miércoles, 29 de junio de 2016

En Silencio 16

Me queda poco que decir más que gracias por acompañarme en este desafío de terminar un fic en un año. Gracias por involucrarse con los personajes y por sentir de corazón el sufrimiento de (mi) Embry.
Las espero en mis siguientes fics, y estaré siempre atenta a sus comentarios y sugerencias.
Un abrazo.
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Este fic participa del Reto Anual "Te proponemos un longfic" del foro "Sol de Medianoche"
Disclaimer: Nada relacionado con la Saga Twilight me pertenece.
N° de Palabras: 7.665
Palabras Usadas: -
Emoción Usada: -
Imagen Elegida: Manada Quileute.
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Capítulo final
All of these lines across my face
Tell you the story of who I am
So many stories of where I've been
And how I got to where I am
But these stories don't mean anything
When you've got no one to tell them to
It's true... I was made for you.
The Story / Brandy Carlisle
Bella POV
Charlie…
Mi cerebro aún funcionaba lento, a media marcha, casi tentativo, por lo que no recuerdo exactamente lo que ocurrió esa mañana cuando dormía abrazada a Embry e irrumpió Charlie en la habitación demandando que me despertara.
No me quedó alternativa, pero me mantuve acurrucada tal como estaba, porque mi lobo no hizo amago de moverse más que para acariciar mi cabello enredándolo en sus dedos.
Sé que hubo lágrimas, especialmente cuando me di cuenta del estado de mi padre… Se veía mayor, más arrugado, su tono de piel era ceniciento y estaba varios kilos más delgado. Charlie a todas luces había acortado su vida para darme una incierta oportunidad.
Al final las lágrimas dieron paso a las risas, y elevamos en conjunto una pequeña plegaria agradeciendo a quien fuera la deidad responsable de volvernos a reunir.
oooOooo

La Manada…
Tal como en una romería comenzaron a desfilar los lobos por mi habitación, uno a uno, pero en un flujo constante.
Todos me expresaron a su manera su dolor por lo ocurrido, pero me pareció raro que uniformemente antes de acercarse a mí y tocarme miraran a Embry, interrogantes.
Embry se mantuvo en un rincón detrás de mi cama, de brazos cruzados, apoyado en la pared, y aunque su rostro estaba a mis espaldas sé que estaba examinando a cada persona que se me acercó evaluando su nivel de peligrosidad. Mi lobo ya nunca volvería a relajar su vigilancia.
oooOooo
El negocio…
Ángela y Dee fueron las primeras en visitarme una vez que Embry aflojó un poco su estricto régimen de visitas. Hablando con ellas me di cuenta de que en mi ausencia Dee había sido perfectamente capaz de hacerse cargo de mis labores.
Es cierto, trabajó montones de horas extras, pero el negocio no sufrió por mi accidente.
Al escucharla me di cuenta de lo obvio que era mi siguiente paso: Cuando Dee salió a comprar café en la máquina expendedora del pasillo, hablé con Ángela para consultarle si le parecía mi idea, y cuando Dee regresó, le ofrecí a venderle mi parte del negocio.
Dee quedó un poco aturdida, argumentando ser muy joven para tanta responsabilidad, ante lo que Ángela y yo respondimos que ninguna de las dos tenía ni 24 años cumplidos, y que Dee era apenas un par de años más joven.
Yo le ofrecí las facilidades económicas y Ángela la experiencia.
Dee finalmente aceptó.
Y sonrojándose como un tomate, cambió de tema y me contó que había salido en un par de citas con no otro que mi buen amigo Hugh, que desde que su hermano Carl estaba con Leah quería obviamente pasar tiempo a solas con ella, lo que dejó a Hugh comiendo a solas en su casa todos los días hasta que finalmente decidió salir y empezó a comer en nuestro negocio, en una de las mesitas que teníamos dispersas donde fuera que cupieran.
A Dee le gustó Hugh y sus ojos verdes desde que lo conoció en la cárcel, por lo que no creía en su buena suerte al verlo llegar día tras día sin su hermano a rastras.
Al principio Dee simplemente se aseguraba de ser quien atendiera sus pedidos.
Pasados unos días Dee comenzó a pasar entre las mesas preguntando si alguien necesitaba algo y quedándose a hablar con él en su mesa.
Después, cuando ya estaban más o menos cómodos el uno con el otro, ella comenzó a comer su propia colación a la hora en que ella sabía que Hugh aparecería, sabiendo que en un espacio tan reducido sería de mala educación que no compartiera su mesa.
En definitiva, Dee parecía estar enamorada, y ver sus enormes ojos azules brillar de entusiasmo era maravilloso.
Y Hugh demostraría ser un idiota redomado si no se enamoraba de mi amiga.
oooOooo
Embry…
Pasaron varios días en los que recibí visitas de casi toda la gente que conozco, que resultó ser un montón. Mi cuarto estaba repleto de flores de todos los colores y me sentí muy querida, pero también muy cansada.
Tanto así que dejé pasar el tiempo sin querer entrar en temas complicados, en especial porque lentamente la expresión de Embry se estaba comenzando a relajar, aunque nunca dejó su actitud vigilante y hostil: Soportaba que la gente entrara a verme, pero una vez que se acercaban mucho o peor aún, me tocaban, él parecía listo para empezar a desgarrar gargantas.
Había llegado el momento, debíamos hablar.
Jacob no había aparecido en mi habitación, y eso podía ser por un puñado de motivos que se contarían con los dedos de una mano.
Estaba bien pretender por un tiempo que todo está bien, pero no está bien ignorar la realidad por completo.
-Em? – Pregunté mientras él salía del baño. Yo ya había ido con la ayuda de la enfermera así es que estaba rechinando de limpia, con mi pijama recién lavado y mi larguísimo cabello arreglado en dos trenzas.
Embry se estaba secando el cabello y se acercaba con un pantalón de gimnasia gris y una camiseta blanca.
No usaba zapatos.
Levantó la mirada y su expresión se dulcificó considerablemente al caer en mí.
-Eres preciosa – Murmuró acercándose y besando mi frente de forma casi reverente.
-Y tú eres delicioso, pero no es de eso de lo que quiero hablar – Le dije palmeando mi cama para que se sentara frente a mí.
Él obedeció luciendo serio y taciturno.
-Tú preguntas y yo respondo? – Preguntó.
Asentí tomé una de sus enormes manos entre las mías y besé sus encallecidos nudillos. Se veían como si hubieran sido maltratados periódicamente, hasta llegar a formar callosidades, lo cual no le pasaba a los lobos porque su regeneración celular era demasiado acelerada como para formar cicatrices.
Em había golpeado algo muy duro, por mucho tiempo, y en sesiones muy largas.
Si tuviera que adivinar diría que se había dedicado a darle puñetazos a un muro de concreto todos los días, por horas.
Había destrozado su piel.
Probablemente había pulverizado sus huesos, que día a día volvían a soldar.
Oh, Embry, por dios!
"Te amo" Modulé a punto de llorar, y él me miró con esa intensidad tan suya, pero sin disculparse, y dijo
-Pregunta princesa.
Esa frase sirvió para relajar los ánimos.
-Jacob… – Dije.
-Muerto – Respondió sin emoción.
Cerré los ojos y asentí. Era de imaginarse, Embry y Charlie no habrían estado tranquilos con Jake paseándose por ahí, pero igual sentí la pérdida de quien fue mi mejor amigo y mi primer amante… La mayor parte del tiempo que pasé a su lado él fue todo lo que se puede esperar en un amigo y más, solo al final…
Imágenes de las crueles palabras que le dirigió a Embry, del tremendo abuso de autoridad, de sus amenazas hacia mi…
Definitivamente Jake estaba bien donde estaba, dos metros bajo tierra.
-Lo mataste tú? – Pregunté.
Él asintió.
-Y luego…?
-Charlie llegó justo cuando Jacob te atacó, y yo me transformé mientras Charlie llamaba una ambulancia. Peleamos, gané y lo dejé vivir, más preocupado por ti y toda la sangre que estabas perdiendo, pero él me atacó por la espalda y lo rematé.
-Y tus heridas? – Pregunté.
-La Manada se llevó el cuerpo de Jacob antes de que llegara la ambulancia y yo corrí hacia ti. Pensé que estabas muerta o a punto de morir, y no dejé que nadie se te acercara, hasta que me tuvieron que sedar – Confesó – Mis heridas no eran nada, la verdad no las recuerdo…
-Oh, Em… - Suspiré imaginando su dolor.
-Me llevaron al ala psiquiátrica del hospital de Port Ángeles mientras a ti te trataban de estabilizar para trasladarte a Seattle… Creyeron que yo me había desquiciado, porque seguía destrozando cosas para tratar de llegar a ti, así es que después de que herí a varias personas, optaron por doparme y me mantuvieron drogado por meses, en aislamiento y con vigilia suicida… Me acuerdo de fragmentos de esa etapa, pero más que nada del fin, cuando decidí no tomar más drogas y comencé a recordarte.
-Me habías olvidado? – Pregunté.
-Me había olvidado hasta de mí mismo – Respondió bajando los ojos – Pero entonces Charlie me fue a rescatar para que ayudara a despertarte. Al verte todo se me vino encima, estaba muy abrumado, pero lo peor… Es que no fue como en las películas… No despertaste.
-Ya desperté – Susurré estirando una mano hacia él.
-Lo sé – Dijo besando mi palma.
-Qué pasó con tu mamá? – Pregunté recordando que había un gran problema entre ella y el Concejo.
-Resulta que ella tenía sus razones para estar tan amargada – Dijo desordenando su cabello – Al final resultó que Quil no es mi hermano, su papá estaba enamorado de mi mamá pero nunca pasó nada. Por eso la odiaba el viejo Quil, él quería que se casara con quien hoy es la mamá de Quil, y mi mamá ponía esos planes en peligro.
-Entonces Quil no es tu hermano? – Pregunté decepcionada.
-No – Negó él.
-Sabes quién es? – Pregunté sintiendo cómo se apretaba mi estómago.
-Jacob – Dijo casi inaudible.
-Oh por dios! – Exclamé cubriendo mi boca.
-La razón… - Comenzó y se quebró su voz – La razón por la que siempre me trataron tan mal – Tragó saliva – Es que yo soy un par de meses mayor que Jake, por lo tanto
-El verdadero Alpha – Dije yo completando el puzle en mi mente.
-Le hicieron la vida imposible a mi mamá hasta que ella terminó en lo que es hoy, y resintiéndome por ello – Dijo con una mueca – E irónicamente el único lugar donde yo era bien recibido era justamente donde los Black… Y yo estaba tan agradecido de que ellos me dirigieran la palabra y no fueran crueles que me convertí en un incondicional de Jacob… En realidad creo que Billy quería tenerme bien vigilado, para mantenerme en el suelo, porque en el momento en el que me diera cuenta de mi poder, sería yo y no Jacob el Alpha y el Jefe de la Tribu, mi propia línea sanguínea sería reconocida como sagrada, en fin… Todo lo que nunca me interesó.
Quedamos un rato en silencio.
-Esto significa que eres el Alpha? – Pregunté.
-Solo por un par de agotadores días – Dijo restregando los talones de sus palmas en sus ojos – En cuanto se calmaron un poco las cosas le traspasé La Manada de vuelta a Sam. Él es Alpha y Jefe ahora, y a mi me basta con emanciparme.
-Y Billy…? Y el viejo Quil? Y los demás – Pregunté sin mucho interés. No quería venganza, quería paz.
-Ellos enfrentarán sus crímenes contra las estrictas leyes ancestrales, jugar con las líneas de sangre y usurpar la jefatura de La Tribu no se toma livianamente, pero habrá un tribunal para eso, encabezado por Sam. Yo sólo aconsejaré y usaré mi poder de veto, pero por lo demás no quiero nada que ver con eso.
-Eso quiere decir… Em, eso quiere decir que eres libre de tus obligaciones? Ya no tenemos que huir?
-No princesa, ya nunca más vamos a huir – Besó mi frente, mis mejillas y mis labios.
oooOooo
El transplante…
-No puedo creer que no me dijera! – Exclamé furiosa.
-No quería que te pusieras justamente así, estas convaleciente! – Argumentó él.
-Arruiné su vida! – Comenzaron a rodar lágrimas por mis mejillas.
-Su vida se habría arruinado si hubieras muerto cuando estaba en sus manos salvarte, en cambio no te imaginas lo feliz que estaba de que hubiera una forma en la que te pudiera ayudar a vivir – Dijo secando mis lágrimas con la yema de sus dedos.
-Pero su carrera… - Insistí.
-No es más importante que tú – Dijo él sin dudar.
-Lo siento… Lo siento… - Murmuré una y otra vez cerrando los ojos.
-Ahora va a poder hacer lo que le gusta – Me dijo Embry – Va a poder pescar todos los días, cuando quiera…
-Su cerveza artesanal… - Lloriqueé - Nunca más su cerveza…
-Tú vales más que cualquier cerveza – Dijo él pacientemente – Si hubieras muerto ninguna cerveza lo habría reanimado.
-Pero verse obligado a jubilarse…
-Él dice que económicamente es lo que le conviene, por el seguro catastrófico de la policía. Además se va a retirar con honores y habiendo llegado a su tope profesional en el pueblo... Y no es que sea un inválido, simplemente va a buscar algo que se acomode más a su situación actual.
Algo más... Nunca imaginé a Charlie haciendo nada más que dedicarse en cuerpo y alma a la policía.
-No debió hacerlo… - Musité, ya más tranquila.
-Era la única posibilidad en el momento, él era el único donante compatible. Si te hubieran puesto en la lista nacional habríamos pasado años esperando un órgano… Tú sabes que yo dejaría que me sacaran lo que fuera que tu necesitaras, e incluso quizás no habría tenido efectos permanentes como los va a tener Charlie, pero tú y yo tenemos distintos grupos sanguíneos, así es que te habrías muerto en días al rechazar el trasplante… - Dijo como disculpándose.
-No hables como si esto fuera culpa tuya – Dije estirando mi mano cara acariciar su mejilla – Yo sé que si hubieras podido salvarme lo habrías hecho, es sólo que me parece tan injusto… Se destruyeron tantas vidas…
Nos reacomodamos para que yo quedara acurrucada en su regazo y él me cubrió con el chal. Estábamos por fin en la cabaña, sentados en el sillón, frente al fuego.
-Nuestras vidas no se han destruido – Dijo él besando mi coronilla – Aún te amo más que a nada, y tu aún me amas a mí. Tenemos la posibilidad de construir una nueva vida juntos, tal como habíamos planeado…
-Pensé que… Que con lo del trasplante no podría… No sé, no podría hacer nada… - Dije frunciendo el ceño.
-No puedes ser atleta olímpica ni campeona en concursos de comer hot dogs, pero eso ya estaba descartado desde antes – Me dijo hablando contra mi cabello, con una sonrisa en la voz – Vamos a tener que cuidar mucho de ti y de Charlie, pero eso no significa que la vida se detuvo... Al final creo que hasta salimos ganando – Dijo ausentemente – No te alteres! – Agregó de inmediato – Me refiero a que por fin somos libres princesa, podemos ir donde quieras, hacer lo que quieras, vivir!, sin escondernos…
-Lo que quiera? – Pregunté mirándolo a los ojos. Él asintió – Donde quiera? – Agregué en un tono que pretendía ser seductor. Él asintió con esa intensidad que me desarma por completo, y se lanzó a mi boca reclamándola desesperado, como alguien que pasó meses perdido en el desierto y que por fin se encuentra con un manantial.
oooOooo
La carta…
El beso escaló hasta que me encontré a horcajadas sobre sus muslos, rozando mi centro con su erección. No estaba segura de poder tener relaciones, no sabía qué diría el doctor, pero si no hacíamos algo pronto me esfumaría por combustión espontánea.
Embry tomó mi trasero con ambas manos y lo empujó restregándolo contra su sexo.
Los dos gruñimos ante el placer que una caricia tan simple nos causaba.
Y en ese preciso momento entró Charlie a la cabaña, sin tocar la puerta.
-Bella, la señora Hovart me entregó un par de cartas que se le traspapelaron con las suyas cuando comenzó a recibir nuestra correspondencia. Esta carta es para ti. Por la fecha parece que llegó hace un par de meses, y parece oficiaaaaaaah! – Exclamó lanzando los sobres al aire para taparse los ojos con las manos, como si le quemaran.
-Si no te gusta lo que ves aprende a tocar la puerta! – Le dije tratando de aferrarme al enojo, o me consumiría la vergüenza.
Embry me soltó como si mis glúteos se hubieran transformado en un par de brazas al rojo y tomándome por las caderas me depositó en el sillón, sentada en la otra esquina, lo más lejos de él sin lanzarme al suelo. Cobarde.
-Mierda Isabella! – Dijo Charlie aún con los ojos cubiertos – Estás decente?
-Nunca estuve indecente, no me removí ni un calcetín – Dije estirando mi pie para que viera mis calcetas de lana en su lugar.
-Lo siento, Charlie – Musitó Embry.
-Y tú no te disculpes a menos que estés de verdad arrepentido y estés dispuesto a no volver a repetirlo! – Le dije lanzando rayos por los ojos.
Embry estaba dividido entre su amor y lujuria hacia mí y su respeto a la figura de Charlie.
Se quedó callado unos segundos.
-Lo siento Charlie - Repitió. Yo rodé los ojos exasperada – Pero creo que lo voy a seguir haciendo… – Dijo avergonzado, bajando la mirada y estirándose para sentarme en su regazo como si yo fuera un títere.
No pude evitar la carcajada que se me escapó.
-Instalaré un sistema de campanas que les avise cuando salí de la puerta de la cocina para que alcancen a componerse.
-Gracias, que considerado – Sonreí y él frunció el ceño, nada contento.
Embry me besó en la coronilla, me sentó en el sillón, se acercó a recoger las cartas que estaban desparramadas por el suelo y me las entregó.
Yo las revisé sin prestar mucha atención, casi todas las cartas eran de empresas que me pedían o me ofrecían dinero, hasta que de pronto, un sobre diferente.
Una flor de lis de color borgoña.
-Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah! – Grité, salté y me doblé de dolor y nauseas.
Una vez que Charlie y Embry tomaron aire para respirar y poder continuar retándome por bruta e irresponsable, me metí en la conversación agitando mi sobre.
-No quieren saber qué es esto que me hace saltar? - Pregunté
-Qué es eso? – Preguntó Charlie – Te ganaste la lotería?
-Mejor – Dije sonriendo de oreja a oreja, y les mostré el logo del sobre.
-"Universidad de Louisiana" – Leyeron con expresiones vacías.
Rasgué el sobre y comencé a leer, sintiendo que el corazón se me escaparía por la boca.
-Hace meses – Dije por fin - Cuando recién comenzamos a clasificar tus dibujos, saqué algunas buenas fotos a los montones de imágenes plasmadas en distintas técnicas, me conseguí la transcripción de tus papeles del colegio, y redacté una carta dirigida al decano de las facultades de arte de las 5 mejores escuelas del país, explicando que todo este talento no estaba pulido y cómo sería ideal el complementarlo con una educación formal. Hablé de tu condición de quileute hijo de madre soltera y de cómo siempre te esforzaste por crear arte con lo que tenías más a mano… No era una carta muy formal, pero es que yo no estaba pidiendo nada específico, esa no era una postulación oficial ni un ensayo, sino el apelar a la sensibilidad artística de las personas de admisión…
-Y…? – Preguntó Embry con un hilo de voz.
-Si puedes respaldar lo que dice mi carta, llevar algunos certificados y pasar una entrevista personal que te pueden realizar por Skype… Te ofrecen una beca de estudios completa para incorporarte al programa de Studio Arts, en el "Bachelor of Fine Arts" especializado en Pintura y Dibujo...! – Grité agitando la carta, pero ya sin saltar. Charlie le dio a Embry una palmada en la espalda y Embry se quedó paralizado.
-Em, estás bien? – Pregunté.
-Mandaste todo eso sin decirme nada…? – Preguntó.
-Era muy difícil que resultara algo de ese esfuerzo, pero si no lo hacía en ese momento habríamos perdido la admisión del próximo semestre… – Dije menos entusiasmada.
-Lo mandaste a las 5 mejores… - Dijo Em.
-No vas a entrar a nada menos que una de las mejores escuelas, de todos modos en técnica no es mucho lo que te pueden enseñar – Dije cruzando los brazos.
-Y la Universidad de Louisiana es…? – Preguntó.
-La número cuatro – Dije – Pero ahora que te van a tener de alumno seguro que suben un par de puestos – Dije orgullosa – No estás enojado, verdad?
-Voy a ir a la universidad? – Preguntó incrédulo.
-Si tú quieres… – Le dije sintiendo cómo se rebalsaban las lágrimas de mis ojos de pura felicidad.
-Tú irías conmigo? – Preguntó.
-De verdad necesitas preguntarme eso? – Pregunté con la ceja levantada.
-Tú querías estudiar algo relacionado con cocina… - Recordó.
-Bueno, la universidad queda en Baton Rouge, eso está a unos 130km de New Orleans, y yo siempre quise aprender a cocinar comida cajun… Mmmmh... Dependiendo de dónde estudie podemos elegir dónde nos conviene vivir, y si hace falta podría viajar…
-En ese caso el que viajaría soy yo – Dijo él de inmediato – La beca es sólo académica, verdad?
Asentí.
-Y sólo te la renuevan si te mantienes dentro del 10 por ciento más alto de tu clase – Agregué –Y entonces qué, nos vamos a vivir a New Orleans? – Pregunté más que emocionada.
Embry asintió y yo lo abracé, pero al abrir los ojos vi a Charlie, con una sonrisa en los labios pero la mirada más triste del mundo.
-Charlie… Papá… Lo siento – Le dije acercándome a él. Él trató de mantenerse estoico.
-No hay por qué sentirlo, sólo te pido que te cuides… – Me dijo carraspeando al final.
-Sí, si lo hay – Insistí – Yo sé que tú odias empacar…
Charlie me miró sin entender.
-Lo siento por todo el trabajo extra, pero podemos contratar a una empresa de transportes o traer a La Manada para que ayuden con la mudanza… - Dije.
-No tienes tantas cosas, Bella – Dijo – Y la mayor parte de lo que tienes está aquí – Dijo apuntando a la cabaña.
-Yo no, pero tú sí, tienes cajas y más cajas guardadas en el ático, y los closets llenos de cosas que no ocupas… No nos vamos a llevar esas porquerías! – Exclamé.
-De qué estás hablando, Isabella? – Preguntó al fin.
-De ordenar tus cosas! No creerías que te íbamos a dejar aquí, verdad? – Pregunté.
Él se sonrojó. Sí lo había pensado.
-Charlie, los tres somos un equipo, y con lo del trasplante nos conviene estar juntos para cuidarnos mutuamente mientras Embry se dedica a ser un genio… Esta es nuestra oportunidad de empezar de cero, tómala con nosotros, en este pueblo no nos quedan más que malos recuerdos…
-No lo sé… - Musitó.
-Recuerdo que alguna vez dijiste que te habría gustado tener un bar – Insinué.
-Ya no puedo beber, ya no es entretenido – Dijo sacudiendo el bigote.
-Yo creo que es mejor, o te volverías un borracho bebiéndote tu propia cerveza – Dije.
-Mmmmmh…
-Piénsalo, tómate tu tiempo para decir lo que harás cuando vivamos en New Orleans, a mí no me importaría ayudarte en lo que sea, y si quieres… No sé, vender carnada viva en el muelle, ahí voy a estar. Lo importante es que al final del día cenaremos todos juntos – Dije.
-Por favor – Dijo Embry muy bajito – Bella no iría sin ti y yo no iría sin ella…
-Mmmmmmmh…
oooOooo
Mudanza…
Nuestra partida fue un duro golpe para La Manada. Si bien es algo que se veía venir, el sentimiento de comunidad y pertenencia que existía entre los lobos era excepcional, y eso sumado a mi propia amistad con cada uno de ellos lo hizo extra complicado…
Creo que usé más tiempo en llorar que en embalar las millones de porquerías que Charlie había acumulado por décadas, y cada vez que me sentía más tranquila aparecía alguien más a abrazarme y decirme lo mucho que nos extrañarían a los tres.
O bueno, fue así con casi todos menos con uno, que se dedicó a embalar en un agresivo mutismo que no tenía que ver con los significativos silencios de Embry o la sencilla placidez de Emily… Este era un silencio de mandíbulas apretadas, que me decía claramente que si se permitía abrir la boca, comenzarían a volar maldiciones que se escucharían hasta Port Ángeles.
Lo ignoré por un rato, pero muy pronto me di cuenta de que bajo esa coraza de hostilidad él, como todos, estaba sufriendo.
Quizás incluso más.
Me fui a su esquina y cuando se negó a reconocer mi presencia tironeé de su manga. Me miró frunciendo el ceño y le hice un gesto con la cabeza, apuntando al bosque. Ese mismo donde me abandonó Edward tantos años atrás.
Nadie se dio cuenta de nuestra partida salvo Embry, que tenía un radar incorporado para ubicarme en todo momento y en todo lugar.
Le hice el mismo gesto con la cabeza apuntando al bosque y él asintió una vez y siguió con lo suyo.
En cuanto salí de la casa entrecrucé mi brazo con el suyo, como tantas veces había hecho mientras hablábamos de la vida paseando por la Primera Playa… Pero él no dijo nada y yo tampoco.
Quizás porque aun estábamos en el rango de audición de los lobos que plagaban la casa de Charlie.
Caminamos un largo rato, hasta que me vi transpirando por el esfuerzo, y finalmente él se detuvo.
-Bueno, qué? – Ladró. Sutil, como siempre.
-Qué mierda te pasa? Atropellaron a tu gato? – Pregunté cabreada.
-Para esto me trajiste hasta aquí? – Preguntó – Para burlarte?
-No… Sí… Mierda! – Dije frustrada y lo empujé.
-Elocuente – Dijo con esa media sonrisa que me provocaba borrársela con un golpe en la nariz con una llave inglesa.
-Paul… Mira… Tú sabes… - Dije sin saber qué decir, mientras retorcía los dedos de nerviosismo.
-No digas nada pollito… – Me dijo retomando su antiguo apodo para mí. Y ojo que aunque sonaba tierno no lo era para nada, era simplemente que él decía que yo era muy flacucha y pequeña para ser un elegante cisne, y que apenas alcanzaba para pollito.
Asno!
-Pero… - Dije sin saber qué decir, pero sintiendo que debía decir algo.
-Ya sé lo que me vas a decir y no quiero escucharlo! – Exclamó - Nos estás abandonando! Dijiste que siempre estarías aquí para nosotros, para mí, pero ahora simplemente te vas, y a la mierda todos los que te queremos. El amor de Embry realmente te hace ciega a lo mucho que te necesita La Manada? A lo que te necesito yo? – Dijo un poco ahogado al final. Paul nunca se exponía de esta forma, lo que me dio pistas de cuan alterado se encontraba.
-Paul, La Manada es mi familia, siempre los voy a querer, y voy a venir a visitarlos, y mi casa en New Orleans siempre tendrá una habitación libre para quienes quieran visitarme! – Dije de inmediato tratando de encontrar su mirada sin éxito.
Paul se mantuvo en silencio, respirando agitadamente. Si no se controlaba pronto explotaría, ya nos había pasado otras veces, sobre todo al comienzo de nuestra amistad.
-Y tú sabes lo mucho que te quiero, desde que terminé con Jake has sido mi mejor amigo, y hemos pasado por muchas cosas juntos. Eso no lo olvidaré jamás – Dije pensando en esas noches en las que me llamaban de algún bar de Port Ángeles donde Paul estaba muerto de borracho y definitivamente no en condiciones de manejar por sí solo.
La verdad, no era raro que me llamara alguien de madrugada al menos una vez al mes, después de todo yo era el contacto en caso de emergencia de casi toda La Manada por tener horarios relativamente flexibles, buena voluntad, un vehículo y conocer el secreto.
Pero en el período malo las llamadas fueron mucho más frecuentes, porque Paul se puso autodestructivo, y era como si quisiera suicidarse indirectamente a fuerza de beber, drogarse o tener sexo sin protección.
Más de una vez debí dormir en el sillón de mi cabaña porque él dormía la borrachera en mis lindas sábanas bordadas de 240 hilos, con el papelero del baño al costado, de modo que no me las ensuciara.
A veces lo acompañé en el baño mientras vomitaba, y otras lo regañé por idiota, y afortunadamente con el tiempo las circunstancias en su vida se fueron estabilizando de a poco, lo que hizo que la autodestrucción disminuyera hasta llegar a un nivel razonable (para él), pero como si hubiéramos firmado un pacto de silencio, nunca le dijimos a nadie sobre esas noches de debilidad, y tampoco lo discutimos entre nosotros, pero de alguna forma creamos una complicidad que lo transformó en mi incondicional.
Yo por mi parte conocía a un Paul distinto al brabucón engreído y malas pulgas que veían todos. Yo veía a alguien que había sufrido mucho y se protegía con una dura coraza de indiferencia, para no volver a sufrir otra vez.
-Paul… Shhhhh – Dije tomando su mano y descendiendo hasta el suelo, formado por una capa de hojas. Él se dejó caer junto a mí y yo no solté su mano – Respiremos juntos… Uno, dos respira… Uno, dos bota lo malo… Uno, dos te llenas de puras cosas lindas… Uno, dos, sacas las cosas feas… Uno, dos, arcoíris y unicornios… Uno dos, ogros y brujas…
No era el método más científico u ortodoxo, pero en él funcionaba hasta llegar casi al punto de trance.
Pobre Paul, pensé. Su mejor amiga y confidente (yo) casi se muere frente a él, luego queda en coma, y cuando por fin despierta, lo abandona.
Realmente no me había puesto a pensar en cómo mi enfermedad había afectado a nadie más que a Charlie y Embry… Qué mente tan pequeña, qué tonta.
La vida de Paul había sido dura de maneras distintas a la vida de Embry, y ambos crecieron para convertirse prácticamente en caracteres opuestos, pero no por eso su dolor era menos real.
Mientras Embry se contenía, aguantaba estoico y callaba, Paul gritaba, insultaba y explotaba en una bola de furia por las más ridículas razones.
Sonreí tristemente para mí mientras respirábamos juntos, pensando en que al principio Paul me odió por mi asociación con los Cullen, pero poco a poco no le quedó otra alternativa que conocerme, especialmente cuando Jacob comenzó a compartir en su mente detalles íntimos de nuestra relación, y debió aceptar a regañadientes que al menos mis intenciones eran puras. Yo no traicionaría a La Manada.
El giro de nuestra relación que nos hizo pasar de meros conocidos a una incipiente amistad, fue un día en que el tiempo se me fue volando y se me hizo tarde sin darme cuenta. Era un poco después del anochecer y me encontraba sentada en la orilla del acantilado desde donde los chicos hacían los clavados. El cielo se había oscurecido de pronto, pero no me importó demasiado, porque las luces de mi camioneta me iluminaban, y el parlante de mi iPod sonaba a todo volumen con mis canciones favoritas y me hacía compañía.
Y yo? Yo estaba abrazando mis rodillas con un brazo y fumando un enorme porro con la mano libre.
Por mi música no lo oí.
Por la oscuridad reinante no lo vi.
Al menos no hasta que estuvo encima de mí…
-Qué mierda estás haciendo pollito? Viniste a suicidarte? Crees que esa es la manera de vengarte de esos chupasangres hijos de puta? Crees que a ellos les va a importar un huevo si vives o mueres? – Gritó todo de una vez, obligándome a pararme, y me sacudió, haciendo peligrar mi porro y mi cuello.
-Se me hizo tarde, no pasa nada – Le dije frunciendo el ceño. Qué bicho le picó?
-Sola en un acantilado, fumando un porro del porte de un puro, y a merced de la bestia sobrenatural que quiera pasar por aquí – Me regañó – Con tu suerte lo menos que te podría pasar es que te hubieras desbarrancado!
-No me iba a pasar nada… – Dije haciendo un puchero totalmente fuera de personaje. Como que quería llorar… Me daba tanta pena que me regañaran…
-Vamos – Me dijo suspirando, un poco más tranquilo, dirigiéndose a la camioneta conmigo a cuestas, y me sentó en el asiento del copiloto.
-Vamos a la casa de Charlie? – Pregunté – Creo que hoy había invitado a unos amigos a ver un partido en su tele nueva… Por eso yo estaba aquí…
-Pollo, apaga el puto porro! – Me dijo haciendo partir la camioneta. Obedecí en silencio y empecé a jugar con mi iPod.
"…Necesito un héroe,
estoy esperando para pedir un héroe hasta el final de la noche.
Tiene que ser fuerte, y tiene que ser rápido,
y tiene que estar recién salido de la lucha.
Necesito un héroe,
estoy esperando para pedir un héroe hasta la luz de la mañana
Tiene que estar seguro, y tiene que ser pronto,
y tiene que ser más grande que la vida…"
*I Need a Hero / Bonnie Tyler
Canté como si nada, tratando de molestarlo aún más, pero él en vez de enojarse se rio de mí, desordenó mi cabello y me dijo
-Pollito, estás frita, apestas a marihuana y algún condimento... Orégano quemado, y tienes ese olor impregnado en el pelo, la ropa… Quién te vendió esa mierda? – Peguntó.
-Quién más? El viejo Quill, que se lo vendió a Billy porque es "medicinal", Jake le robó la mitad a Billy, yo se lo robé todo a Jake – Respondí encogiendo los hombros.
-Si vas a robar, entonces roba algo que valga la pena! - Me dijo.
-No me vas a decir que no debería robar? - Pregunté.
-Oh no, me divierte ver que la hija del Jefe de Policía roba drogas defectuosas a un ladrón de poca monta que a su vez le robó a un inválido, así es que continúa tu carrera delictual, por favor- Se rió - Quizás la próxima semana comienzas a golpear bebés.
Esa noche dormí en casa de los Clearwater. Leah llamó a Charlie pretendiendo haber organizado una pijamada (no se me puede ocurrir algo más absurdo que Leah participando en ese tipo de actividades) y al día siguiente regresé a casa después de que Charlie se había ido.
-Estás más tranquilo? - Le pregunté cuando sentí que dejó de temblar.
-No – Escupió – Traidora!
-Paul, esta es mi oportunidad de ser feliz, la única que me queda… Estuve medio muerta por meses, no crees que me debo a mí misma el tratar de buscar mi lugar en el mundo? – Le dije suavemente.
-Tu lugar está aquí! Quédense aquí! Qué hay en esos asquerosos pantanos que no haya aquí? – Preguntó.
-Una vida nueva, una hoja en blanco, sin los títulos y etiquetas, sin el dolor y el miedo constante… Y possums - Agregué.
-O sea, prefieres estar sin tus amigos y la gente que te quiere, y en un lugar plagado de ratas gigantes – Agregó haciendo un gesto de desprecio.
-No pierdo a mis amigos, y ustedes no me pierden a mí, tú sabes eso… - Dije - Debajo de ese enojo y esa rabia tú sabes que siempre estaré a una llamada de distancia.
-Estás tan confiada en tu futuro… - Suspiró - Cómo sabes que Embry no va a imprimar en algún momento? O sea, sí, yo sé cuánto te ama, pero esas cosas son imposibles de controlar.
-Oh, sí, esa es una de las perlas de sabiduría que aprendimos recientemente, al revelarse que Embry es el auténtico Alpha… Los Alpha, o sea el lobo dominante de la línea de los Black no imprima jamás. Hay registros antiquísimos que lo confirman. Es por eso que Jacob no tenía miedo de planear su vida conmigo, él sabía que no me iba a dejar botada por obra de un lazo místico – Le dije.
-Quién te dijo eso? – Preguntó Paul.
-En el Concejo se discutió el tema arduamente cuando yo estuve de novia con Jake, y el papá de Quil y Sue estuvieron dispuestos a compartir la información que recabaron en ese tiempo – Dije.
-Embry va a tener una vida completamente suya… - Murmuró Paul con añoranza – Pero bueno, por qué es que el Alpha no imprima?
-Porque el Alpha debe tener la mente despejada y velar por toda su manada, no puede estar enfocado exclusivamente en su pareja como lo están los lobos imprimados… – Respondí – El Alpha debe tener una visión más global de las situaciones, supongo.
-Y cómo te sientes con eso? – Preguntó tomando hojas secas del suelo y picándolas en pedacitos, meticulosamente.
-Aliviada – Dije de inmediato – Embry siempre insistió en que nunca imprimaría porque sabe que me ama desde los tres años. Pero aún si imprimara de mí… No sé, no me habría gustado. No cuando tantas opciones le fueron arrebatadas. No cuando su única certeza ha sido desde siempre su amor por mí. Yo quiero que él me elija, entiendes? Que cada día sea su decisión consciente el pasarlo a mi lado… Te hace sentido? – Pregunté.
-Sí, pollito – Asintió cubriendo mis piernas con hojas molidas, como si espolvoreara orégano en una pizza - Me hace sentido porque así es exactamente como me siento. No quiero que me arrebaten mi libertad, la poca que me queda. No puedo estar con nadie porque estoy pensando todo el tiempo en que se va a repetir el desastre de Leah, Sam y Emily… Y no, no tengo estómago para eso…
-Y salir nada más? No es necesario enamorarte, pero algunas citas con la misma chica… - Sugerí sabiendo la respuesta.
-Es lo mismo, o peor. Todo el tiempo controlando cuánto puedo decir, cuánto puedo revelar de mí, hasta dónde me permitiré llegar sin involucrarnos demasiado y romper su corazón o el mío… Es por eso que tú eres ideal como pareja de un lobo, al menos sabes toda la verdad y te llevas bien con La Manada – Suspiró dramático – Lástima que seas un pollito raquítico… - Dijo poniéndose de pie y levantándome con él – A mí me gustan las mujeres que tengan de adónde agarrarse, un buen par de t…!
-Como si me fuera a meter contigo! – Dije interrumpiéndolo, haciéndole un desprecio y emprendiendo camino a la casa, con nuestros brazos entrelazados.
Caminamos en silencio un rato.
-Y qué hay de la marca… La mordida? – Dijo apuntando a mi cuello.
-Es otra cosa que sólo hacen sólo los Alpha, y no todos los Alpha, por eso es tan poco frecuente y hay tan poco sobre el tema en los registros – Dije – Es una forma de desafiar a los demás a que se me acerquen… Como si yo fuera un arbolito y él me hiciera pis encima para demarcar su territorio.
-Tú estás bien con eso? – Preguntó levantando las cejas cómicamente.
-En principio no, el concepto de la posesión de una persona es arcaico, pero toda esta situación es tan rara que una cosa más francamente no me importa – Dije encogiéndome de hombros.
Caminamos otro trecho en silencio.
-Paul… Seguimos siendo amigos? – Pregunté.
-Los mejores amigos – Dijo con un tono mucho más amable, asintiendo – Odio que te vayas, pero lo entiendo… Nos hacía falta esta conversación, no? Últimamente siempre estás rodeada de gente...
-Es cierto, pero ahora podremos hablar por Skype todo el tiempo y vernos a la cara, y tú nos vas a ir a ver… Que te parece para Mardi Gras? Te encantaría, las chicas se vuelven locas, y vi fotos de algunas que se pintan diseños de colores en el pecho desnudo y salen a bailar a la calle así, en topless! Es una fiesta tremenda! – Dije entusiasmada.
-Noooo! – Dijo una voz angustiada de entre los árboles – La visita para Mardi Gras es para mí! – Reclamó Seth apareciendo.
-Estabas espiando? – Pregunté, no enfadada, sino más bien curiosa.
Seth negó con la cabeza.
-Odio que me espíen – Dijo Paul volviendo a cabrearse.
-Este año no Seth, tal vez el próximo, si? – Le dije poniendo cara de "dime que sí o te matan" – O mira, qué tal si esperamos un poco hasta que veamos bien cómo va a ser nuestra casa, nos acomodemos, y podamos evaluar si nos cabe otro lobo? Tres es bastante… – Agregué.
-Está bien – Dijo Seth encogiendo los hombros – Quieres que te cargue el resto del camino? En realidad vine a buscarte, porque Charlie dijo que tienes que comer algo antes de partir y necesitas tomar tus medicinas. Ya está todo cargado en el camión y sólo faltas tú.
-Si de verdad estamos apurados, cárgame – Dije levantando los brazos resignada, acostumbrada a pasar de un lobo a otro como una muñeca de trapo.
Por sobre los hombros de Seth vi a Paul de pie, inmóvil, mirándonos desaparecer entre el follaje.
Se formó un enorme nudo en mi garganta, y debí obligarme a no perder el control y llorar desolada.
Paul por su parte, se limitó a forzar su sonrisa de chico malo, me guiñó un ojo y explotó en una bola plateada.
oooOooo
Las despedidas de ese día llenan mis ojos de lágrimas hasta el día de hoy. Cada miembro de La Manada, lobos e imprimaciones, eran miembros de mi familia, y separarme de ellos para comenzar una nueva vida era necesario, pero tremendamente doloroso.
Los recordatorios de lo ocurrido aquella tarde estaban en todas partes, cada vez que salía de la casa mis ojos se enfocaban en el sitio en el que casi me desangré. La gravilla estaba limpia, pero a mí me parecía ver manchas oscuras entre las piedras, y me parecía poder saborear el horrible olor metálico de la sangre… E invariablemente sentía una punzada de tristeza.
La Push tampoco era el refugio de antaño, porque muchas cosas habían cambiado desde la última vez que estuve ahí… Aquella noche inolvidable, la primera vez que besé a Embry.
La madre de Embry estaba dando alojamiento en su casa al padre de Quil, a quien su esposa echó a la calle por todo el escándalo.
El señor Ateara y la señora Call no vivían como pareja, eso era recalcado en cada oportunidad por ella, pero al papá de Quil creo que le daba lo mismo lo que pensaran de él, por fin libre de las garras de la bruja de su esposa y el ogro de su padre.
De cualquier modo, la compañía de su antiguo amigo había serenado a la señora Call. Por fin tenía a alguien a su lado que la trataba con respeto, y que la miraba con admiración. Tal vez ella nunca sería una verdadera madre, el tiempo para aquello ya había pasado, pero al menos ya no era clasificada como la demente o la puta del pueblo, y con eso nos conformábamos.
A ella la ausencia de Embry no le significaría ningún problema.
El otro que se fue de patitas a la calle fue el Viejo Quil, quien por su involucramiento en los hechos había sido removido del Concejo, siendo reemplazado por su vilipendiado hijo. Además con el rompimiento de su matrimonio su nuera dejó de sentirse en la obligación de aguantarlo, y lo echó de la casa. Vivir en casa de Tiffany Call no era una alternativa, y finalmente debió mudarse a la casa de reposo indígena para ancianos que dirigía El Estado, que cuidaba de un puñado de viejitos de origen tribal variado y que no tenían a nadie que se hiciera cargo de ellos. Me contaron que las condiciones del hogar eran bastante precarias, y ni su hijo ni su nieto tenían planes de visitarlo en un futuro cercano, resentidos por sus manipulaciones…
Y finalmente, Billy Black…
Hubo todo tipo de propuestas de castigo a quien usurpó al legítimo Alpha y Jefe de La Tribu, algunas bastante creativas, pero Embry no quería cargar con eso en su consciencia, aunque lo que decidió tal vez resultó ser peor que una golpiza…
Billy fue despojado de su título en el Concejo y su título como Jefe subrogante.
Embry declaró que Jacob era el último de los Black, y que la línea sanguínea que Billy consideraba tan valiosa ya no existiría más. De tener descendencia Embry, una nueva línea nacería bajo el nombre Call.
Y por último, se le expulsó de La Tribu. Legalmente claro, para los blancos, Billy seguía siendo quileute, pero para todos los habitantes de La Push él se había convertido en persona non grata.
Al ser expulsado, obviamente, perdió su casa (que siempre perteneció a La Tribu, ya que estaba construida con subsidios gubernamentales). El terreno comprensiblemente tampoco era suyo, porque era legalmente terreno indígena de La Tribu, por lo que él no podía venderlo o traspasarlo.
Billy trató entonces de pedir asilo en la Tribu Macah, pero oh sorpresa! No fue bien recibido. Se le habrá olvidado que Tiffany provenía de ese lugar? Pensaría que los miembros de las tribus no se comunicaban entre sí? Las transgresiones de Billy eran serias, y todos sabían que se le habrían aplicado castigos más severos de haber estado en buena condición física, pero la verdad es que por lo que me contaron, el pobre estaba que daba pena.
Charlie fue llamado en un par de ocasiones para que retirara a Billy del bar del pueblo, ya que nadie sabía a quién más llamar ni a dónde mandarlo (Después supimos que se quedaba en motel de mala muerte ubicado a la orilla de la carretera).
Charlie cada vez envió al suboficial Ernie a encargarse del problema, pero el asunto es que no había muchas alternativas para él: O una celda o un hogar de ancianos en Port Ángeles, y es que el problema en este caso no era el dinero. Billy tenía su pensión de jubilación anticipada y otra asignación por el seguro de invalidez. Entre las dos podía arreglárselas.
La cuestión es que él necesitaba cuidados, supervisión, en resumen, la ayuda que siempre le prestó Jacob.
Cada vez que llamaban a Charlie por causa de Billy, Charlie se ponía peor.
Después de todo Billy era o había sido su mejor amigo.
Hasta que un día no aguantó más, y la siguiente vez que Ernie debió ir a recogerlo, Charlie ordenó que se le encerrara en una celda en solitario (estaba tan borracho que había perdido el control de esfínteres y era un asco).
Dejó pasar un día para darle tiempo de que despertara y de diera cuenta del estado en el que se encontraba; luego le mandó una bolsa de basura para que echara todo lo que tenía puesto, y una muda de ropa limpia pero sin prestarle ninguna ayuda para asearse o vestirse, y cuando finalmente estuvo listo, le mandó comida y a una asistente social del estado que evaluaría qué es lo que se haría con él. Billy ya no tenía voz ni voto ni siquiera en lo concerniente a su propia vida.
Y por eso es que creo que a pesar de que Embry eligió este castigo para evitar la violencia, dio en el clavo de lo que a Billy le dolería más que 100 latigazos: La pérdida de su dignidad.
Pasó de golpe de ser Jefe de La Tribu a un patético inválido interdicto.
Pobre Billy… Odio lo que hizo a Embry, pero odio también el ver a quien llegué a considerar como una segunda figura paterna, así de acabada.
Supongo que Billy por fin estaba cosechando lo que sembró.
oooOooo
Cada cálido abrazo destrozó un pedacito de mi corazón, que quedó en las manos de cada miembro de Mi Manada.
No estábamos huyendo de ellos, me dije, estábamos avanzando en busca de nuestros sueños. Nuestras vidas estaban demasiado entrelazadas, y estaba escrito en nuestros destinos que nuestros caminos se volverían a cruzar.
Enormes lobos nos siguieron durante todo el camino hacia Olimpia, y cuando ya no pudieron avanzar más por riesgo a la exposición, comenzaron a aullar lastimeramente.
Los escuchamos por largos minutos hasta que nos sumergimos en el silencio, todos pensativos. Charlie manejando y Embry y yo enlazando fuertemente nuestras manos.
Podemos lograrlo, pensé. Tengo a mi lado a los mejores hombres del mundo: Al padre abnegado que literalmente ofreció su vida para salvar la mía, y el lobo que me amó desde siempre, porfiado, constante, y contra toda esperanza…
Maldita sea, cuanto tiempo perdimos…!
Porque yo estaba ciega y Embry miraba, pero se mantenía en silencio.
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Ahí lo tienen, espero su veredicto. No se queden en "Me gusta", díganme por qué. Y si algo les molestó, este es el momento de hablar. Sólo así podré mejorar.
Todo mi cariño
A.


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