lunes, 14 de marzo de 2016

Outtake de “Mi Destino”: Emily se entera de la verdad


Lo prometido es deuda, el outtake de Emmett y Emily. Espero les guste y comenten, que eso me motiva a seguir escribiendo. Lo siento por el hiatus, pero estoy haciendo lo posible por regresar.

Se les quiere y extraña.
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Outtake de “Mi Destino” “Emily se entera de la verdad” 


Yours is the first face that I saw
I think I was blind before I met you
Now I don't know where I am
But I know where I want to go
I don't know where I've been
That these things take forever
And so I thought I'd let you know
I especially am slow
And I wondered if I could come home
But I realize that I need you
The First Day of my Life/Bright Eyes
Emily POV La hija única de una familia desintegrada. La medio hermana de tres preciosas chicas nacidas del tercer matrimonio de mi padre. Una madre sumida en una eterna e infructuosa búsqueda espiritual cuyo centro de operaciones está en la India. Un padre económicamente presente y emocionalmente indiferente. En fin… Decir que a nadie le importaba demasiado lo que pasara conmigo no era exagerar. En cuanto mis padres se divorciaron mi padre se volcó hacia las zorras, mi madre a la búsqueda de planos espirituales más elevados, y a mí me enviaron al internado.
Un excelente internado, claro está. Mi familia es negligente, pero muy rica. Por eso es que estaba acostumbrada a vivir hacia adentro, a no hacerme notar, a soñar sin esperar que mis deseos más íntimos se cumplieran. Difícilmente podía esperar amor de un extraño si ni siquiera mi familia me quería. Alrededor de sexto año comencé a relacionarme con Kristy y Gaby, quienes pasaron por alto mi timidez y me acogieron ofreciéndome su amistad y eventualmente acogiéndome en las fiestas, dividiéndolas como si compartieran mi custodia: Una me tenía en Navidad y la otra en Año Nuevo, una las vacaciones de invierno y la otra el receso de primavera… Era un poco patético y la vergüenza de recibir esa especie de “caridad” me hacía comportarme con más timidez aún, pero ante la alternativa de pasar semanas interminables con mi madre internada en el Centro de Meditación de Dharamshala, haciendo voto de silencio en medio de las Montañas del Himalaya o peor aún, ir a la casa de mi padre y su nueva esposa y sus tres insufribles y perfectos engendros rubios… No sé por qué me molesta que todas sean rubias, cuando yo misma lo soy, o tal vez sea eso, es que la parcialidad de mi padre hacia las rubias no me hace especial ante sus ojos. Sus tres esposas y sus cuatro hijas tenemos el mismo molde, pálidas muñecas de ojos azules y el cabello dorado… Yo no era nada especial. Por eso eventualmente traté de destacar por mi cerebro, ya que mi vulgar belleza no era celebrada por quien más quería que me notara, papá. Sí, tal vez todas las mujeres de su vida éramos similares físicamente, pero qué tal si le demostraba que solo yo usaba la cabeza para más que peinarla…? Tal vez entonces lo vería más seguido… Tal vez entonces no olvidaría mis cumpleaños o asistiría a mi graduación. En retrospectiva me doy cuenta de lo tonto de ese tren de pensamiento, pero era joven, y ante la ausencia de un plan mejor…
oooOooo
Y al final resulté ser buena para el álgebra y excepcional en el área biológica, lo que me ganó un lugar en las olimpiadas de matemáticas y un puesto casi seguro en la escuela de pre medicina de cualquier universidad de la Ivy Leage, pero en cuanto a la atención de mi padre… Bueno, supongo que a él le daba lo mismo si las rubias somos tontas o no, lo que me debería haber quedado claro al observar en su vida el desfile de taradas monosinápticas infladas con silicona, paralizadas con botox, estiradas con hilos de oro y alimentadas con agua y lechuga. Si, papá era astuto, un hombre de negocios con excelentes instintos, y por lo mismo con su inteligencia bastaba y sobraba.
oooOooo
Y pasaron los años y con el tiempo dejé de esperar capturar la atención de papá, y fijé mi atención en otro blanco imposible: Mathew Archer, chico deportista, rico y popular, y una meta totalmente inalcanzable para mí. Y tal como cabía de esperarse, por años me ignoró… Bueno, eso hasta que Bella, la chica nueva, nos presentó a su hermano afuera de la iglesia. Ese enorme chico, guapo, extrovertido y totalmente adorable parecía haberse encaprichado conmigo, lo que asumí que era una broma pesada orquestada por Amanda o algo por el estilo. Debía ser una cámara indiscreta, ya que en qué realidad paralela un chico como él se enamora de una chica como yo? Desconfié… Hice lo posible por ignorarlo… Lo rechacé… Me escondí… Pero su devoción me conquistó y muy rápidamente me demostró que sea por la razón que sea, a pesar de todos los abiertos ofrecimientos de montones de chicas mucho más lindas o interesantes, era yo quien le gustaba. Me miraba como si yo fuera la cosa más hermosa y delicada del mundo. Escuchaba cada una de mis escasas palabras como tratando de imprimarlas en su cerebro. Ignoró a las demás. Y decididamente, tomó mi mano y no la volvió a soltar.
oooOooo
Me parecía que el período de mi vida que no había estado con Emmett a mi lado era un sueño, un recuerdo borroso y mal dibujado, y que mi vida con él era lo único nítido… Era raro considerando que había estado a su alrededor sólo un par de semanas. La cosa es… Los chicos de mi edad juegan juegos de seducción. Entregan y quitan poder, manipulan y contienen lo que sienten: más de dos llamadas telefónicas por parte de él son acoso; si la chica lo llama es que está desesperada… Códigos y juegos creados para evitar la vulnerabilidad emocional. Nadie quiere verse expuesto… Salvo Emmett. A él no le importan los convencionalismos, él decidió que yo le gusto y fue de frente. Declaró sus sentimientos a quien quisiera escucharlo, siempre confiado y sonriente, y ese desparpajo es justamente lo que calmó mis miedos. Él se estaba exponiendo pública, escandalosamente, por lo que cualquier cosa que yo hiciera sería secundaria a sus demostraciones.
oooOooo
En el baile se acercó a mí Mathew Archer y me acorraló contra la pared demostrando que efectivamente sabía mi nombre y lo había sabido durante todos los años que me ignoró. Estaba ebrio y no solo fue maleducado y descortés, declarando en pocas palabras, que si un chico como Emmett me prestaba atención es que algo de interés tenía oculto por ahí, y él lo descubriría. Y por primera vez lo vi sin el velo de idealismo y romanticismo adolescente con el que lo cubría, y sólo vi a un cerdo borracho y cachondo, un chico que no se merecía ni una sola de las lágrimas que derramé por años pensando estar enamorada. Eso no era amor, era una fijación, y ahora que lo tenía frente a mí, ofreciéndome lo que siempre soñé, me parecieron migajas y simplemente no me interesó. Busqué a Emmett entre la multitud y Charlotte lo estaba conteniendo… Nunca antes pensé en él como una persona violenta, pero en eso momento lo vi con una nueva luz: Era un hombre capaz de matar. Y Archer era un candidato seguro para una paliza. Lo gracioso es que al final quien me rescató y le dio la paliza a Archer fue Bella, rompiéndole la nariz contra la misma pared contra la que me acorraló en el proceso. Corrí a Emmett y en un ataque de valentía tomé su mano y entrelacé nuestros dedos. Él se relajó visiblemente ante mi contacto, pero no separó la vista de Archer y su camisa empapada de sangre. -Emmett… Me quiero ir… - Musité suavemente. No sabía si me escucharía pero me pareció que ese tono de voz lo calmaría. Él giró lentamente la cabeza hasta voltearse a mirarme y prestarme toda su atención. -Te sientes mal? – Preguntó preocupado – Te tocó ese imbécil? Lo voy a matar! -No! No, no, no! – Dije de inmediato sin soltar su mano y tironeando de su manga con mi mano libre - Pero la fiesta se arruinó, vámonos, no quiero caminar sola de noche, me acompañas hasta el edificio de chicas? – Dije buscando una excusa para alejarlo de Archer. Creo que con eso le salvé la vida. -Vamos – Asintió. Era como una compulsión. Cuidar de mí a pesar de que lo que realmente deseaba era moler a golpes a Archer. Al salir al jardín nos despedimos de la hermana Clara, que sonriendo nos recordó la hora del toque de queda y nos deseó las buenas noches. Ninguno de los dos habló. Yo porque en realidad casi nunca hablo a menos que se me dirija la palabra directamente, y él porque probablemente estaba repasando en su cabeza todas las maneras de desmembrar a Archer. Hasta que me estremecí. Mi vestido era de satín y mis hombros y brazos estaban descubiertos. No llevaba chaqueta porque nunca pensé que la necesitaría, así es que la verdad me estaba aguantando las ganas de castañear los dientes. -Tienes frío – Afirmó él deteniéndonos. Me enfrentó, me estudió por un segundo y se quitó la enorme chaqueta de su esmoquin y me envolvió en ella. Sobra decir que me quedó enorme. Pero lo que me llamó la atención es que estaba completamente helada, como si nadie la hubiera usado… Esos pensamientos se difuminaron rápidamente cuando se acercó a mí y comenzó a friccionar mis brazos con sus manos. Estábamos tan cerca y él era tan grande… Emmett era perfecto. Y no hablo sólo de que fuera guapo, hablo de que sus facciones eran impecablemente simétricas, su piel no tenía defectos, sus dientes eran blancos y parejos… Y en pantalón negro y camisa blanca entreabierta (la humita colgaba de su bolsillo) podía apreciar claramente que sus perfectas proporciones se trasladaban al resto de su cuerpo. Emmett parecía a veces una enorme masa de músculos, pero lo cierto es que si bien era grande también era armónico y se movía ágilmente… No pude dejar de preguntarme otra vez qué veía este chico en mí. Pero no tuve valor de expresar mis dudas. No cuando me miraba de esa forma. -Pasa algo malo? – Pregunté después de un rato de incómodo silencio. -Nada… - Respondió con una sonrisa – Pasa que te miro y no puedo creer que te encontré. -Qué encontraste? – Pregunté confundida. -Ojalá pudieras leer mi mente o sentir mis emociones – Suspiró anhelante como si eso fuera posible – Ojalá pudiera… Traspasar… No sé cómo expresar… - Dijo cada vez más frustrado. -Expresar qué? Tienes algún problema? Te pasa algo malo? Si quieres me puedes contar, soy buena guardando secretos – Ofrecí. -Me duele… – Dijo con una media sonrisa – Cómo describir que me duele… - Negó con un movimiento de cabeza. -Estás enfermo? Si quieres podemos regresar… - Ofrecí decepcionada. No quería que la noche acabara, pero su salud era más importante. -No Emily, lo que me duele eres tú – Susurró perfectamente serio – Me duele verte y no poder tocarte, me duele amarte y que no me ames, me duele que tengo tanto que decir y no puedo… Mi pecho va a explotar y lo único que quiero es gritar que te quiero y que eres mía… - Suspiró y frunció el ceño, como concentrándose – Mi control de impulsos no siempre es el mejor, y no sabes el esfuerzo que tengo que hacer para no besarte cada vez que te veo, para no tocarte y abrazarte todo el tiempo, para no llamarte por teléfono antes de que te acuestes… Quiero todo eso Emily… Bella dice que si te presiono o te digo todo lo que te acabo de decir te voy a asustar, pero no puedo fingir, no contigo… No estás asustada, verdad que no? – Preguntó esperanzado. -Asustada no – Murmuré – Desconcertada sí… Me cuesta entender por qué yo y no otra, cualquier otra de las chicas que se te ofrecen todos los días… Desde el principio fijaste tu atención en mí sin siquiera conocerme… No es falsa modestia si te digo que sé que me veo como una más del montón… - Suspiré – No es que no te crea o que me des miedo, es que no te entiendo… -Del montón? – Bufó – Me estás hablando en serio? Eres… Eres… - Se trabó sin poder encontrar palabras para continuar – Eres preciosa, y dulce, y cálida e inteligente, aunque obviamente tu apreciación estética es ridícula… Del montón! -Nunca antes he llamado la atención, soy del montón – Argumenté. -Porque no quieres la atención en ti – Respondió rodando los ojos – Pero no importa, porque yo te reconocí, yo te veo, y me gustas… Crees que podrás llegar a sentir algo por mí? – Preguntó esperanzado. Asentí mirando al suelo, segura de que estaba sonrojada hasta el pecho. -Dilo – Me dijo levantando delicadamente mi mentón con sus dedos. -Sí – Dije de manera casi inaudible, con la garganta apretada y el corazón latiendo a mil. -Emily, quieres ser mi novia? – Preguntó acercándose un paso a mí, invadiendo mi espacio personal con su aroma y su presencia. Asentí, pero esta vez me obligué a mirarlo a los ojos. -Emily, te puedo besar? – Preguntó acercándose y deteniéndose a centímetros de mis labios, bañándome con su aliento. Asentí cerrando los ojos, y el movimiento hizo que nuestros labios se rozaran. Sé que es cursi decir que una corriente eléctrica me recorrió, pero no sé cómo más explicar lo que sentí…Cosquillas en todo el cuerpo, mi bajo vientre como si estuviera descendiendo en una montaña rusa, algo que apretó mi garganta, escalofríos en la base de la nuca… Todo eso suena desagradable, supongo, pero fue… Mágico… Nunca antes me habían besado, y este primer beso fue perfecto, dulce y romántico, no demasiado profundo o demasiado intenso, nada que pudiera asustarme o hacerme recular. Me sentí segura en sus brazos, más segura de lo que me he sentido en mi vida. Emmett me quería. Me quería a mí. Era mi novio. Mío. Por fin tenía en mi vida a alguien a quien llamar mío, y era este hombre de exterior fuerte y peligroso y un corazón de oro. Emmett me quería a mí. Por razones que no alcanzaba a comprender pero que no volvería a cuestionar, me quería a mí. No me había dado motivos para dudar de él, así es que no lo haría. Empujé mi timidez a lo más recóndito de mi ser y con ambas manos tomé el rostro de Emmett, para enfrentarlo directamente al mío. -Eres mi novio? – Pregunté. Él asintió, como hipnotizado. Y tomando la iniciativa por primera vez en mi vida, lo besé.
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A partir de ese momento no nos volvimos a separar. Nos volvimos de esas parejas que nadie quiere tener a su alrededor, esas que no han superado la etapa de “luna de miel” y están siempre juntos, siempre tocándose, siempre susurrándose al oído, y por primera vez en mi vida fui feliz. Emmett me hacía profundamente feliz. Me hacía reír, me daba la confianza de expresarme porque siempre estaba él para apoyarme, y me hizo aprender a relajarme. Y luego vinieron las vacaciones en el lago. Días largos y perfectos. Nos levantábamos temprano y nadábamos y luego nos recostábamos en la mecedora del porche o la hamaca o simplemente debajo la sombra de un árbol y dormíamos siesta o leíamos o simplemente conversábamos. Nunca se nos acababan los tópicos de conversación y él sabía mucho sobre infinidad de temas, por lo que no dejaba de sorprenderme. Estaba enamorada. Y lo mejor, es que su familia y nuestros amigos estaban felices por nosotros, sin importar nuestra falta de etiqueta social. Nuestra relación fue creciendo y desarrollándose en todos los aspectos, y aunque Emmett afirmaba que estaba dispuesto a esperar lo que fuera necesario hasta que yo estuviera lista para dar aquel gran paso, la verdad es que mi urgencia era tan grande como la suya, y sólo el temor a no ser suficiente o a no dar la talla con respecto a su ex, que según Bella era preciosa… Una bruja, pero hermosa. Finalmente la naturaleza siguió su curso, y la libertad de la que disfrutábamos se tradujo en la posibilidad de estar a solas cada vez que lo quisiéramos, por lo que no había impedimentos a nuestra necesidad de tocarnos y explorarnos. Qué me importaba si la otra había sido la doble oficial de Scarlett Johansson? La que estaba en su cama era yo. La que lo hacía gemir con el simple roce de mis dedos era yo. Nunca me sentí más poderosa, más en control de mi destino. Mi virginidad se esfumó junto con el resto de mis inhibiciones, y ya no había un momento del día en el que no me encontrara con él o sonriendo como una idiota al pensar en él. Está de más decir que para el fin de las vacaciones no podíamos ni queríamos dormir separados.
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Ese día me sentía mal. Estaba en la mitad de mi ciclo menstrual, en plena ovulación, y tenía migraña. No era raro en mí, así es que me resigné a un día de encierro, oscuridad y silencio. Emmett por su lado estaba muy inquieto. No me quería decir exactamente por qué, pero estaba preocupado por Bella, que tampoco se había estado sintiendo muy bien. Dormí intermitentemente durante todo el día y Emm fue varias veces a ver como seguía, a ofrecerme algo para comer o beber, pero no quería nada, sólo pensar en mover el cuello me producía nauseas. Desperté de pronto con la sensación de que algo me faltaba y me costó un par de segundos darme cuenta de que lo que me faltaba era el dolor. La migraña había desaparecido dejando a su paso un aura que me hacía fotosensible y un poco torpe. Mis reflejos eran ridículos. Sentía la boca seca y pastosa, así es que me fui a lavar los dientes y la cara y decidí bajar para buscar algo que beber y a lo mejor comer algo liviano como una sopa, ya que si me baja mucho el azúcar en la sangre la migraña podía regresar. Caminando por la casa vi que estaba todo en silencio y las luces apagadas, así es que traté de ser extra silenciosa para no molestar. Entré a la cocina y me dirigí directo al refrigerador, sacando el jarro de jugo. Mientras me dirigía a buscar un vaso escuché voces en el patio trasero que daba a la playa. Emmett. Emmett sonaba enojado y dolido, y sin pensarlo me dirigí con el jarro y el vaso a cuestas hacia su voz para ofrecer mi apoyo, ayuda o compañía. -…Podemos hacerlo esta noche! Yo puedo ayudar! La puedo controlar! – Exclamó Emmett. De qué demonios estaban hablando? Controlar a quién? -Emmett tiene razón – Dijo Jasper – Cualquier cosa es mejor que la incertidumbre, y ya no soporto tratar de descifrar sus estados emocionales porque cambian cada diez segundos de felices a preocupadas, a tristes, a esperanzadas… No puedo más! – Decidí escuchar un poco más antes de descubrirme. Algo raro estaba pasando, y si bien sabía que espiar estaba mal, también sabía que nadie me diría la verdad si preguntaba de frente. -Ok… Vale… Estoy… Este… Estoy… Mmmmmmh… Embarazada? – Dijo Bella dubitativa. Su tío Garrett la abrazó y besó su cabello. No lo pude evitar. Me asomé quedando en el umbral de la puerta. Embarazada de quién? Brennan? No se veía como si tuvieran esa clase de relación, aunque no por falta de ganas por parte de Brennan. Mientras tanto, las reacciones fueron variadas. Peter abrió la boca pero nada salió de ella. Charlotte emitió un chillido y aplaudió saltando en su lugar como si fuera la mejor noticia del mundo que una chica de nuestra edad se embarazara sin ni terminar el colegio. Lis lució compuesta y tranquila como si esto fuera cosa de todos los días. Jasper… Fue difícil de interpretar, ya que varias expresiones pasaron por su rostro, pero se asentaron en una sonrisa. Pero Emmett... Emmett rugió y caminó hacia su tío Garrett como dispuesto a golpearlo. -Qué????? Te atreviste a embarazar a mi Hermana? – Gritó. Aún desde mi habitación habría escuchado ese grito. -Emm, no te enojes – Rogó Bella – No es su culpa… - Defendió al degenerado incestuoso que la sostenía en sus brazos con un aire de propiedad que me produjo arcadas de solo pensarlo. No podía ser… Bella y su tío? Agh! No! Y cómo es que los demás no condenaban una situación así? Eso era al menos abuso de menores! Era Emmett el único normal de esa familia de locos? Emmett la ignoró y siguió adelante. Iba a golpear a su tío, pero entonces… CRASH! Se deslizó de mis manos temblorosas el vaso que sostenía. Entre el asco y el espanto no presté atención a lo débil que aún me encontraba. No pude hacer más que cubrir mi boca con mi mano para silenciar el grito que quería escapar de mi pecho. Quise huir pero estaba rodeada de cristales rotos y me encontraba descalza, lo que me hizo dudar por un momento. -Bella? – Susurré – Es verdad? Te embarazó tu tío? Bella abrió y cerró la boca, comenzó una frase distinta cinco veces hasta que finalmente asintió, obviamente sin saber qué decir. -Es el momento de decirle – Dijo Peter – Ahora! Decidí escapar, y al demonio los cortes que inevitablemente me produciría. No quería saber nada. No quería oír justificaciones o excusas a lo inexcusable. Pero antes de que alcanzara a dar un paso Emmett se lanzó hacia mí y me depositó en una de las sillas del patio tan rápido que por un momento creí haberme tele transportado. -Qué… Qué… Qué eres? – Le pregunté a Emmett sin poder ocultar una mescla de miedo y repulsión en mi voz. No eran normales. Ninguno de ellos. No eran humanos. Todo era una mentira, una fachada de normalidad… Mi mundo feliz se empezó a desmoronar frente a mis ojos. Por supuesto que no podía ser real. Era demasiado bueno, demasiado parecido a lo que siempre soñé. Amigos, un novio y una familia… No, no para mí. -Vampiro… - Respondió Emmett bajando la cabeza. -No… - Negué con la cabeza - Los vampiros no existen… y aunque existieran, ustedes no se parecen a uno… - Balbuceé. Al menos eso lo sabía. Todo el mundo sabe cómo son los vampiros. -Esa es una versión humana de los vampiros, lo que dejamos que crean – Dijo Charlotte – Los verdaderos vampiros no explotan ante la luz del sol, nos reflejamos en los espejos, no nos pasa nada con los crucifijos ni el agua bendita y el ajo simplemente nos huele mal. -Ellos… - Dijo Bella levantándose finalmente del regazo de su tío, y poniéndose de pie se acercó a mí – Todos ellos son vampiros. Yo soy la única humana, y Garrett no es mi tío, es mi Pareja. Ninguno de nosotros está relacionado por sangre excepto Lis y yo, que se verdad somos primas. Jasper la convirtió hace poco, cuando descubrió que ella era su Pareja… -Pareja… - Repetí estudiándolos a todos con desconfianza. Al menos no eran incestuosos, eso era algo… -La versión vampírica de las almas gemelas – Dijo Charlotte – Peter y yo somos Pareja, Bella y Garrett son Pareja, Jasper y Lis son Pareja, y Emmett y… -No! – Exclamé reaccionando otra vez – No! – Dije me cubrí los oídos y cerré los ojos. No quería saber más. Quería que esto fuera una pesadilla producida por la migraña. Quería que mi mundo perfecto fuera como hasta hacía media hora, no quería nada sobre natural, pero sobretodo no quería aceptar que lo mejor que me ocurrió jamás en realidad no era lo que imaginé – Mentira! Es una broma! Por qué me dicen algo así? Por qué me hacen esto? -Emily… - Dijo Emmett dando un paso hacia mí. -No te me acerques! – Retrocedí apuntándolo – Tú menos que nadie! – Él era el peor de todos. El que más me mintió, el que abusó de mi inocencia y estupidez, de mi necesidad de ser amada. -Pero… - Dijo él, atormentado. -Si esto es verdad, me has estado engañando todo este tiempo, nada de lo que me dijiste es verdad. Yo compartí todo, te entregué todo, y si resulta que es verdad lo que dices, nada de lo que tuvimos fue real – Dije con lágrimas corriendo por mis mejillas. -No! Em, por favor, tienes que entender…! – Exclamó él. -Y si resulta que no es verdad, entonces eres una persona muy cruel Emmett… Como sea, no eres la persona que creí… No existe la persona de la que me enamoré – Dije mientras las lágrimas fluían libremente. Cubierta sólo con una camiseta de Emmett me sentí profundamente vulnerable, ingenua y patética. Noté por primera vez que hacía frío, y me abracé a mí misma. -Emily, ven conmigo – Dijo Bella suavemente extendiendo su mano – Quiero contarte mi historia, mi experiencia como humana. Si todavía te quieres ir en la mañana Garrett y yo te vamos a llevar al aeropuerto o la parada de buses que quieras, pero escúchame primero, si? -Solas las dos? – Balbuceé desconfiada. No es que Bella fuera en ese momento mi persona favorita, pero era infinitamente mejor que uno de ellos. Mientras, Emmett estaba arrodillado, con la cabeza baja y los puños apretados. Por un momento mi instinto fue el de consolarlo, pero me recordé a tiempo que él se había estado riendo de mí todo este tiempo. -Solas tú y yo – Afirmó – Aunque después se nos podrían unir Char y Lis, te podrían dar su perspectiva… No me entusiasmó esa idea. Bella se quitó el grueso sweater que la cubría y me lo extendió. Lo tomé sin comentarios. Tenía frío y no aceptaría nada de ninguno de los demás. El tío Garrett le dio su sweater a Bella. Ugh! Recuerda: No es su tío de verdad, no es su tío de verdad… Sin más Bella tomó mi brazo y me dirigió a la playa, para hablar sin testigos, y yo la seguí mansamente, súbitamente exhausta.
oooOooo
Bella habló por horas, Lis y Charlotte se unieron eventualmente, y yo me limité a escuchar. Me contaron una larga historia sobre vampiros buenos y malos, sobre ojos rojos y dorados, sobre cazadores, soldados, sobre dones sobrenaturales, sobre Parejas y destino. Escuché, pero creo que no pude procesar ni la mitad. Entre mi migraña que de por sí me tenía funcionando a media marcha y todos los eventos posteriores me extrañaba que no se hubiera fundido mi cerebro. No sé si lo que me calmó fue la explicación o el cansancio, pero finalmente acordé no tomar una decisión hasta haber conversado con Emmett al día siguiente, después de unas horas de descanso. oooOooo En total fueron unas cinco horas de charla ininterrumpida. Bella y yo regresamos tomadas del brazo más que nada porque sentía que si no me afirmaba de algo mis pernas cederían. Lis y Char caminaron detrás, yo todavía no confiaba en ellas. Al llegar a la casa dije en una voz rasposa de tanto llorar -Me voy a acostar, ya es tarde, buenas noches. Gracias Bella, chicas… -Em… - Dijo Emmett sonando desesperado. -Mañana – Dije entrando a la cocina sin volverme. Ya era suficiente. Necesitaba que ese día acabara de una vez. Eran las cinco de la mañana. -Va a estar bien Emm – Escuché decir a Bella antes de salir de la cocina hacia el pasillo. No sé cómo logré arrastrarme hasta mi habitación y por primera vez usé el seguro de la puerta. No es que ese trocito de metal pudiera detener a uno de ellos, pero al menos declaraba mi intención de querer estar a solas.
oooOooo
Dormí trece horas ininterrumpidas, y al despertar no me sentí descansada. Sentía un peso en los hombros y un nudo en el estómago, y por un momento pensé que todo lo ocurrido había sido un sueño… A lo mejor si hago como si nada ha ocurrido los demás seguirían la indirecta y mi mundo ideal no tendría que colapsar…
oooOooo
Me duché con agua bien caliente, ya que sentía que el frío calaba mis huesos a pesar de ser un día soleado. Me vestí con jeans y un sweater grueso y bajé a la cocina. Me gustara o no, debía enfrentar el mundo y ese enfrentamiento sería mil veces más llevadero con una taza de café en la mano. Mientras bajaba la escalera me planteé mis opciones. Podía irme a Dharamshala con mi madre. Unas cuantas semanas de reflexión y voto de silencio no me vendrían mal, y era un panorama bastante más agradable que enfrentar a la nueva familia de papá. Mis amigas estaban conmigo, por lo que no podía acudir a ellas por asilo como cualquier otro período de vacaciones… -Te sientes mejor? – Preguntó Brennan amable como siempre, pero sobresaltándome. -Ah! Sí, mejor, gracias, mejor… Hay café? – Pregunté. -Siéntate y te lo llevo – Dijo él. Me senté y Brennan depositó un jarro de humeante café negro frente a mí y volvió a lo que fuera que estaba cocinando. Le agradecí y miré por la ventana. Todos con sus actividades normales, disfrutando de un lindo día de verano. Todos menos uno… Emmett. Emmett sentado bajo un árbol con los codos sobre las rodillas y la cabeza entre sus manos. La más pura imagen de la angustia. Sería posible que él estuviera sufriendo tanto como yo? Sería posible que una parte de lo que me dijo fuera verdad? Si tan solo fuera cierta esa parte en la que me amaba… El corazón me dio un brinco de puro pensar en esa posibilidad. Era cierto, Emmett me había mentido, pero era posible fingir nuestra química? La sincronía? La pasión? La ternura? Emmett había mentido con respecto a ciertos hechos, pero nada de lo que me expresó en nuestra relación con respecto a nosotros se sentía falso. Lo concreto es que Emmett me hirió con sus mentiras, pero también era cierto que la razón por la que me dolió es porque lo amo. Valía la pena descartar sentimientos tan poderosos sin darle la oportunidad de decir su verdad? Tengo que madurar de una vez. No existen las relaciones perfectas porque no existe gente perfecta. Entonces tal vez parte de este sufrimiento me lo busqué yo al idealizar a Emm? La vara de mis expectativas estaba demasiado alta, y Emmett estaba destinado a decepcionarme antes o después, vampiro o no. Todo eso lo pensé en unos minutos mientras sorbía mi café. Luego me puse de pie, lavé mi taza y abrí la puerta, dirigiéndome con paso decidido hacia él, fortalecida por mi epifanía. Él levantó la cabeza en cuanto salí al patio, y me vio acercarme luciendo cada vez más asustado, como esperando el tiro de gracia. -Me mentiste – Afirmé sin inflexión cuando estuve de pie frente a él. Él asintió y bajó la mirada avergonzado. -Fue todo una mentira? – Pregunté. Él se apresuró a negar con la cabeza. -La parte… Esa parte en la que me amas… - Balbuceé menos confiada – Esa parte era cierta? -Sí – Dijo hablando por primera vez, con la voz quebrada, como si estuviera llorando, pero sin lágrimas. Sonaba desgarrador – Te amo, más que a nada, te amo, todo lo que hay entre nosotros es verdad! No te lo dije porque era demasiado pronto y además teníamos algunos problemas que resolver como familia, pero te amo Em… Si no quieres no me creas nada más, pero créeme eso, te amo, tú eres mi mujer... Lo miré a los ojos por unos segundos, evaluando mi siguiente paso. De esto dependía el futuro de ambos. Podía marcharme con mi orgullo intacto y quedarme sola o ceder un poco y quedarme con el hombre que amo. El hombre que humano, vampiro o Yeti era el amor de mi vida. -Te importa si me siento a tu lado? - Pregunté esbozando una pequeña sonrisa. Mi piel se sintió tirante ante este pequeño esfuerzo. La sonrisa que me regaló fue toda la respuesta que necesitaba, la respuesta a todas mis preguntas.
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Espero que les haya gustado, cariños y no olviden comentar!

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