viernes, 11 de septiembre de 2015

En Silencio 3

Vale, sé que tengo que terminar “Apocalipsis”, pero tenía muchos pedidos para actualizar este fic, en particular por parte de mi amiga Roxy, que se enamoró de nuestro lobo silencioso.
Disfruten y no olviden contarme qué opinan, ya que este fic participa en un concurso del foro "Sol de Medianoche"
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Este fic participa del Reto Anual "Te proponemos un longfic" del foro "Sol de Medianoche"
Disclaimer: Nada relacionado con la Saga Twilight me pertenece.
N° de Palabras: 3.228
Palabras Usadas: Café
Emoción Usada: Felicidad
Imagen Elegida: Manada Quileute.

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Capítulo 3

If a great wave shall fall
It'd fall upon us all
And between the sand and stone
Could you make it on your own?
If I could, then I would
I'll go wherever you will go
Way up high or down low
I'll go wherever you will go
Wherever You Will Go / The Calling

BELLA POV
Debía pensar rápido, organizarlo todo en mi mente antes de que Embry volviera a despertar.
-Bella, tienes visita – Dijo el suboficial Ernie.
-Vale, gracias – Dije – ¿Quién es?
-Dee – Respondió él y se sonrojó un poco. Hum… Algo para analizar más adelante.
-Hola Bella, ¿presa otra vez? – Me preguntó mi amiga arrastrando un enorme cooler con rueditas  y con un gran termo de café en los brazos.
-¿Qué se le va a hacer? La carrera delictiva me llama y es más divertida – Respondí aun acariciando el cabello de Embry, que roncaba suavemente.

-Te traje lo que Jake me pidió… ¿Cuántos días crees que vas a estar en la cárcel? – Preguntó.
-No sé, depende de qué tan enojado esté Charlie… Puede ir de molesto a termonuclear – Respondí encogiéndome de hombros.
-¿Y cómo crees que esté? – Preguntó Dee apoyada en el muro al otro lado de las rejas. Finalmente se decidió, acercó el cooler y se sentó en la tapa.
-Más cercano al extremo termonuclear creo yo, pero lo bueno es que Sue está de visita en la Tribu Macah, así es que  menos que quiera comer pizza todos los días me va a tener que soltar para que le cocine – Le dije.
-O le tendré que llevar comida a la casa… - Dijo Dee.
-Por ningún motivo, si lo malcrías me voy a terminar quedando aquí para siempre – Le dije.
-Bueno jefa, usted manda… - Sonrió Dee.
-De hecho, llévale un almuerzo gratis a Ernie y otro a Maude, para que desde ya huela lo que se pierde y le de hambre – Le indiqué.
-Eres maléfica – Sonrió Dee.
-Otra cosa – Le dije – Esos de la celda del lado…
-¿Los que me miran como babosos? – Preguntó Dee en un susurro. Ella era muy bonita y los hombres naturalmente se sentían atraídos.
-Esos mismos… - Le dije – Dales un desayuno a cada uno, ¿puede ser?
-Bueeeeno, como digas – Dijo ella poniéndose de pie y abriendo la tapa del cooler, que estaba repleto de comida caliente.
-¿Hugh? ¿Carl? – Los llamé.
-¿Síiiiiii? – Respondieron ambos de inmediato.
-Esta es mi amiga Dee, les va a entregar desayunos y un poco de café – Les dije.
-Ooooooh, ¡Bella, eres la mejor! – Exclamó Hugh.
-Huele increíble… – Dijo Carl.
Ambos le agradecieron profusamente a Dee (mucho más que a mí) y ella se volvió a sentar en el cooler mientras yo le daba algunas instrucciones sobre el negocio. Si bien Ángela trabajaba conmigo, ella estaba a cargo de las finanzas y yo de la parte operacional, así es que los menús y logística dependían de mí.
Al poco rato apareció Ernie.
-Ernie necesito ese cooler en la celda por favor – Le dije – ¿Ya lo revisaste por armas de destrucción masiva?
-Sí, ya lo revisé. ¿Para qué necesitas tanta comida si sabes que tu padre te va a soltar antes de las cinco de la tarde? – Preguntó abriendo la celda y arrastrando el cooler al interior.
-Porque Embry no come nada desde ayer al almuerzo o quizás antes, y su metabolismo es muy acelerado – Expliqué – Va a despertar hambriento.
Dee entró con el termo de café, lo dejó junto al cooler y sacó los dos almuerzos, uno para Ernie y otro para Maude.
-Nos vemos – Dijo Dee – Si necesitas algo…
-Te aviso – Respondí con una sonrisa – Ernie, ¿por qué dices que Charlie me va a soltar a las cinco?
-Porque hoy hay un juego importante y se va a ir a casa temprano – Respondió – Y como es viernes, a menos que te quiera procesar y tener presa todo el fin de semana, te va a llevar con él.
-Hum… Claro, me puede detener sin motivo por cierta cantidad de horas, ¡después de eso o levanta cargos o me deja libre! – Dije sintiéndome una tarada por no haber recordado ese resquicio legal – Vale, gracias.
Cuando ambos se hubieron ido comencé a tratar de despertar a Embry, lo que resultó más difícil de lo esperado. El pobre estaba mucho más agotado de lo que suponía, y se abrazaba a mis piernas como a su tabla de salvación.
Me rompía el corazón verlo tan vulnerable por culpa de esa arpía… El que necesitara que lo metieran preso para tener un rato de tranquilidad…
-Embry, despierta – Lo llamé acariciando su mejilla. Sus pestañas temblaron pero no despertó.
Traté de sacudir su hombro y no pude dejar de notar lo suave de su piel, el calor que emanaba y la dureza de sus músculos. No debió llamarme la atención considerando que vivía rodeada de lobos que tenían las mismas características, pero tal vez porque nunca tocaba a Embry nuestro roce se sintió… No sé, especial.
-Em – Susurré en su oído – Em, despierta…
-Mmmmmh… - Se quejó frunciendo el ceño.
-¡Embry despierta! – Exclamé tan cerca de su oreja que tuve el raro impulso de morderle el lóbulo. Seguro lo asustaría y capaz que hasta se transformara en la celda… Mejor que no…
-¿Bella…? – Murmuró en voz baja y rasposa.
-La misma que viste y calza – Respondí con una sonrisa – Despierta dormilón, te tengo una sorpresa.
-¿Bella? – Preguntó confundido y sin enfocar bien la mirada – ¿De verdad estás aquí?
-Sí Em, estoy contigo y voy a seguir estando contigo, así es que mejor te acostumbras – Le dije aclarando mis intenciones de antemano.
-¿Entonces lo de mi mamá…? – Preguntó cubriéndose los ojos con la mano.
-Ocurrió, lo siento – Le dije.
-Pensé que había sido un sueño – Murmuró – Tú… ¡Tú me dijiste que era un sueño!
-Sí, lo siento por eso, yo sólo quería que descansaras un poco – Le dije sin sentirlo realmente – ¡Pero mira! ¡Te tengo algo! – Dije apuntando al cooler – ¡Pedí comida!
-¿Para mí? – Preguntó un poco ahogado, sentándose.
-Sep – Respondí acercándome al cooler – Mira, hay desayunos y almuerzos, ¿qué prefieres primero? Hoy los desayunos consisten en huevos revueltos con tocino, ensalada de frutas y pan… Y tenemos suficiente café como para llenar una bañera.
-¡Oye compañera Bella! – Me llamó Hugh.
-¿Mmmmh? – Pregunté sentada en el suelo junto al cooler. Verdaderamente había loza radiante en las celdas, esta era una cárcel de lujo.
-¿Nos darías un poco más de café? – Preguntó Carl asomando su vaso desechable.
-Seguro, ¿azúcar? ¿Crema? – Pregunté acercándome.
-Crema para mí, nada para Carl, que se está cuidando – Respondió Hugh. Yo tomé sus vasos y los rellené mientras Embry me estudiaba sin decir palabra. Cualquier otro haciendo lo mismo me habría puesto nerviosa, pero él siempre era igual, vivía su vida en silencio.
-Embry, ¿quieres café? – Pregunté acercándome al termo para servirme un vaso para mí agregando crema y azúcar. Yo claramente no me estaba cuidando.
Él asintió y se acercó lentamente hasta sentarse al otro lado del cooler.
No le pregunté cómo lo quería porque ya lo sabía, así es que le entregué su vaso de café con una cucharada de azúcar y un palito para revolver.
-Gracias – Susurró y enfocó su mirada en el líquido.
 -No pasa nada – Le dije determinada a llenar sus silencios y convertir esto en una experiencia divertida – Yo quiero huevos con tocino, y en una hora o dos podemos almorzar y después desayunar otra vez, total ¿quién nos detiene?
Me miró y me regaló una pequeña sonrisa, y me di por pagada.
-De almuerzo hay chuletas de cerdo con puré o pollo asado con arroz – Ofrecí – ¿Con cual vas a empezar? – Pregunté sabiendo que una porción estándar no sería suficiente.
-Pollo, por favor – Respondió. Yo busqué un contenedor que estuviera marcado como “Pechuga” y se lo entregué junto con un tenedor y cuchillo de plástico y una servilleta.
Comimos en silencio, él mucho más rápido que yo, así es que en cuanto terminó le entregué una porción de chuletas. Cuando terminé mis huevos él estaba terminando su segundo plato, así es que pregunté
-¿Más pollo, más chuletas, o quieres probar el desayuno?
-Desayuno – Dijo sonando avergonzado.
-Okas – Dije extendiéndole uno y comenzando con mi fruta. Terminamos los dos al mismo tiempo.
-Gracias – Murmuró sin mirarme.
-Embry… - Le dije. Él no levantó la vista – Embry ¡mírame! – Él obedeció, mirándome a través de sus largas pestañas – Estoy aquí porque quiero, ¿vale? Porque me importas.
-No deberías… - Dijo.
-Yo decido lo que debo o no hacer, ya soy una adulta, y si quiero ir a la cárcel contigo, a la cárcel me voy a ir, no te pienso abandonar, ¿me entiendes? – Le dije estirando mi mano para aferrarme a su brazo.
-Bella no… No quiero que te hundas conmigo… Soy prácticamente un indigente… - Dijo atormentado.
-¿Ese es todo el problema? – Pregunté sonriendo aliviada – ¿Casa y trabajo?
-¿Te parece poco? – Resopló enojado.
-Bueno, mientras dormías se me ocurrieron un par de ideas… Siempre que tú quieras… - Le dije. Él escuchaba atento – Tú sabes que yo actualmente vivo en la cabaña que construí al otro lado del jardín de Charlie…
-Claro que lo sé, yo ayudé a construirla – Dijo rodando los ojos.
-Claro, es cierto, bueno, decidí que extraño a Charlie y que es poco práctico vivir separados porque de todos modos todas las comidas las hago en su casa, así es que la cabaña va a quedar desocupada, a no ser que encuentre a alguien de confianza que quisiera vivir ahí… - Le dije – El acceso es totalmente independiente y está junto al bosque, por si tuvieras que transformarte de emergencia…
-Bella no puedo aceptar algo así – Dijo más angustiado que aliviado. ¡Maldición! Siempre me pasaba lo mismo, ¡nunca daba en el clavo con Embry!
-Sí puedes, yo no te estoy regalando nada. Pagarías una pequeña renta y tu consumo de luz y agua – Le dije para que no sintiera que me debería nada, aunque no tenía verdaderas intenciones de cobrarle más que un monto simbólico.
 -No puedo aceptar porque no te puedo pagar, después de hoy seguro me despidieron otra vez por no llegar al trabajo, y si digo que estaba preso no va a ayudar mucho a mi caso – Argumentó.
-Esa es la segunda parte de mi plan – Dije jugando a hacer origami con una servilleta – Resulta que necesito a un chofer de tiempo completo…
-No, no lo necesitas – Rebatió de inmediato – Todos los chicos de la manada trabajan para cubrir los turnos, no les voy a quitar un ingreso extra, ¡son mis hermanos!
-Embry escúchame… Al principio ese sistema puede haber funcionado, cuando el negocio estaba comenzando, pero ahora los horarios se han apretado y necesito a alguien que encaje bien en la rutina y maneje todas las rutas, ¡y eso no es posible si cada día tengo un chofer distinto! Además cualquier instrucción que le deje a uno se pierde con quien que maneje al día siguiente… Esto es algo que te quería pedir desde hace tiempo… - Le expliqué.
-¿Y por qué no lo hiciste? – Preguntó escéptico.
-Porque estos últimos meses tú has huido de mí como si tuviera la plaga – Susurré – No sé qué es lo que te pasa conmigo, pero esto no es un asunto personal, es una propuesta de negocios en toda regla.
-¿Y qué hay de los demás? – Preguntó ablandándose un poco.
-Los demás tienen otras cosas u obligaciones de las que preocuparse, no tienen disponibilidad completa, pero ahora que tú vas a vivir en mi cabaña puedes disponer del tiempo que no pases con La Manada como mejor te parezca… Estoy segura de que Jake no va a poner problemas… - Le aseguré.
-Al Concejo no le va a gustar que un lobo viva fuera de La Reserva – Afirmó. Lo estaba considerando. ¡Sí!
-Me importa un rábano lo que diga El Concejo, tropa de viejos roñosos (bueno, todos menos Billy) – Le dije – Ellos no te han tendido una mano nunca, no veo por qué les deberías guardar obediencia… A Jacob sí, pero a los vejestorios no.
-No deberías hablar así de ellos – Dijo sonriendo un poco.
-Y tú no deberías preocuparte tanto. Mira, te voy a pagar el sueldo estándar más horas extras al doble, porque algunos días hay que ir a recoger ingredientes frescos como pescado en Port Ángeles, y toca levantarse muy temprano… No es demasiado para empezar, pero el puesto incluye todas las comidas, y el alquiler y utilidades de la cabaña son baratos, después de todo es una cabañita en Forks, no un piso en New York… Yo creo que podrías llegar a ahorrar, o tal vez comprar materiales para pintar esos cuadros en técnicas mixtas de los que hablaste… - Dije entusiasmada.
-¿Cómo sabes de los cuadros de técnicas mixtas? – Preguntó entrecerrando los ojos.
-Alguna vez lo mencionaste y se me quedó grabado – Dije encogiéndome de hombros - Siempre he admirado tu talento, lo que puedes hacer con un simple trozo de carboncillo… ¡Si tuvieras los materiales adecuados sería increíble! Y ahora tendrías el espacio físico y el dinero para intentarlo…  ¡Vamos Embry, regálate una oportunidad… - Le rogué.
-Bella… ¿Por qué haces todo esto? – Me preguntó muy serio, mirándome de lleno a los ojos, como rara vez hacía.
-Porque me importas – Dije lo obvio – Porque te quiero…
-Como al resto de La Manada… – Dijo irritado – ¡Pero al resto los jodes menos!
-¡Para un poco Embry! – Dije comenzando a enojarme – Esta es la segunda vez que dices lo mismo y quiero que sepas que no es verdad. Tú has sido importante para mí desde mucho antes de que La Manada existiera. Hemos sido amigos por mucho tiempo, y si no nos hemos acercado más es porque tú no has querido. A La Manada en su conjunto la quiero muchísimo, pero Jake y tú son distintos, porque tenemos una historia común mucho más extensa…
-Jake… – Dijo y se cubrió los ojos con los talones de las manos.
-…Es como mi hermano, y nunca debió ser otra cosa. Lo sé yo, lo sabes tú y lo sabe él, aunque no le guste admitirlo – Dije – Como sea, deja de meterte en el mismo saco que el resto de La Manada porque no es ahí donde te categorizo, ¿Ok?
-¿Me hablas en serio? – Preguntó finalmente.
-¿Tengo cara de estar bromeando? – Respondí.
-No, tienes cara de estar cansada – Respondió mucho más suavemente.
-Uy, ¡pero que galante manera de decirme que me veo horrible! – Respondí batiendo mis pestañas.
-No te ves horrible – Dijo – Te ves como alguien que ha dormido muy poco por andar arriesgando su trasero por alguien que no se lo merece.
-No digas eso… - Le dije triste – Sí te lo mereces… Claro que te lo mereces.
Nos quedamos callados un rato.
-Bella… - Susurró.
-¿Mmmmh? – Pregunté sin mirarlo, ocupada terminando mi tercera grulla de papel.
-Gracias… – Dijo con voz ronca. Levanté la vista y ahí estaba de nuevo, esa vulnerabilidad que me desarmaba.
-¿Eso significa que aceptas? – Pregunté tratando de reprimir mi sonrisa.
-No, eso significa que me rindo – Me corrigió – Nadie te puede decir que no, mucho menos yo.
-¡Perfecto! – Exclamé y comencé a hacer más planes.
oooOooo
-¿Hugh? – Llamé.
-Dime compañera Bella – Respondió somnoliento. Quizás interrumpí su siesta.
-¿Chuletas de cerdo o pollo? – Pregunté.
-¿Nos vas a dar almuerzo? – Preguntó despertando del todo.
-Por supuesto, a menos que quieras la comida de la cárcel, lo que sea que les den… ¿Somos compañeros o qué? – Pregunté.
-¡Claro que somos compañeros! – Dijo Carl – ¡Yo quiero pollo!
-¿Te gustan los trutros? – Pregunté pensando en que las pechugas eran de Embry.
-¡Me encantan! – Exclamó.
-¿Y tú Hugh? ¿Qué te apetece? ¿O quieres desayunar de nuevo? – Ofrecí.
-¡Cerdo! ¡Cerdo! – Respondió Hugh emanando felicidad como si le hubiera ofrecido tres deseos – ¡Gracias compañera Bella, eres la mejor!
-Okas – Dije traspasándoles la comida estirando mis brazos para que ellos la recibieran en la celda conjunta – ¿Saben? Me habría imaginado que dos chicos tan en contacto con la madre tierra como ustedes serían vegetarianos, o veganos, o biodinámicos o algo así…
-Ah sí, lo hemos sido… – Dijo Hugh con la boca llena.
-¿Han sido qué? – Pregunté.
-Todo – Dijo Carl – Pero al final lo único que nos resulta es ser orgánicos, porque nos gusta demasiado el tocino, sobre todo durante “el bajón” así es que ahora compramos productos animales “free range” para acallar nuestra conciencia… A nuestros amigos activistas no les gusta, pero entienden que “el bajón es el bajón”.
-Bueno, algo es algo – Les dije – Porque lamentablemente no tengo un menú naturista que ofrecerles, lo intentamos por un tiempo, pero a los trabajadores forestales les gusta su proteína, y no les da igual si es de soja.
-Bella, ¿qué vas a hacer con todas estas grullas? – Preguntó Embry estudiando la colección de todos tamaños que había creado en las horas que llevábamos encerrados.
-Decorar mi lado de la celda, como buen presidiario – Respondí y me arranqué un pelo de la nuca. Era muy largo porque mi cabello me llegaba casi hasta la cintura.
Con cuidado lo usé para amarrar un extremo a una de las grullas, y el otro extremo lo dejé libre. Esta operación la repetí con cada gruya.
-¿Y ahora? – Preguntó Embry mirándome abiertamente, no de reojo como solía hacerlo.
-Ahora necesito los trozos de cinta adhesiva que sellaban los contenedores de comida – Le indiqué. Él los fue rescatando de la bolsa que habíamos dejado como “basura” y me pasó trocitos con los que fui pegando las grullas colgando de mis cabellos, de modo que se balancearan con la menor ráfaga de viento.
-Te quedan cuatro – Me señaló las que había dejado para el final.
-Sip, ¿sabes lo que volvería loco a Charlie? – Le pregunté con una sonrisa malévola.
-Viniendo de ti, casi todo – Me respondió con una semi- sonrisa.
-Agáchate, me voy a subir a tus hombros – Le dije.
-¿Qué? – Exclamó dando un paso hacia atrás.
-Necesito montarme sobre tus hombros para alcanzar el techo. ¡Vamos a poner grullas volando! – Le dije entusiasmada, sabiendo lo que les costaría quitar mis grullas. Me imaginé a Charlie parado en una silla y a Ernie afirmándola, o tal vez tratando de botarlas con una escoba… Como fuera sería chistoso.
-Isabella Swan, estás chiflada – Se rio y se puso de rodillas junto al catre. Yo me subí al camastro y de ahí me pasé a los hombros de Embry. Esta operación la había repetido mil veces con otros lobos mientras jugábamos en la playa, pero nunca con él, por lo que el proceso fue un poco torpe e incómodo, lo que se acrecentaba por el hecho de que él no llevara camiseta y yo no llevara ropa interior, lo que de seguro ya habría notado con mi entrepierna tan cerca de su rostro. ¡Realmente a veces no pienso antes de actuar!
-Listo – Dije con voz desafinada en cuanto estuve bien sentada – Pásame una grulla.
Pegamos las grullas al techo en nada de tiempo y para bajarme quise deslizarme por su espalda de una vez, pero se me enganchó un pie con su antebrazo y cuando estaba a punto de caer al suelo toda chueca y desparramada él giró su cuerpo y flexionó sus rodillas atrapándome y pegándome a su cuerpo.
No sé si fue un momento o meras fracciones de segundo, el caso es que el tiempo pareció suspenderse entre nosotros y una tensión que nunca había existido entre él y yo se plantó ahí para quedarse.
Embry era mi amigo…
Pero también era un hombre…
Un hombre guapísimo…
Y dulce…
Y misterioso…
Siempre atormentado…
El mejor amigo de mi ex que insiste en volver conmigo…
Y me lo estaba llevando a vivir a mi casa…
Sí Bella, lo lograste otra vez, preparaste la perfecta receta para el desastre.
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Antes de que me lo pregunten, no, no imprimaron, simplemente Bella tuvo un momento de claridad y vio lo que siempre ha tenido frente a sus ojos.
Cuéntenme cómo vamos y qué quieren de este fic!























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