jueves, 26 de noviembre de 2015

Crushed Dreams 4

Hola! En primer lugar, quiero agradecer a todos quienes me escriben dándome su apoyo a través de mensajes, reviews y PMs. Los leo todos y aprecio cada uno de ellos.
Existe otro grupo de gente que me escribe para reclamar (a veces de forma no muy amable) porque no actualizo con la frecuencia que ellos desearían. Mi respuesta, como otras veces, podría ser vaga… No me inspiré, no tuve tiempo, o algo por el estilo…
Pero la verdad es la siguiente: Yo sufro de Depresión Clínica con Trastorno Bipolar. Ese es mi diagnóstico y llevo tratándome por años con puñados de píldoras cada día. En resumen, estoy bien controlada, pero mi enfermedad hace que a pesar de los medicamentos tenga altos y bajos, períodos en los que escribo un capítulo al día y otros en los que no puedo sacar más de un párrafo a la semana… Esa es mi situación. Hago lo que puedo por ser constante, pero mi condición muchas veces me lo impide, así es que pido paciencia. No voy a abandonar mis historias, es sólo que a veces no puedo escribir.
Eso, un abrazo y espero saber qué les pareció.
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Capítulo 4

I hear the ticking of the clock
I'm lying here the room's pitch dark
I wonder where you are tonight
No answer on the telephone
And the night goes by so very slow
Oh I hope that it won't end though
Alone
Till now I always got by on my own
I never really cared until I met you
And now it chills me to the bone
How do I get you alone
Alone / Heart

El presente
BELLA POV
La casa era un maldito desastre. Tracy era una excelente niñera, y sé que daría la vida por mi Dan, pero no es precisamente lo que podríamos definir como un ama de casa eficiente... De hecho, parte de nuestro acuerdo de convivencia era que cada una se hacía cargo de los espacios que utilizaba, y como Dan usaba el departamento completo para sus juegos, la que terminaba ordenando y aspirando por lo general era yo, así es que mi corta ausencia se había notado.
-…Y después la profesora preguntó cuál era el animal prehistórico volador del que habían evolucionado las aves – Dijo Dan sentado en el suelo a mis pies, mientras jugaba con una pista de autitos de varios niveles.
-Oh, y tú respondiste? – Pregunté ausente, sin dejar de planchar y sin poder sacar de mi mente el encuentro con Jasper. Maldito sea! El desgraciado seguía produciéndome las mismas cosquillas que hacía cinco años, pero con la diferencia de que en ese entonces yo era una niña tonta e ingenua, en cambio ahora soy toda una mujer, independiente, autosuficiente y con un motivo para luchar…

Debía dejar de pensar en su rostro, su cuerpo, su mirada, su voz… Dan, Dan! concéntrate en Dan.
-…Y entonces me mandó a la inspectoría y la directora te mandó una carta en mi libreta de comunicaciones… - Terminó Dan.
-Agh? – Desperté de mi ensoñación – Qué dijiste? Por qué te castigaron?
-No me castigaron – Dijo rodando los ojos al darse cuenta de que no estaba atenta a su relato – Te mandaron una carta porque mi profesora dice que tengo demasiada imaginación y se sale de control y distraigo a la clase…
-Y esto qué tiene que ver con la pregunta de la profesora? – Pregunté tratando de entender. No permitiría que nadie se atreviera a insinuar que mi Dan era nada menos que perfecto!
-Que nadie quería responder, así es que levanté la mano y dije que esos animales eran los dragones, y le conté a la clase de esa película que vimos juntos donde el caballero cazaba dragones, pero los dragones eran buenos…
-"Cómo entrenar a tu Dragón"? – Pregunté aguantando la risa. Podía entender que la profesora se frustrara con un niño como Dan.
-Esa! – Exclamó – Pero parece que esa no era la respuesta, porque la señorita Tamara se puso roja, no me dejó seguir contando cómo los vikingos atrapaban a los dragones, y me mandó castigado.
-Voy a hablar con ella, no debería castigarte por participar en clases, peor sería que te quedaras callado como el resto de tus compañeros – Decidí – Le voy a escribir una nota ahora mismo, tráeme la libreta! – Dije enojada. Sí, es cierto que Dan requiere atención especial porque se aburre con facilidad, pero no permitiría que lo castigaran por ejercer uno de los rasgos más bonitos de su personalidad.
Si era necesario lo sacaría del colegio. Lo educaría yo después del trabajo.
Pero qué haría con él durante el día? No me alcanzaba el dinero para pagar una guardería (y de todas maneras, Dan se veía muy mayor como para encajar en una).
Maldito sea el colegio! Si no fuera porque nuestras opciones eran limitadas…
TOC TOC TOC
-Están golpeaaandoooooo! – Gritó Dan innecesariamente, desde su habitación.
-Lo oí, no estoy sorda! – Dije parando la plancha en la tabla de planchar. Estos días Daniel parecía usar tres tenidas al día a juzgar por la cantidad de ropa que lavábamos.
-Abro? – Gritó corriendo hacia mí.
-No, eres muy pequeño – Le dije – Cuando seas grande vas a poder abrir todas las puertas que quieras.
-Soy grande – Dijo ofendido.
-Más grande que una hormiga… - reí.
-Más grande que un saltamontes – Me siguió la corriente.
-Más grande que una semillita de mostaza…
-Más grande que un pony! – Exclamó riendo.
-No seas tramposo! Un pony es como doscientos kilos más pesado que tú! – Le dije atrapándolo y haciéndole cosquillas.
-No un pony Falabella, ellos miden como ochenta centímetros de alto… - Me informó.
-Sabes lo que le pasa a los sabiondos? – Le mordí el cuello y sople ruidosamente, y Dan chilló de risa.
-Se ganan los premios Nobel? – Preguntó todo inocente.
-No, les hacen calzón chino en el colegio! – Dije moviendo mis dedos perversamente, como si le fuera a hacer semejante cosa.
-Nooooo! – Gritó corriendo – Sálvenmeeee!
-Sí, eso, anda a esconderte con Tracy, y recuerda el calzón chino la próxima vez que quieras abrir la puer… - Dije girando el pomo de la puerta – ta – Resoplé.
No era posible.
No era posible.
No! Ahora no! Ahora que mi vida estaba comenzando a tomar un rumbo no!
Jasper me había encontrado.
Jasper…
Alto, hermoso y cabreado… Como siempre.
Bueno, en realidad ahora lucía más cabreado que de costumbre…
-Qué haces aquí? – Susurré y salí al pasillo poniendo la puerta a mis espaldas.
-Qué haces tú aquí? – Me preguntó gruñendo bajito. Sería sexi si él no fuera un maldito bastardo mentiroso, pero como sí lo era, sus sonidos eran simples amenazas veladas.
-Como habrás adivinado, vivo aquí – Dije levantando la barbilla. Al interior del departamento pude escuchar las risas de Dan jugando con Tracy, y si yo lo escuchaba, obviamente Jasper también – Y estoy ocupada, así es que dime qué quieres y lárgate por donde viniste – Dije tratando de sonar más segura de lo que me sentía.
-No me vengas con eso Isabella, deja de hacerte la dura, tú y yo tenemos que hablar y lo vamos a hacer ahora, antes de que te me vuelvas a escapar – Dijo acercándose mucho más de lo que me resultaba cómodo.
-No será antes de que tú vuelvas a huir? – Lo corregí – No te debo nada Jasper, así es que hazme el favor de regresar a donde sea que perteneces y ojalá que seas eternamente miserable con la bruja enana que tienes de esposa! – Traté de entrar al departamento.
-No sabes lo que dices, cálmate y hablemos, algo no está bien… - Dijo en un tono plano y sin matices, que evidenciaba más claramente que un gruñido lo que le estaba costando no destruir el mundo a su alrededor.
Me tomó del brazo y me giró hacia él, pero antes de que pudiera zafarme…
-Era el cartero? – Preguntó Dan abriendo la puerta y haciendo que casi me cayera de culo sobre el tapete de la entrada.
-Un mensajero cariño – Dije empujándolo hacia el departamento – Pero uno que trae puras malas noticias, así es que ojalá no regrese… - Fruncí el ceño a Jasper, pero él estaba enfocado exclusivamente en Dan.
Y cómo no, si eran dos gotas de agua, prácticamente un antes y un después de la misma persona, con la principal diferencia en el color de sus ojos, grises los de Dan, ámbar los de Jasper.
-…Danny si no te bebes el jugo de zanahoria no te puedo llevar a la playa, necesitas las vitaminas y el beta caroteno para adquirir un tono dorado fascinante tipo "Guardianes de la Bahía". No quieres parecer un cangrejo hervido, verdad? – Apareció Tracy con una bandeja con tres altos vasos de jugo anaranjado.
-No me gusta el jugo de zanahoria, me deja la lengua y los dientes naranjos – Dijo Dan arriscando su naricita – Hola – Le dijo a Jasper estirando su bracito – Soy Dan, te pagan mucho por dar malas noticias?
-…Para eso existen esos palos con cerdas en la punta llamados cepillos de dientes… – Rodó los ojos Tracy sin notar al vampiro entre nosotros. Esta era la pelea de todos los días – Por qué no nos ahorras problemas y… Papacito – Jadeó cuando finalmente su mirada se posó más allá del marco de la puerta. Dan y Jasper estrechaban sus manos. Mis universos colisionaban y ya nada volvería a ser como antes.
-Hola Dan – Carraspeó Jasper, recuperándose al menos lo suficiente para poder hablar – No, no me pagan lo suficiente, pero a veces conozco gente interesante…
Hice un gran esfuerzo por voltear la cabeza. No los quería mirar, y mucho menos quería ver a Jasper, que parecía boquear como un pez fuera del agua, incapaz de articular una frase coherente, pero la situación era como un choque de trenes del que no podía apartar la mirada.
-Danny – Dijo Tracy suavemente después de recorrernos con la mirada durante unos incómodos segundos en los que nadie dijo nada – Por qué no vamos a la esquina por un helado? Después podemos pasar a la plaza…
-Puedo mamy? – Preguntó Dan mirándome con ojos suplicantes. El trato era un helado a la semana y él ya se había comido uno el día anterior.
-Mamy… - Susurró Jasper para sí.
-Si cielo, anda y cuidado con los chicos grandes que andan en bicicleta – Dije mecánicamente.
Dan se giró para ir a buscar sus cosas, pero fue detenido por la voz de Jasper, amable, cordial, y completamente fuera de personaje.
-Dan, tú debes unos ocho o nueve años, verdad?
-Noooop – Dijo Dan orgulloso – Tengo casi cuatro años y medio… - Anunció, y vio mi mirada horrorizada - O sea, no, me equivoqué, tengo ocho, o sea… Ups… Lo siento mamy! – Dijo a punto de llorar. Dan no siempre recordaba con quién mantener las mentiras que lo obligaba a decir.
-No hay problema cielo – Dije arrodillándome para abrazarlo. Le envié una mirada de advertencia a Jasper para que lo dejara en paz, pero Jasper obviamente no estaba en ánimo muy cooperador.
-Te ves mayor – Sonrió Jasper luciendo inofensivo.
-Mamy dice que tengo un poquito de progeria – Respondió Dan. Agh, trágame tierra! Todas mis ridículas mentiras saldrían a la luz.
-Progeria? – Repitió Jasper incrédulo. Dan ciertamente no se veía como un niño con progeria.
-Progeria es una enfermedad genética de la infancia extremadamente rara, que presenta el envejecimiento brusco y prematuro en niños – Dije sin inflexión.
-Bueno, entonces es un honor, nunca conocí a alguien que tuviera ni siquiera "un poquito" de progeria – Sonrió Jasper, sarcástico, riendo amargamente de una broma que sólo él conocía.
-Dan es especial – Dije desafiante.
-Ciertamente lo es – Concordó – Y Dan… Está tu papá en casa?
-Nooooo! – Rio Dan rodando los ojos ante tamaña estupidez – Yo no tengo papá.
-Y entonces cómo es que te tuvo tu mamá? – Preguntó Jasper agachándose. Los rayos que le mandé con la mirada fueron una vez más totalmente ignorados
-Una noche mi mamá tenía pena y pidió un deseo a una estrella fugaz y luego se fue a caminar hasta que llegó a un huerto de repollos, y ahí estaba yo esperándola! – Afirmó Dan. Jasper me miró incrédulo, sin poder creer toda la mierda con la que había alimentado la imaginación de mi hijo.
Con razón me mandaban cartas de reclamo del colegio…
Y aun así, lo cierto es que me gustaba más mi historia de la estrella y el repollo que la verdad, esa verdad con el vampiro que me vio la cara de idiota, me dijo que se amaba, me embarazó y se fue.
-Había escuchado de niños que nacen en repollos – Dijo Jasper asintiendo casualmente – Nunca conocí a uno hasta ahora, pero sé que son muy especiales.
-Tú naciste en un repollo? – Preguntó Dan mirándolo directo a los ojos sin ni una pisca de temor o recelo.
-Por qué me preguntas eso? – Preguntó Jasper.
-Porque te pareces a mí – Dijo Dan encogiendo los hombros.
Una mueca de dolor atravesó el rostro de Jasper, pero se compuso rápidamente.
Miré a Tracy desesperada, pero ella no me prestó atención, porque estaba ocupada mirando a Jasper y a Dan de uno a otro, como observando un partido de tenis.
-Mamy, vas? – Preguntó Dan.
-No cielo, el señor y yo debemos hablar – Le dije besando su rubia mata de cabello y llenándome de su dulce olor.
-Cosas malas? – Preguntó.
-No – Dije de inmediato.
-Mentirosa – Me dijo cruzando sus bracitos – Y tú me dijiste que no se deben decir m…
-Adiós Trace – Dije cubriendo la boca de Dan antes de que siguiera metiendo la pata – Juega mucho y no te pelees – Dije besando la mejilla de mi hijo antes de empujarlo por el pasillo hacia el ascensor, donde finalmente lo solté.
-Estás rara – Dijo Dan mientras se abrían las puertas del elevador.
-Lo sé – Admití.
-No quiero que estés rara – Afirmó.
-Cuando regreses voy a estar mejor, qué te parece si después de que te bañes empezamos un nuevo libro? – Propuse.
-Qué libro? – Preguntó.
-El que quieras excepto el de las arañas, que me da miedo – Le dije estremeciéndome de puro recordarlo.
-Te toca elegir a ti… - Recordó mientras yo sostenía las puertas del elevador a la espera de mi amiga.
-Qué te parece "El Pirata Garrapata"? – Pregunté.
-Quién es el "Pirata Garrapata"? – Preguntó Dan, curioso.
-El Pirata Garrapata era un hombre feroz y barrigudo que tenía una pata de palo y un garfio de acero en vez de mano. Era el terror de todo Londres. Tenía la nariz gorda y colorada como una berenjena y la cara picada de viruelas, le faltaba media oreja y llevaba un parche negro para taparse un ojo de cristal. Por lo demás, no era demasiado feo – Recité sonriendo. Realmente me gustaba el "Pirata Garrapata".
-Lo podemos leer en el parque? Ven con nosotros… - Dijo tirando de mi mano – Y me lo cuentas en los columpios.
-No Danny, ahora debo hablar con el señor – Dije forzándome a asumir de que lo mirase o no, Jasper seguía de pie junto a la puerta de mi casa, estudiando todo y a todos sin perderse detalle.
-Que venga – Dijo Dan encogiendo los hombros.
-Tal vez en otra ocasión – Dije antes de que Jasper pudiera decir nada – Tracy! Apúrate! – Grité exasperada.
-Ok, ok, voy! – Dijo mi amida poniéndose un sweater con la cartera puesta, y luego sacándoselo toda atarantada para acomodar su bolso.
-Tracy tú te sabes la historia del "Pirata Garrapata"? – Preguntó Dan mientras se cerraba la puerta del ascensor.
-No – Dijo Trace con una mueca – Pero te puedo contar qué pasó anoche en "Master Chef"…
Me giré lentamente para enfrentar a mi pasado.
De alguna forma estaba preparada para la furia.
También estaba preparada para los gritos.
Pero definitivamente no estaba preparada para el dolor y la derrota que reflejaban los ojos de Jasper, y a pesar de que fue él quien me abandonó, por alguna razón me sentí culpable de tener parte en su sufrimiento.
-Siéntate – Dije señalando el sillón más cercano a la puerta. Sabía que como buen militar le gustaba proteger su espalda y conocer las vías de escape y posibles amenazas.
Él se sentó en silencio.
Y nos quedamos callados un largo rato, hasta que…
-Mierda! La plancha! – Exclamé y corrí a la habitación contigua a desenchufar la plancha que dejé encendida al abrir la puerta, sin pensar que me demoraría tanto.
Cuando me giré para volver al living, Jasper estaba apoyado en el marco de la puerta.
-Tenemos un hijo – Afirmó con voz baja y ronca, como testeando las palabras en su boca.
Me negué a hablar. No podía negarlo pero no quería confirmarlo. Danny no era más que un accidente para él, por lo que mi hijo era sólo mío… Yo lo tuve creciendo en mí, yo fui la que casi muere dando a luz, yo soy la que lo sacrificó todo, yo soy la que le revisa las tareas cada día, lo cuida cuando está enfermo o lo consuela cuando se cae en el parque o simplemente tiene pena.
Enchufé la plancha otra vez y me puse a trabajar en la pila de ropa que tenía pendiente.
-Bella… - Dijo Jasper acercándose.
Lo ignoré.
-Bella! – Gritó a mi lado.
Lo ignoré sintiendo como mis lágrimas se derramaban en la camiseta de Dan que planchaba, esa con el estampado de Kiss que le compró Trace en un concierto de la banda.
-Bella para, ya! – Exclamó arrancándome la plancha caliente de las manos y lanzándola contra la pared, donde se hizo añicos –Háblame! – Dijo apretando mis brazos con sus manos, y muy probablemente dejando marcas en mi piel.
Negué con la cabeza sin dejar de derramar lágrimas. No estaba llorando, toda mi energía estaba concentrada en no llorar como una nena patética frente a él, pero es que simplemente no podía evitar que mis emociones se desbordaran y chorreara agua de mis ojos.
Esto no era acerca de mi amor de adolescencia o de mi patético corazón roto, esto era acerca de mi Danny.
Una idea terrible se me plantó en el cerebro…
Por favor no… Por favor no…
-Jasper no te lo lleves – Lloré finalmente, desolada – No me quites a mi hijo, por favor… - Sollocé, cualquier dejo de orgullo olvidado.
-Bella, yo no… - Dijo tratando de abrazarme, pero yo me revolví en sus brazos.
-Danny es todo lo que tengo… Por favor Jasper, por favor… - Traté de mirarlo a los ojos, pero las lágrimas lo hacían todo borroso – Él me necesita…
-No vine a quitártelo, ni siquiera sabía que existía! – Se defendió – Cómo sucedió esto?
-De verdad necesitas que te lo explique? – Pregunté recuperando un poco la compostura al saber que Dan se quedaría a mi lado.
-Sé cómo te embarazaste – Dijo fríamente – Lo que no sé es qué es lo que pasó después.
-Necesito un té – Dije dirigiéndome ciegamente a la cocina, mientras ordenaba mis ideas.
Preparé mi brebaje en silencio, y no le ofrecí nada a Jasper, porque lo único que podría beber en mi casa es a mí.
Me senté en el sofá y me cubrí con el quilt que estaba doblado sobre el respaldo, bebí un par de tragos de té negro y comencé a relatar sin inflexiones, lo más desprendida posible emocionalmente, porque el dolor no se había borrado, y removerlo era una tortura que me permitía sólo una vez al año.
-Después de la… Mi cumpleaños… Después de lo que pasó en tu casa, Carlisle me curó y Edward me llevó a mi casa. Después de eso nunca más te volví a ver – Bebí un par de tragos para disolver el nudo que apretaba mi garganta – Edward estaba raro, no me quería decir qué pasaba ni dónde estaban los demás, y yo estaba desesperada por verte, por cumplir con nuestro plan y escapar juntos, pero no obtuve respuestas concretas – Dije atolondrada - Yo pensé que necesitabas un tiempo así es que no te presioné, pero un par de días después Edward me llevó al bosque, me dijo que todos ustedes se habían largado sin despedirse, que se habían aburrido de mí y mi condición de humana, y que él mismo estaba terminando conmigo. No escuchó razones ni argumentos y me dejó sola en el bosque, donde pasé once horas perdida. Me encontraron en shock, catatónica y con hipotermia…
-Isabella, yo… - Dijo Jasper horrorizado.
-No me interrumpas! – Exclamé – Si quieres mi historia no me interrumpas – Dije apretando los dientes..
-Lo siento, continúa… - Dijo él sonando conciliador.
-Estuve enferma y deprimida, me costaba entender qué había pasado, cómo es que todo se había ido al demonio así, tan rápido, y como con los días no mejoré, Charlie amenazó con enviarme a vivir en Florida con Renee… Pero yo sabía que si me iba no los volvería a ver, y aún tenía la esperanza de que todo fuera un mal entendido, de que regresarías por mí, así es que para apaciguar a Charlie comencé a ir a La Reserva a visitar a Jacob Black…
-La Reserva… – Murmuró frunciendo el ceño, y yo asentí.
-Un día en el que estaba caminando en el bosque, me encontró Laurent, el nómade francés que se fue a Alaska… Venía como espía de Victoria, pero decidió que comerme sería lo más humanitario, ya que las torturas que Victoria tenía reservadas para mí hasta a él lo ponían mal… Pensé que había llegado mi hora, y no me importó demasiado, pero al abrir los ojos nuevamente vi que Laurent retrocedía aterrado de una manada de lobos del tamaño de caballos que estaban detrás de mí. Los lobos me ignoraron, persiguieron a Laurent y desaparecieron todos juntos... Después supe que lo atraparon, lo destrozaron y lo incineraron…
-Los lobos regresaron? – Preguntó – Una nueva generación?
-Mi amigo Jacob resultó ser uno de ellos, y una vez que yo adiviné su secreto las cosas fueron bastante más sencillas... La Manada me ofreció su protección, al menos hasta que un día en el que Jacob me abrazó para saludarme, se envaró y comenzó a olisquearme, descendiendo hasta mi estómago… Daniel comenzaba a formarse y Jake pudo olerlo, lo que significaba que los demás lobos de La Manada también serían capaces de hacerlo… Así es como me enteré de mi embarazo…
-No te habías dado cuenta? – Preguntó Jasper.
-No – Negué con la cabeza - Mis ciclos nunca han sido demasiado regulares y en ese tiempo comía tan poco que un atraso de un mes bien podía achacarse a la anorexia nerviosa… Nunca se me pasó por la cabeza… - Dije tratando de mantenerme serena – En fin, Jacob se puso como loco, se enojó, me gritó y después dijo que debía huir antes de que La Manada se enterara de lo sucedido. Me abrazó nuevamente, me dio un calcetín lleno de billetes arrugados que eran todos sus ahorros, y me dijo que no quería saber nada, porque entre él y los demás lobos no había secretos… - Limpié mis ojos con una esquina del quilt - De La Reservación me fui a la farmacia, compré varios tests de embarazo y me fui a mi casa a realizarlos. Todos dieron positivo, lo que confirmaba que los lobos me matarían por cargar un monstruo en mi vientre…
Jasper gruñó, pero yo ni lo miré, necesitaba enfocarme en los hechos.
-Para resumir, empaqué todo lo que pude cargar, dejando la mayoría de mis objetos personales atrás, escribí una nota diciendo adiós a Charlie, y me fui a Portland, donde pasé la noche y los siguientes días en un motel. No quería circular en la carretera en mi camioneta, era demasiado vistosa, así es que contacté a un coleccionista que pagó bastante más de lo que esperaba por mi pedazo de chatarra… Supongo que Jake hizo un buen trabajo restaurándola – Dije encogiéndome de hombros – Luego fue cosa de conseguir una identificación falsa, la que también conseguí por internet, y con ella me compré otro auto y seguí viaje hasta Reno, Nevada, donde conseguí trabajo como mesera… Debí cambiar de trabajo cada unas cuantas semanas, porque mi panza crecía a un ritmo inusitado, y después de cada jornada quedaba destruida, no solo por el trabajo, sino porque Dan requería alimentarse, y nada de lo que yo consumía parecía ser suficiente…
-Porque es mitad vampiro – Susurró Jasper. Su expresión corporal ya no era la de un hombre en control. Estaba despeinado, ansioso y sus manos se apretaban y desapretaban espasmódicamente.
-Un día me desmayé en el trabajo arrastrando una bandeja de platos conmigo, y mi jefe tuvo suficiente y me despidió. No lo culpo, nunca fui una buena mesera – Sonreí amargamente – Cuando salí de la cafetería con mis pertenencias en una bolsa, una chica joven se me acercó. La había atendido durante la tarde antes de desvanecerme, y ella se ofreció a ayudarme… Me dijo que podía pasar la noche en su hotel, ya que había dejado plantado en el altar a su novio y se había ido ella sola de luna de miel a Reno… Me dijo que sabía que yo estaba embarazada y que sabía que mi bebé no era completamente humano.
-Y tú aceptaste? Alguien te dice todo eso y tú decides irte a pasar la noche a su hotel? – Preguntó Jasper escandalizado.
-No juzgues lo que no conoces – Me defendí – Estaba sola, tenía miedo y estaba enferma, y ella parecía saber qué hacer a continuación, así es que pasamos a buscar mis cosas a mi motel de turno y nos fuimos a su hotel. En su habitación había dos camas tamaño queen y en cuanto me acosté, dormí como cinco horas seguidas. Cuando desperté, la chica, Tracy, estaba viendo "Sabrina, la bruja adolescente" recostada en la cama del lado, y había un carrito de comida cubierto con una tapa. Ella me hizo señas para que comiera y al descubrirlo vi que tenía varios tipos de carne, pescado y otras proteínas crudas. En cualquier otro momento me habrían dado asco, pero en ese momento se me hizo agua la boca.
-No es peligroso comer pescado crudo si estás embarazada? – Le pregunté.
-Por el "anisakis"? – Preguntó y yo asentí. No me interesaba criar parásitos intestinales que pudieran afectar a mi bebé - Sólo es peligroso si el pescado está fresco, los productos híper-congelados a menos veintitrés Grados Celsius no tienen problemas, los parásitos no sobreviven por más de dos horas a esas temperaturas…
-Cómo sabes eso? – Pregunté tomando un bocado tentativo de ceviche.
-Discovery Channel – Respondió y se rio de algo que dijo el gato de Sabrina.
-No te lo tomes a mal – Dije – Pero quién eres?
-Patricia, pero prefiero que me llamen Tracy – Respondió y se acercó a llenar una mini tostada con mi ceviche.
-Por qué me ayudas? – Pregunté.
-Porque estás sola, y yo también – Dijo mordiendo su tostada.
-Tú sabes que algo no está bien conmigo, verdad? – Pregunté armándome de valor.
-No sé si algo está mal, pero sé que tienes un vampiro en la panza, eso no debe ser sencillo, y ya que no hay padre a la vista… - Se echó un trozo de salmón ahumado a la boca, y yo la imité, sin saber qué decir.
-Cómo sabes que no hay padre a la vista? – Pregunté por fin.
-Porque te matas trabajando, mientras cargas cuánto? Cuatro meses de embarazo? Eso en tu situación significa que estás a punto de reventar. Ningún hombre decente dejaría que trabajaras de esa manera si es que él puede hacer algo al respecto.
-Cómo sabes tanto? – Pregunté – Cómo es posible que sepas tanto y los altos mandos de los vampiros te hayan permitido vivir?
-Permitido? – Rio divertida – Ellos tienen suerte de que nosotras los dejemos vivir en paz! Soy una bruja – Dijo como si nada – O al menos mi familia proviene de una de castas de brujas más antiguas, aunque en mi caso yo nací sin más poder que el de mi encantadora personalidad…
-Brujas – Repetí escéptica. Ok, esta chica estaba loca. Le agradecería por la comida y el reparador descanso y me iría antes de que se pusiera a pintar pentagramas en el techo.
-No me creas si no quieres, siempre es más fácil aceptar que existen los vampiros y hombres lobos a la magia… - Dijo comiendo un cubo de queso.
-Hombres lobo? – Repetí.
-No sabías de ellos? Ups! Pensé que como evidentemente estás involucrada con vampiros… Bueno, supongo que los cambia-formas no siempre cambian en lobos, hay todo tipo de cambia-formas, pero los más comunes son los lobos, porque trabajan en manadas, no como los osos, ellos son solitarios y tienen mal genio, yo conocí a un par y créeme, no quieres cabrearlos en otoño – Dijo en un aliento.
-Tracy, me estás hablando en serio? – Pregunté aturdida por toda la información que me estaba entregando esta chica.
-Claro que hablo en serio! – Exclamó – O si no cómo sabría todo lo que te estoy diciendo?
-Y mi embarazo? Cómo sabes que no es un embarazo corriente? – Pregunté.
-Emites ciertas… Vibraciones, llámalo aura o energía, reconozco en ti a algo no completamente humano, y aunque nunca había estado en presencia de un híbrido he escuchado historias… - Respondió.
-Mencionaste que te ibas a casar… - Balbuceé tratando de cambiar de tema.
-Mmmh, si, "iba" es la palabra clave… Es lo que mi familia esperaba de mí. Aunque no soy mágica, tengo mucha magia en mi sangre; además soy inteligente, fui a la universidad, y hay otros roles que puedo desempeñar en nuestra sociedad… Y como te mencioné, mi familia es rica e importante, así es que no les fue tan difícil conseguir a un idiota arribista con los apellidos correctos que se quisiera casar conmigo. El único problema es que yo no me quería casar con él, así es que en cuanto tuve un segundo a solas me monté en mi escoba y escapé a Reno!
-Vuelas en escoba? – Susurré impresionada.
-No! Tomé el bus! – Rio – Pero no sería fantástico? Come! – Me ordenó al ver que era ella quien se estaba acabando mi cena.
-Por qué me estás ayudando? – Pregunté.
-Porque desde hace días que visito la cafetería, y siempre estás ahí, sufriendo en silencio, exigiéndote hasta el límite, y cuando vi que te desvaneciste decidí que no es justo que te esfuerces tanto mientras deberías descansar, y que el bastardo que te hizo esto debería hacerse responsable, no sé de otras chicas embarazadas por un vampiro que hayan hecho más que comer y ver tele durante sus embarazos, mucho menos resistir jornadas de ocho o nueve horas de pie.
-Hay más como yo? – Pregunté.
-Claro, no muchas, los vampiros no se caracterizan por su control de impulsos y muchas son drenadas, pero por supuesto que los vampiros se acuestan con humanas, y si ellas se embarazan de sus hijos por lo general las convierten después del nacimiento, aunque no se mantengan como pareja – Me explicó – Simplemente como una medida para protegerlas de sus bebés.
-Protegerlas…? – Balbuceé.
-Tu bebé va a ser muchísimo más fuerte que tú – Dijo Tracy – En una pataleta te puede quebrar un brazo sin querer…
-Oh… Bueno, supongo que en mi caso no hay nada que hacer, el padre de mi bebé ya no está… - Dije.
-Bueno Pamela… - Dijo mi nombre falso.
-Isabella, Bella, ese es mi nombre – La corregí.
-Bella, mucho mejor – Aprobó – Creo que tú necesitas de mi ayuda y yo necesito a una compañera de habitación con la que no deba esconder lo que soy o lo que sé, a veces no soy muy discreta, sabes?… Realmente, me parece que fuimos jodidamente afortunadas al encontrarnos, no te parece?
-Sí Tracy – Dije acariciando mi estómago, esperanzada por primera vez en meses – Muy, muy afortunadas.
oooOooo
-No mamá, y dile a papá que no es necesario gritar, lo escucho perfectamente! – Exclamó Tracy mientras se paseaba por la habitación.
-No me importa lo que hagan mis hermanas, no me importa porque yo no soy una bruja practicante!
-La lealtad a la familia un cuerno, ustedes me querían casar con ese asno sólo por sus conexiones en Europa…
-No me vengas con eso papá, a él lo único que le rompe el corazón es que ya no tendrá relación familiar con tu testamento!
-En serio? Me vas a desheredar? – Preguntó escéptica – Si eso es todo lo que tienes, bien! – Exclamó y cortó el teléfono.
-Estás bien? – Pregunté temiendo que a mí también me mandara al demonio.
-Ugh? Sí, sí, no hay problema – Dijo rápidamente.
-Si te desheredaron creo que deberíamos mudarnos a algo más pequeño y barato – Dije. Llevábamos cinco días en el hotel.
-Nah, no hay problema, este hotel está pagado por una semana, y además la que tiene dinero de verdad es mi abuela materna, no mi padre, y estoy segura de que ella nos va a ayudar, soy la que mejor le cae de la familia – Dijo encogiéndose de hombros.
-Llámala – Le dije – Salgamos de dudas…
-No, nana no tiene teléfono, tendremos que enviarle un búho…- Dijo casualmente.
-Un búho… De adónde vamos a sacar un búho? – Pregunté preocupada, pensando que probablemente tendríamos que asaltar el aviario del zoológico.
-Es broma, tonta, nana no tiene teléfono porque es medio sorda y no lo escucha! – Rio Tracy. Le encantaba tomarme el pelo y ver como yo caía cada vez. De ahí lo sacó Dan.
-Oh… Y entonces cómo lo hacemos? Nos vamos? – Pregunté.
-Tú no puedes viajar en esas condiciones Bella, tu vampirito va a nacer en cualquier momento y yo no quiero atender ese parto en la carretera a orillas del camino. Nos quedaremos aquí hasta que nazca y luego emprenderemos viaje rumbo al este.
-Al este… - Repetí.
-Claro, a Salem, dónde esperabas? – Respondió mientras se peinaba en el espejo, arreglándose el flequillo.
-A Salem? A Salem Massachusetts? No se supone que las brujas huyeron de ese lugar cuando comenzaron… Tú sabes, a quemarlas…?
-Los colonos no quemaron a casi ninguna bruja – Sonrió condescendiente - Nosotras siempre tuvimos más recursos prácticos y monetarios que los colonos, a quienes quemaron fue a esquizofrénicas, a esposas infieles, a las infortunadas mujeres que eran deseadas por el marido de las más puritanas, y en general a mujeres que se atrevieron a ser diferentes en una época en la que tener una personalidad equivalía a la posesión demoníaca.
-Y tu abuela vive ahí? – Pregunté.
-Sí, es donde se concentra la mayor parte de nuestra tierra y tradición, y además ella es quien administra el "Museo de la Brujería" de Salem.
-No es peligroso que ella sea bruja y exponga instrumentos relacionados con la brujería? – Pregunté sin poder creer que estuviera tomando todo ese tema en serio.
-Al revés, es un tema de relaciones públicas para que la gente tome consciencia y vea que los monstruos no fueron las mujeres indefensas quemadas en la hoguera, sino los salvajes que las pusieron ahí.
-Es cierto… - Acordé – Pero es terriblemente lejos, tendríamos que cruzar el país en auto con un bebé recién nacido…
-Ah no, de ninguna manera, nos vamos en avión – Dijo Trace.
-No tengo mucho dinero – Admití avergonzada.
-Yo tengo un montón – Se encogió de hombros.
-Y mi identificación falsa dudo que pueda pasar los controles de aeropuerto… - Agregué.
-Muéstramela – Dijo estirando la mano.
Abrí mi billetera y se la entregué.
-Tienes razón, esta licencia no es una buena falsificación… Pasa para el uso diario, pero no para los controles de seguridad más acuciosos…Te voy a conseguir una mejor. Mándame un correo con la foto y yo me encargo del resto… Voy a encargar una para mí también, no quiero seguir siendo Patricia Higgins, eeeew, quiero ser Tracy Ciccone! – Anunció.
-Ciccone? Italiana? – Pregunté.
-Ciccone, como Madonna – Aclaró – La reina de la reinvención! Y seguro que la habrían quemado por bruja si hubiera vivido unos años atrás.
-Y yo? Quién seré yo? – Pregunté.
-Te gusta "Anabella"? Así podrás seguir siendo Bella y no te confundirás tanto…
-Y apellido? – Pregunté.
-Ciccone, por supuesto, o no quieres ser mi hermanita pequeña? – Preguntó batiendo las pestañas.
-Tracy, por qué haces esto? – Pregunté por millonésima vez.
-Esto qué? – Preguntó haciendo muecas mientras se aplicaba un labial rojo sangre.
-Ayudarme, adoptarme… - Dije suavemente.
-Porque sí, porque te he tomado cariño, porque nos necesitamos y porque me muero de curiosidad por conocer a tu bebé, seguro va a ser especial – Respondió – Lista – Dijo lanzándose un beso al espejo – Irresistible?
Asentí.
-Bien, no me esperes despierta! – Exclamó y besó ruidosamente mi mejilla, dejando claramente estampado su labial.
-Ni aunque quisiera… - Respondí. Últimamente necesitaba dormir muchísimo – Nos vemos Patricia…
-Nos vemos Isabella… - Dijo y se fue.
oooOooo
Horas después, cuando Tracy regresó, yo estaba acostada en una poza de sudor y líquido amniótico, tratando con todas mis fuerzas de no gritar para no alertar a los demás pasajeros del hotel.
-Bella! Por qué no me llamaste!? Estás bien? – Corrió a mi lado.
Negué con la cabeza. No estaba bien… Para nada.
-Mierda! Me tendrías que haber llamado, la cita fue una mierda, y estábamos a menos de cinco cuadras de distancia!
Me limité a mirar el teléfono. Estaba a metros de mí, jamás habría logrado llegar hasta él.
-Te vas a tomar esto – Me indicó acercando un frasquito a mi boca – Te va a ayudar con el dolor, te voy a tener que hacer una cesárea – Explicó exponiendo los hechos.
Trace sabía hacer cesáreas? Lo dudé, pero no había nadie más a quién acudir…
Lo que fuera que había en el vial me hizo efecto y comencé a deslizarme a la inconsciencia, pero una plagada de horror y pesadillas, una en la que el dolor se convertía en algo que me desgarraba desde adentro, me hacía jirones y me volvía a armar…
No sé cuánto tiempo pasó, sólo sé que en medio del terror mis brazos recibieron algo… A alguien… Un montoncito de ropa, cálido, suave, que de a poco me fue devolviendo la cordura… Mi bebé… Mi bebé estaba bien…
Después de eso me desmayé. Trace dice que perdí demasiada sangre, y que mi cuerpo no estaba capacitado para un esfuerzo tan grande. Dice que cuando la hemorragia no se cortó pasadas unas horas del parto, fue a buscar ayuda médica, y lo único que consiguió fue un veterinario de animales pequeños, un tipo de baja calaña que claramente debe haber tenido líos con la ley y no le importaba romper las reglas.
El veterinario me visitó dos veces al día por una semana, tiempo durante el cual me debatí entre la vida y la muerte, sin saber qué era real y qué era un invento de mi febril imaginación. Era Jasper sólo un sueño? Por ridículo que suene, ese era mi mayor temor…
oooOooo
-…Y eso es más o menos lo que pasó – Le dije a Jasper abrazando mis piernas y apoyando mi rostro en mis rodillas.
-Y después? – Preguntó él.
-Después fuimos a Salem, y vivimos muy cerca de la abuela de Trace, para acompañarla hasta que murió. Como Dan aún no iba al colegio era más fácil que pasara desapercibido el hecho de que crece a una velocidad totalmente anormal… Después, supongo que Trace pudo haber decidido vender el museo y sus demás propiedades, pero optó por quedarse y contratar un administrador para el museo, porque consideró que debía seguir perteneciendo a su familia, aunque ninguno de los demás lo mereciera.
-Ustedes trabajan? – Preguntó Jasper.
-Bueno, Trace estudió química farmacéutica en la universidad, así es que se instaló con una tienda de productos homeopáticos que ella misma fabrica, y yo… Bueno, yo seguí trabajando como mesera por un tiempo, trabajando de día y estudiando de noche. Hace un poco más de un año obtuve mi título… No es de una universidad importante ni mucho menos, es sólo la escuela nocturna, pero me permitió optar a un mejor trabajo, lo que a su vez me permitió dar una mejor calidad de vida a Dan.
-Qué estudiaste? – Insistió suavemente.
-Administración y finanzas – Admití. No es que fuera algo vergonzoso, es sólo que no era lo que habría imaginado para mí – Trabajo para el Gobierno Estatal, de modo que me puedo cambiar de ciudad periódicamente sin perder antigüedad laboral ni beneficios – Él asintió.
Era un trabajo de adulta.
El silencio nuevamente nos consumió. Yo no tenía más que decir, y él no sabía qué agregar.
Hasta que finalmente dijo las palabras que me temía…
-Isabella, aún tengo un montón de preguntas, pero la más importante es: Me vas a dejar conocer a mi hijo?
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Vale, no se pueden quejar, este capítulo vino cargadísimo de información.
No dejen de compartir conmigo sus teorías, se les quiere!







  

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