como siempre – Murmuré.
-Y si todo te gusta, por qué no me quieres sacar a pasear? – Preguntó sentándose a mi lado y probablemente haciendo un enorme puchero.
-Isabella… - Sacudí la cabeza. No debía dejarme confundir, no debía caer en sus adorables trampas.
Iluso.
-Ven – Dijo tironeándome – Ven!
Fui.
Ella me guió para que apoyara  la cabeza en su regazo, mirando hacia sus pies, que se movían al ritmo de la música que parece sonar siempre en su cabeza.
-Ok – Dijo y hundió los dedos de una mano en mi cabello y acarició mi brazo con la otra. El ritmo constante era hipnótico, y ella comenzó a murmurar palabras inconexas, nanas para dormir bebés, el resultado de cinco partidos de baseball en los que podía apostar y hacerme rico, que algún día quería que fuéramos a Bali, y por fin me cantó una balada, una canción de un tal Elvis Presley, que estaba destinado a ser el Rey del Rock and Roll
“…Los hombres sabios dicen
Que sólo los tontos se apresuran
Pero yo no puedo evitar enamorarme de ti
Puedo quedarme?
Sería un pecado?
Si no puedo evitar enamorarme de ti…”
*Can't Help Falling In Love / Elvis Presley
Cuando terminó de cantar, besó mi mejilla.
-Yo no lo puedo evitar James, por qué podrías tú? – Dijo sonando emocionada.
Me giré a mirarla y en sus ojos brillaban lágrimas a punto de desbordarse.
-Yo no voy a poner resistencia, yo quiero estar contigo, y si tú quieres tratar de alejarte de mí por la razón que sea, por supuesto que puedes hacerlo, pero lo único que vas a conseguir es recorrer un camino más largo hacia mí – Susurró y recogió un par de lágrimas que se deslizaron por sus mejillas.
-Yo te quiero a mi lado Isabella, claro que te quiero, pero mi pasado, las cosas que he hecho… No te merezco… - Dije sentándome frente a ella y tomando su rostro entre mis manos.
-Y no te pareces que esa es mi decisión? – Preguntó desafiante, ya no tan dulce.
-Yo sólo quiero protegerte… - Dije.
-Durante todo el tiempo que te conozco, futuro y presente, esta es la primera vez que te oigo hablar como un cobarde. Tú tendrás muchos defectos, pero generalmente la mediocridad y la cobardía no están en la lista – Dijo luciendo genuinamente cabreada.
-Mediocre? Cobarde? – Pregunté demasiado descolocado como para ofenderme.
-Cobarde, porque por primera vez encontraste algo especial y no soportas un día de felicidad sin buscar una razón para huir, y mediocre porque teniendo la oportunidad de vivir una vida llena de color y aventuras y peleas y reconciliaciones, prefieres la familiaridad de lo “normal”, solo y monocromático – A esas alturas estaba furiosa.
-Isabella, hablo en serio, yo… - Mascullé.
-Tú… Tú… Tú qué? Eres un asesino? Chocolate por la noticia. Sabes a quién conozco que trataste de asesinar? A mí! – Gritó – Si yo pude superarlo supéralo tú también!
-Necesito protegerte! – Grité –Necesito protegerte… - Dije más bajo.
-Sabes quién decía exactamente esa frase al menos tres veces a la semana? – Gritó - Edward Cullen, quien considerando que no lo he podido contactar para notificarlo del término de nuestra relación, aún es mi puto novio!
-Él no es tu puto novio! - Rugí.
-Si lo es. Edward es mi puto novio y yo su jodida novia – Dijo a un volumen normal y modulando cada palabra.
-Edward no es tu puto novio! – Grité otra vez, incapaz de evitarlo - Te lo advierto Isabella, mi paciencia tiene un límite… – Dije entre dientes.
-El límite de tu paciencia me tiene muy sin cuidado, señor “No te merezco”, y me puedes informar desde cuándo dejó Edward de ser mi novio? – Preguntó desafiante.
-En el instante en el que yo me convertí en tu puto novio!!! – Grité frustrado con esa mujer enloquecedora y chiflada.
-No James - Negó con la cabeza – Podrías haberlo sido, pero no lo eres, porque estás actuando exactamente igual a ese estreñido de Cullen. Yo me aburrí de ser la muñeca de porcelana de alguien. Cuando te portes como un hombre de verdad podemos empezar a conversar – Dijo y trató de ponerse de pie sin dar un espectáculo mostrando las bragas.
Me quedé ahí sentado y la escuché caminar
-Isabella! – Exclamé justo cuando comenzaba a subir la escalera.
Se detuvo, pero no dijo nada.
El silencio que esa mañana nos envolvía como un capullo dándonos privacidad en ese momento se sentía frío y hostil. Y era mi culpa.
-Isabella, lo siento – Comencé – Tú has adivinado lo solitario que he estado en mi vida como vampiro. De mi vida humana no recuerdo casi nada, por lo que lo único que conozco es esto, yo vagando, los humanos corriendo para alejarse, los vampiros manteniéndome a distancia. No sé qué es lo que hay en mí que genera esa desconfianza, y no puedo entender por qué tú no me percibes así, pero desde que te conocí, y no puedo creer que sea tan solo ayer, he pasado por varias actitudes hacia ti. Primero decidí conservarte alrededor porque me divertías y no me temías; luego me di cuenta de que  me gustabas y no podía robarte, sino que debía convencerte de que me dieras una oportunidad; luego pensé que tú debías tomar tus decisiones sin presión, y todo mientras me iba enamorando de esos pequeños detalles que son sólo tuyos… Cuando finalmente nos besamos, planeé en mi cabeza un futuro lleno de aventuras y pasión… Isabella, este ha sido sin dudar el mejor día de mi vida y siento vértigo de pensar que hoy podría ser el primero de muchos…
-Entonces por qué mierda nos estás saboteando antes de empezar??? – Gritó ella volviéndose hacia mí. Su rostro brillaba por las lágrimas que no se había secado.
-Porque no podemos evadir lo que soy! Porque ayer éramos potenciales amigos, gente de paso, no importaba, pero ahora es diferente, y no quiero que mañana o pasado decidas que en realidad no puedes estar con alguien como yo. Estoy dispuesto a ser flexible, a dejar de lado mis juegos y hasta a tratar de integrarme un poco a la sociedad, pero yo no soy como los Cullen, y no voy a cambiar mi dieta, principalmente porque hacerlo te pondría en peligro a ti – Dije.
-Pero los Cullen… - Murmuró.
-No te han cenado de milagro, probablemente porque eras de Edward  y él decidía lo que se hacía contigo – Dije.
-Ok entonces… - Suspiró – Tu problema es que el día de mañana puedo tener problemas con cosas que sé de ti desde hace meses: Que te gusta jugar y que comes gente, correcto?
-Correcto – Asentí.
-Te das cuenta de lo estúpido que es el creer que mañana me voy a impresionar más por lo que ya sabía desde ayer? – Preguntó – Yo estoy entrando en esto con los ojos abiertos, y creo que el que tiene que preguntarse lo que quiere eres tú.
-Yo sé lo que quiero – Dije poniéndome de pie – Te quiero a ti.
-Y yo quiero al James altivo y sarcástico con su sonrisa burlona siempre en su lugar, no al mequetrefe que masculla desde el suelo “no te merezco”. Si me mereces o no esa es mi decisión, igual como el querer estar conmigo es la tuya. Piensa qué carajo quieres hacer con tu vida: Si es estar conmigo, fantástico, y si no, no te preocupes, probablemente voy a sobrevivir. Y ya que todo lo que te digo te entra por una oreja y te sale por la otra, me voy a acostar – Dijo y comenzó a subir la escalera, maldiciendo entre dientes a mí y a mis ancestros.
-Pero la película… - Dije sabiendo antes de terminar que mencionarla era un error.
-En el cine no esperan a que lleguen todos los miembros del público para empezar, así es que la película probablemente va por la mitad – Se le quebró la voz otra vez – Y nuestra primera cita se arruinó peor que nuestro primer beso, y estoy usando estos jodidos zapatos que me hacen daño sólo para verme bonita para ti! – Se enojó otra vez, y se sacó los zapatos sin desabrocharlos.
-Que vas a hacer? – Pregunté, porque se veía peligrosa.
-Voy a ir a la cocina, voy a buscar todo el chocolate que encuentre, me voy a ir a mi habitación y me voy a poner alguna máscara facial de aguacate o algo asqueroso para verme horrible para no gustarte nada, porque no me importas más, y voy a comer todo el chocolate y me voy a poner gorda y celulítica para que ni me mires. Quizás me haga crecer un bigote y hasta una uniceja – Agregó con las manos en la cintura de su lindo vestido con lunares
Estaba seria.
Estaba hablando en serio.
No lo pude resistir. No la pude resistir.
Me reí. Después de todo el drama que causé, me reí, porque ella era perfecta y me contrapesaba perfectamente.
Me acerqué a ella a paso humano y ella me vio venir frunciendo el ceño. Cuando estuve frente a ella, ella desvió la mirada, pero no me importó y la envolví en un abrazo.
-Te quiero Isabella.
-Yo no, déjame en paz – Me empujó.
-Dime que me quieres – Le dije al oído.
-Quiero que te vayas a la mierda – Respondió.
-Te quiero Isabella, dime que me quieres – Repetí.
-Quiero que pidas hora al proctólogo, por si cuando te patee el trasero queda adentro uno de mis zapatos – Dijo con la voz más dulce.
-Te quiero – Repetí – Y me estás haciendo quererte más con cada una de esas respuestas. Dime que me quieres y demuéstrame que ahora si sabes besar.
-James… – Suspiró como pidiendo paciencia – Por qué no te subes a una tortuga y te vas bien despacito a la mierda?
Ok, suficiente. Tomé su rostro entre mis manos y la besé tan profundamente como me pareció seguro. Me empujó por 5 segundos, luego empuñó mi camiseta como decidiendo si tirar o empujar, y finalmente enredó sus dedos en mi cabello y me atrajo a ella.
-Idiota, te odio! – Mascullaba cada vez que emergía por aire.
-Preciosa, te quiero – Le respondía.
Poco a poco bajó el calibre de los insultos hasta que por fin se separó de mí y me dijo
-Tonto, la próxima vez que me hagas sufrir te los corto.
-Ugh? – Pregunté sin saber si había escuchado bien.
-Los huevos – Dijo mirando a mi entrepierna y haciendo el gesto de una tijera – Snip, snip.
-No lo vuelvo a hacer – Prometí serio – Y no porque descarte hacer carrera como eunuco, sino que porque hay mejores cosas que hacer con ellos – Dije sonriendo.
-Tonto – Dijo sin fuerza ni sentimiento.
-Preciosa – Dije besando su mejilla – Ponte los zapatos, vamos a salir.
-La película se debe haber acabado, y yo me debo ver horrible con los ojos rojos e hinchados. Sólo dejo que me veas tú porque te mereces una novia fea – Dijo entrecerrando los ojos
-Así es que sí eres mi novia? – Pregunté tratando de no sonreír de oreja a oreja.
Se encogió de hombros como si le diera lo mismo una cosa u otra.
-No te ves horrible, y aunque así fuera nadie nos va a ver – Dije.
No pareció muy convencida.
-Isabella, déjame salvar la noche… Aunque sea una parte… - Le rogué.
Eso sí le pareció razonable, así es que tomó sus zapatos en la mano y levantó los brazos.
-Qué? – Pregunté.
-Me tienes que cargar al auto – Respondió.
-Ponte los zapatos y camina – Le dije.
-No hasta que vea si el lugar adonde vamos se merece que yo pierda un dedo del pie por falta de circulación – Dijo sin bajar los brazos.
-Estás haciendo trampa, yo te dije que sólo te iba a cargar en situaciones muy especiales – Dije tomándola estilo novia.
-No te parece especial esta pelea? Si hubiera tenido estacas a mano no serías más que polvo – Dijo besándome el cuello.
-Eres maquiavélica – Dije y la subí al auto.
oooOooo
Minutos después estamos en una pequeña colina rodeada de urbanización. No era muy alta, pero se veían las luces de la ciudad.
Había otros autos, separados los unos de los otros, y alguno que otro se balanceaba sospechosamente.
Isabella miró el mediocre panorama con ojos maravillados, como cuando le mostré la mecedora, y exclamó
-James! Me trajiste a una lomita de besuqueo?
-Quieres que quite el techo? – Pregunté sin responder.
-No, hace mucho frío para eso – Dijo – Puedo buscar algo en la radio?
-Por supuesto – Dije.
Ella pasó por varias estaciones rápidamente hasta que encontró una que se escuchaba nítidamente. Estaba terminando el segmento de comerciales, y el locutor comenzó a hablar:
“Bueno amigos, y para todos aquellos que han tenido paciencia, tenemos lo prometido, en exclusiva y dos días antes de su lanzamiento oficial, el nuevo single de la Blue Barron  Orchestra  , con las voces de Bobby Beers y John McCormick. Los dejo con Are You Lonesome Tonight!”
-Aaaaah! - Aplaudió Isabella. 
-Te gusta la Blue Barron  Orchestra? – Pregunté.
-No, pero esta canción también es de Elvis, o al menos él es quien la popularizó en unos años más… - Respondió y comenzó a cantar la letra completa de la canción hasta entonces inédita, mientras se arrimó a mí y tomó mi mano más cercana para estudiarla, seguir sus líneas y luego besar cada uno de mis nudillos.
Cuando terminó la canción se arrodilló en el asiento y se sentó a horcajadas de mis piernas.
-James… Tú me importas… Mucho… Te quiero – Dijo como si le costara sacar las palabras – Pero me prometiste que no me harías daño y no pasó ni un día antes de que cambiaras de idea sobre si quieres estar conmigo.
-No cambié de idea! – Me defendí.
-Como sea, me ibas a dejar – Me cortó – Quiero que pienses en lo que estás haciendo, en si estar conmigo es de verdad lo que quieres, porque en menos de una semana llegan los Cullen y debo saber a qué atenerme. No te sientas obligado de ninguna manera, no voy a quedar desamparada… Tal vez me ayuden a entender lo que pasó y hasta me dejen vivir con ellos por un tiempo una vez que lo explique todo, o tal vez pueda conseguir un trabajo mientras espero a ver qué pasa con mi destino…
-No! – Interrumpí – La próxima semana te vas conmigo!
-Piénsalo, tú estás acostumbrado a tu espacio y a hacer las cosas de cierta manera. Yo cambiaría esa dinámica. Es distinto andar de novios cogidos de la mano a vivir juntos, en especial cuando nos conocemos tan poco – Dijo.
-Estás dudando? – Pregunté bordeando el pánico.
-Yo no he dudado en ningún momento, James – Dijo firme como una roca - Yo te pedí que me besaras y yo te dije exactamente cómo me sentía. No me he guardado nada y no le temo a nada, porque hice todo lo que estaba en mis manos. Si las cosas no resultan no será porque no di lo mejor de mí – Terminó.
Quedé pasmado.
Porque era cierto todo lo que dijo. Ella, casi una niña, estaba demostrando más madurez y dignidad que yo.
-Isabella, ya te lo dije, con todo lo bueno y lo malo este ha sido el mejor día de mi vida – Le dije – Lo que siento por ti es real, y así como me pediste que te enseñara a besar porque nunca besaste de verdad, yo te pido que me enseñes a amar porque nunca amé de verdad… Seguro que me voy a volver a equivocar, pero no va a ser a propósito, y espero que sepas perdonarme.
-Tonto – Besó mis labios – Claro que te voy a perdonar, eres demasiado bonito como para odiarte por mucho tiempo.
-Isabella, no me vuelvas a decir así! – Le dije alejándome para mirarla a los ojos – Los hombres no somos bonitos!
-Y hasta que se te salió lo Neanderthal… – Dijo moviendo la cabeza – No seas cuadrado, las mujeres pueden ser fuertes y los hombres bonitos y no pasa nada. No estoy diciendo que eres homosexual, (no que eso tuviera nada de malo, pero no me convendría), estoy diciendo que tu rostro es perfectamente simétrico y cada cosa es proporcional. Eso a nivel científico es lo que universalmente se acepta como belleza, la armonía, la coherencia. Por ejemplo tus ojos están separados por exactamente la medida de un ojo, tu nariz se alinea con tus orejas, tu boca mide aproximadamente un ojo  medio y está alineada con tus pupilas y entre tu nariz y tu mentón hay exactamente una oreja. O sea, eres lindo. Y rubio. Mi Brad Pitt – Dijo y me abrazó riéndose – No quiero estar enojada – Beso en la mejilla – Estamos en la lomita del besuqueo, hay que besuquearse – Beso en la otra mejilla – Quieres?
-De verdad me tienes que preguntar eso? – Pregunté sentándola en mis piernas, frente a mí, pero no resultó porque ella era mucho más baja que yo y quedaba mirando mi pecho, no mi rostro, por lo que se reacomodó arrodillándose, y así quedó unos 10 centímetros más alta que yo.
Me lancé por su boca, pero ella levantó el mentón y no me quedó más que comenzar por su cuello.
No sé cuánto tiempo habremos estado ahí, besándonos, mis manos recorriendo su espalda hasta sus caderas y cada vez bajando un poco más, para abarcar su trasero.
No me importaba moverme lentamente: Con Isabella era tan interesante el camino como el destino.  
Lo que no quita que mi erección estuviera a punto de desabrochar mis jeans por sí sola.
Las respiraciones estaban agitadas, los vidrios empañados, la radio tocando alguna balada, mis manos de lleno masajeando su culito y ella haciendo de mi cabello un nido de pájaros… El paraíso… Hasta que nos iluminó una linterna, con la que golpearon el vidrio.
Era la policía.
-Agáchate y cubre tus ojos! – Susurró ella antes de abrir la ventana, y con toda calma saludó al oficial – Hola, buenas noches, lo podemos ayudar en algo?
-Qué está pasando aquí? – Preguntó él sabiendo perfectamente qué pasaba entre nosotros. Bastaba ver los vidrios. Y el desarreglo de nuestra ropa. Y nuestro cabello. Y los labios hinchados de Isabella.
-Mi novio prendió el aire caliente porque yo tenía frío – Dijo con un aire de total inocencia que me provocó hacerle cosas muy sucias – Pero como no lo usaba desde hace tiempo, tenía pelusas y polvo, y algo entró en sus ojos. Yo sólo estaba tratando de ayudarlo a retirar la basurita…
-Ya veo, y puedo saber por qué el joven está tan despeinado? – Preguntó escéptico, pero sin poder refutar las obvias mentiras de Isabella.
-Llevamos un rato en esto, y no me lo ha hecho nada fácil. A veces los hombres se comportan como unos bebés – Dijo en tono de rodar los ojos – Traté de tirarle el pelo para que se quede quieto, pero cada vez que acerco un dedo a su ojo lo cierra por 10 minutos más.
-No estaría pasándose de listo, no? – Le preguntó. Yo negué con la cabeza sin decir nada y Bella exclamó indignada
-Por supuesto que no! Yo soy una chica católica irlandesa, criada como se debe. Mi madre siempre dice que nadie va a comprar la vaca si ando regalando la leche por ahí – Ah, Isabella, de tus labios emana sólo la más refinada poesía…
-Y yo quiero la vaca – Dije porque soy idiota.
-Él y yo nos vamos a casar en la vieja iglesia católica romana San Patricio, donde se han casado mis 3 hermanas y todas mis primas – Confidenció – También tengo 2 hermanos pequeños, ellos obviamente no se han casado, pero seguro deberán hacerlo con una chica católica o a mi madre le dará un ataque... Mi madre siempre amenaza con que le va a dar algo, pero nunca le da. Me gustaría ver a Timmy llegar a casa con una anglicana – Se rió – Sabe? mi madre dijo que me dejaría usar su vestido de bodas, como si me hiciera un favor, pero el vestido es enorme, porque ella siempre ha sido…
-Una vaca? – Ofrecí.
-No mi amor, mi madre no es una vaca y deja de llamarla así – Me pellizcó la chaqueta – O un día se te va a salir frente a ella y de eso ni yo te podré salvar.
Suspiró.
-Bueno, como le iba diciendo, yo quiero uno que vi en la calle Harlem Ave en una tienda que se llama Eva´s Bridals, pero cuando le dije a mi madre ella puso el grito en el cielo porque se ofendió porque no quería usar su vestido que me calza tan bien como lo haría una carpa de circo, y mis hermanas que son unas envidiosas comenzaron a chillar que por qué yo podía tener un vestido nuevo si ellas se tuvieron que casar con vestidos usados, y yo les dije que porque ellas son tontas y no tienen iniciativa ni imaginación, y entonces me acusaron a papá, pero papá me quiere más a mí que a todos los demás y… - Habló sin parar.
-Basta! Basta niña, es suficiente! Está bien, se pueden ir siempre que tu conduzcas – Dijo fastidiado.
-Por supuesto señor, buenas noches! – Dijo Isabella, probablemente haciéndole señas.
-Buena suerte hijo – Me dijo el policía – La vas a necesitar…
-No lo sabré yo! – Respondí.
-Sigue así, dale, malagradecido, búrlate, pero te podían haber llevado preso por robarte el auto y estar manoseando a una menor de edad en una noche de escuela, y probablemente 4 o 5 cosas más, así es que un poco de reconocimiento por mi labor o vas a ver cómo a la vaca se le corta la leche de forma indefinida! – Dijo Isabella, picada.
Dios! Cómo me gustaba simplemente oír a esta mujer!
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Ahí está. Las primeras peleas de ajuste. Toda relación las vive, y son un rito de iniciación: O se separan o salen fortalecidos como pareja.

Lo que me gusta es que ambos tienen caracteres fuertes, pero conservan su sentido del humor.

1 comentario:

  1. siiiiiiiiiiiiiiii
    Te vas a ir derechito al cielo :) por ser tan buena y veloz :)
    No puedo creer eso que pones de tí, si todo todo lo que escribes es GENIAL e INCREIBLE, yo te imagino una chica guapa y bella y super segura de sí misma, y no creo ser la unica que lo mira así, apuesto que hay muchos :) Solo faltas tú darte cuenta.
    Eres hermosa y divina!
    Animo!!

    Mil Gracias x tu actualizacion
    Amo a esté James :) perdon pero cuando pasara eso de bella dara su virginidad a james :) jijijiji.... lo estas poniendo tannnn interesante y el pobre james esta que se pasa de buenote!
    Y todos esos arrebatos a mí me hubieran hecho caer :) pero de volada!!
    No dejes de escribir!!
    :)

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